Más de 10.000 habitantes (10.067 a 1 de enero de 2013) en poco más de un kilómetro cuadrado (1,1), Villava-Atarrabia es el municipio más pequeño de Navarra y el segundo por densidad de población, solamente detrás de Barañáin.
Villa fundada en el año 1184 por Sancho VI el Sabio, ha contado siempre con una gran actividad por su ubicación próxima a Pamplona, que en las últimas décadas del siglo XX hizo que su demografía estallara y se convirtiera en una localidad dormitorio, plagada de edificios de diez o más plantas, sin perder la fuerte idiosincrasia que le dan sus siglos de historia.
Localidad natal de Miguel Induráin, su hijo más ilustre, tiene en el pacharán y el relleno sus máximos exponentes gastronómicos. Emblemas de un municipio en el que su batán, el antiguo molino utilizado para elaborar primero harinas, luego tejidos y por último pasta de papel, casi se sale del municipio. Y es que el final de la calle Mayor de Villava, donde se sitúan también el puente y la Trinidad de Arre, pertenece ya al municipio colindante de Arre. Sus piscinas rebosan los límites de Huarte y el campo de fútbol, los de Burlada. Tan pequeño es su tamaño que no tiene parangón con el de ningún otro ayuntamiento de Gipuzkoa, Araba o Bizkaia.
En la actualidad su densidad de población es de 9.152 habitantes, por encima de la capital navarra (8.846) y muy superior a la de grandes ciudades como Madrid (unos 5.500 habitantes por km²), dado que su extensión es mucho menor.
1.591 veces menor que Cáceres
Los municipios más grandes a nivel estatal se encuentran en el sur de la Península. Zaragoza, en el noveno puesto, es la única localidad septentrional que se cuela entre los 20 municipios con más extensión. Y destacan especialmente los municipios extremeños, con sus dos capitales, Cáceres y Badajoz, en el primer y el tercer puesto. Si comparamos la extensión de Cáceres capital (1.750,33 km²) con la de Villava, dentro del municipio cacereño cabrían 1.591 localidades como la navarra. En Navarra, el municipio más extenso es Baztan con 373,55 km².