Los precios de la energía se relajarán a partir de la segunda mitad de esta década, es decir, a partir de 2026 por el exceso de combustibles y el auge de la energía limpia, eso sí, si las tensiones geopolíticas lo permiten. Es la conclusión que recoge la Agencia Internacional de la Energía en su informe anual Perspectiva Energética Mundial 2024. En él, la agencia adscrita a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sostiene que después de “la Era del Carbón y la Era del Petróleo”, el mundo ahora “se mueve rápidamente hacia la Era de la Electricidad” que estará protagonizada por fuentes limpias.
“En la segunda mitad de esta década, la perspectiva de un suministro más amplio, o incluso excedente, de petróleo y de gas natural, dependiendo de cómo evolucionen las tensiones geopolíticas, nos llevaría a una situación muy diferente del mundo energético al que hemos experimentado en los últimos años durante la crisis energética global”, señaló ayer el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, durante la presentación del análisis. “Esto implica una presión a la baja sobre los precios, proporcionando cierto alivio para consumidores que se han visto muy afectados por los aumentos de precios”, añadió.
Para el director de agencia, este nuevo contexto del mercado energético puede brindar a las autoridades espacio para concentrarse en aumentar las inversiones para la transición limpia y eliminar subsidios ineficientes a los combustibles fósiles. La AIE proyecta que, sobre la base de las políticas actuales, las fuentes de bajas emisiones generarán más de la mitad de la electricidad mundial antes de 2030, mientras que la demanda de carbón, petróleo y gas alcanzará su punto máximo a finales de la década. Pero todo eso puede ponerse en peligro con las tensiones geopolíticas, protagonizadas en los últimos años por la guerra de Ucrania y el conflicto actual en Gaza. “Los conflictos regionales y las tensiones geopolíticas están poniendo de relieve importantes fragilidades en la economía global actual del sistema energético, dejando clara la necesidad de políticas más sólidas y mayores inversiones para acelerar y ampliar la transición hacia tecnologías más limpias y seguras”, apunta el informe.
Además, el director de la AIE señaló a China también como gran protagonista. “Ya sea inversión, demanda de combustibles fósiles, consumo de electricidad, despliegue de energías renovables, el mercado de vehículos eléctricos o la fabricación de tecnologías limpias, estamos en un mundo donde casi todas las historias sobre energía son esencialmente una historia de China. Sólo un ejemplo: la expansión solar de China avanza a tal ritmo que, a principios de la década de 2030, la energía solar de China por sí sola podría exceder la demanda total actual de electricidad de los Estados Unidos”, apuntó Birol.
Por otra parte, la AIE vuelve a reiterar que para que la energía limpia siga creciendo a buen ritmo, se necesita “una inversión mucho mayor en nuevos sistemas energéticos, especialmente en las redes eléctricas y el almacenamiento de energía”. Actualmente, por cada euro gastado en energía renovable, se gastan 50 céntimos en redes y almacenamiento cuando debería ser un euro de inversión en redes por cada euro gastado en energía renovable.
En corto
2,4°C
Temperatura global. A pesar del impulso a la transición hacia la energía limpia, la AIE apunta que el mundo todavía está muy lejos de una trayectoria alineada con sus objetivos de cero emisiones netas y estima que, sobre la base de las políticas actuales, las emisiones globales de CO₂ alcanzarán su máximo de manera inminente, pero la ausencia de una disminución pronunciada después significa que el mundo está en camino de un aumento promedio de 2,4°C en la temperatura global para final de siglo, muy por encima del objetivo del 1,5°C.