Sin testigos, ni cámaras de seguridad. A ciegas. Como buscar una aguja en un pajar. Así iniciaron los miembros de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil la compleja tarea de identificar y detener a Allal El Mourabit Ahammar, el supuesto autor de los homicidios de los tres hombres en Tudela, Ribaforada y Lleida. Fueron muchos kilómetros, caminos y fincas pateados, preguntas a innumerables vecinos, análisis de listados infinitos de albergues, hospitales, centros de salud, centros psiquiátricos... hasta ponerle cara y nombre, y apresarlo.
Cuando los miembros del Instituto Armado iniciaron la investigación de la muerte de José Luis Aguado Martínez, de 80 años, ocurrida el 21 de diciembre de 2023, no había elementos para relacionarla con la registrada un mes antes en un olivar de Tudela, donde Pedro Oyón Villahermosa, de 68 años, fue encontrado con varias cuchilladas y golpes, un crimen que estaba investigando la Policía Nacional. Había similitudes, como el entorno agrícola en el que sucedieron ambos hechos, así como su proximidad espacial y temporal, pero nada concluyente.
EL OPEL ROJO
Fue la sustracción del coche Opel Astra rojo de la escena del crimen de Ribaforada y su aparición en Lleida, días antes del tercer asesinato, el de un vecino de Vilanova de la Barca, de 84 años, Ramón Rosell Cierco, lo que puso a todos los Cuerpos policiales implicados sobre la sospecha de que una misma persona podía haber cometido los tres homicidios.
Entre los pocos hilos de los que podían tirar en ese momento, agentes del Laboratorio de Criminalística sometieron a una exhaustiva inspección el coche que el asesino usó para desplazarse desde Ribaforada a Lleida en busca de huellas dactilares, ADN, etc. Empezaba un trabajo minucioso en los diferentes escenarios de interés para obtener un perfil genético presente en todos ellos y, por tanto, relacionar los tres homicidios con un mismo varón en ese momento desconocido.
TRES TESTIGOS CLAVES
Las únicas referencias sobre su aspecto la ofrecían tres personas que presenciaron algún incidente de un varón de tez morena en la zona sur de Navarra. En uno de los casos, un agricultor mantuvo un encuentro con un varón que mostró una actitud agresiva y violenta, hasta el punto de lanzarle piedras.
Además de realizar una petición masiva de colaboración ciudadana a Ayuntamientos navarros, la Guardia Civil consiguió localizar a una persona que vio al autor de los crímenes con un machete. Gracias a su testimonio, se localizó el lugar en el que había estado pernoctando, donde se realizó una meticulosa inspección técnico policial en busca de cualquier vestigio o resto biológico que ayudase a su identificación. Asimismo, gracias a este testimonio se lograba realizar un retrato robot del sospechoso.
A raíz de la petición de colaboración ciudadana, los investigadores de la Guardia Civil también localizaron a una tercera persona, una mujer, que había tomado una fotografía de un varón implicado en un nuevo incidente sucedido en la Ribera de Navarra. Era una imagen clave para la identificación de El Mourabit.
HECHOS VIOLENTOS
Con las informaciones ofrecidas por los testigos, los agentes de la UCO de la Guardia Civil dedicaban decenas de horas a analizar todos los hechos violentos que pudiesen encajar con la descripción del autor ocurridos en los meses anteriores al primer homicidio. Finalmente, gracias al cotejo de la imagen con las bases de datos policiales y al testimonio de uno de los testigos, lograban identificar al autor y ponerle nombre: Allal El Mourabit Ahammar, marroquí nacionalizado español y condenado por la Audiencia Nacional en 2018 a tres años de cárcel por yihadismo, tras su detención en Irun por parte del propio Instituto Armado, que volvería a arrestarlo en 2019 en Pamplona por persistir en su radicalización.