El Mundial de Catar tendrá ocho estadios en 75 kilómetros

Ocho estadios en cinco ciudades para 64 partidos. Ocho modernos y espectaculares campos separados por un radio de menos de 75 kilómetros. Todas a tiro de metro. Esa es una de las formas que ha encontrado Catar para exponer su innegable poderío económico. Una manera que tanto selecciones como aficionados agradecen. Porque la cercanía de todas las instalaciones y la posibilidad de acudir a todas ellas en suburbano permiten a los espectadores poder disfrutar de los tres encuentros que celebrará el Mundial en cada jornada. Además, los equipos no tendrán que coger aviones ni sufrir largos viajes. De hecho, no tendrán ni que cambiar de cama.

Siete estadios, Al Bayt, Lusail, Education City, Áhmad bin Ali, Al Thumama, 974 y Al Janoub, han sido creados para la ocasión; mientras que uno, el Khalifa Internacional, protagonizó un lavado de cara. En total, 6.000 millones de dólares. Todos superan las 40.000 localidades y cuentan con un sistema de climatización que refrigerará el interior hasta conseguir una temperatura aproximada de 26 grados, muy lejos de los 40 que puede se pueden alcanzar en Catar. Sin embargo, de todos ellos, cabe destacar el estadio de Lusail. La joya de la corona. Con una capacidad para 80.000 espectadores, la mayor de todos, albergará la final programada para el próximo 18 de diciembre. Además, su diseño tiene la firma del arquitecto Norman Foster, autor de las estaciones del metro de Bilbao y uno de los responsables de la ampliación que se llevará a cabo en el museo Bellas Artes.

Asimismo, el estadio más llamativo del Mundial que comienza esta tarde es el 974. Elaborado íntegramente con 974 contenedores -de ahí su nombre-, está situado en la antigua zona industrial de Doha y su construcción fue muy simple: ensamblar unos contenedores con otros como piezas de Lego. Tal y como explicó su creador, Mark Fenwick, el estadio cuenta con códigos visuales: los contenedores amarillos serán los baños; los azules, las zonas de venta al público; el color plateado fue elegido para las entradas VIP…

Pero a pesar de todo este alarde de petróleo y dólar, el Mundial de Catar no puede esconder sus vergüenzas. Se estima que más de 6.000 trabajadores fallecieron en la construcción de estos estadios, levantados a costa de unas condiciones laborales deplorables acordes a la ausencia de libertades que condicionarán la vestimenta de las mujeres, las muestras de afecto en público e incluso la posibilidad de beber alcohol en las inmediaciones de los campos.