EL asombro, la pasión y el entusiasmo aún reverberan el día después de uno de los hitos recientes del ciclismo: el Mundial de Glasgow en el que se coronó para siempre Mathieu van der Poel después de una actuación colosal en una carrera deliciosa que se adentrará en los arcanos por el poso que dejó. “En mi opinión, este triunfo completa mi carrera, es la mayor victoria en carretera”, expuso el neerlandés, que se entronizó en una cita tremendamente exigente. Fue un tratado de supervivencia. Al límite. De hecho, Bettiol, uno de los grandes protagonistas de la carrera, acabó en el suelo, derruido por la fatiga. Pogacar, tercero tras superar a Pedersen en el esprint por el bronce, también estuvo a punto de colapsar después de una carrera que arrodilló a los ciclistas. Una penitencia. Sólo 51 dorsales concluyeron la carrera, una de las cifras más reducidas de los últimos años. En ese escenario, el espectáculo ofrecido por Van der Poel, Van Aert, Pogacar y Pedersen resultó magnífico. Los cuatro completaron una carrera para la memoria. Pogacar, que cerró el podio, recordó que Pedersen mereció una medalla. La plata se la quedó Van Aert. De oro se hizo Van der Poel.
La exhibición del neerlandés en la cita mundialista escocesa fue sublime, pero lo que enmarca su laurel y lo sitúa en otra dimensión, por encima del extraordinario nivel que ofreció con su letal ataque a 22 kilómetros de la gloria, fue la altura de sus rivales. Van der Poel tuvo que tumbar a tres gigantes en una carrera atípica al situarse en medio del curso. Tres excelsos competidores que, como él, llegaban con la idea de conquistar el mundo tras la disputa del Tour. Al igual que el vencedor, Van Aert, Pogacar y Pedersen pertenecen a la alta sociedad del ciclismo. Conviene resaltar el plantel que se jugó el arcoíris en el epidérmico callejero de Glasgow, que convirtió la lucha en un festín para los sentidos. Desde que el pelotón accedió a un circuito repleto de curvas –un trazado que invitaba a los acelerones y que enfatizaba los látigos– los cuatro mejores de la carrera, viscerales y valientes, siempre con mentalidad ofensiva, ofrecieron una sinfonía de ataques a cada cuál más virulento. El Mundial fue una traca final. Luz cegadora y estruendo. En ese ecosistema sobresalió el salvaje Van der Poel, campeón del mundo de ciclocross en cinco ocasiones. Para alcanzar su mejor victoria, –aunque en su palmarés lucen la París-Roubaix y la Milán-San Remo este mismo curso además del Tour de Flandes en dos ocasiones anteriores– el neerlandés se impuso a algunos de los mejores especialistas en clásicas y a Pogacar, el astro que traspasa las fronteras y derriba los registros.
Pléyade de estrellas
El esloveno es el mejor ciclista de la actualidad. Dos veces campeón del Tour (2020 y 2021), en su enorme currículo asoman el Tour de Flandes, la Lieja-Bastoña-Lieja y Il Lombardia en dos ocasiones. Pogacar es un rival temible. Capaz de todo. Wout Van Aert, el enemigo íntimo de Van der Poel desde el barro del ciclocross que les une desde cadetes, es otra de las grandes estrellas del firmamento. El belga, tres veces campeón del mundo de ciclocross, cuenta en sus vitrinas con una Milán-San Remo, la Amstel o la Strade, además de sumar nueve victorias de etapa en el Tour. Van der Poel le derrotó en la París-Roubaix. Sucedió lo mismo en la Milán-San Remo. Con todo, Van Aert es uno de los ciclistas con más huella y brillo. Pedersen, excampeón del mundo en 2019, es otro competidor enorme. Vencedor de la Gante-Wevelgem, de dos etapas en el Tour, una en el Giro y tres en la Vuelta, el danés demostró su fortaleza en una cita que quedará impresa para siempre por su calidad. En todas las carreras de un día que ha disputado este curso, el danés ha estado entre los seis primeros.
El podio de Glasgow, con Van der Poel, Van Aert y Pogacar remite en la memoria a la postal de 1995 en Duitama (Colombia), con Abraham Olano, Miguel Indurain y Marco Pantani. Otro de los grandes retratos de la historia del ciclismo. Ambas orlas, cada una con sus propias características, poseen el magnetismo de las obras maestras que perduran en el tiempo, que no pierden la memoria. Además, el encuentro con el arcoíris de Van der Poel y Olano estuvo barnizado por la épica. Si el neerlandés tuvo que reponerse a una caída en la que se dañó el costado derecho y rompió la zapatilla cuando acudía a su cita con la historia, el guipuzcoano tuvo que recorrer la senda hacia el oro con la rueda trasera pinchada durante un kilómetro. En el esprint por la plata, Indurain superó a Pantani. De Duitama a Glasgow. El Mundial de los hombres extraordinarios.
Las vitrinas
Van der Poel (oro): 45 victorias
Mundial de ruta 2023
Milán-San Remo 2023
París-Roubaix 2023
Tour de Flandes (2020 y 2022)
Amstel Gold Race 2019
1 etapa del Tour2019
Van Aert (plata): 41 victorias
Milán-San Remo 2020
Amstel Gold Race 2021
E-3 Saxo Classic (2022 y 2023)
Strade Bianche 2021
Gante-Wevelgem 2021
9 etapas del Tour(2019, 20, 21 y 22)
5 etapas del Dauphiné (2019, 20 y 22)
Pogacar (bronce): 62 victorias
Tour de Francia (2020 y 2021)
Tour de Flandes 2023
Il Lombardia (2021 y 2022)
Lieja-Bastoña-Lieja 2021
Amstel Gold Race 2023
11 etapas del Tour (2020, 21, 22 y 23)
M. Pedersen (cuarto): 31 victorias
Mundial de ruta 2019
Gante-Wevelgem 2020
2 etapas del Tour (2022 y 2023)
1 etapa del Giro 2023
3 etapas de la Vuelta 2022
Kuurne-Bruselas-Kuurne 2021
2 etapas de la París-Niza (2022 y 2023)