El puente de Astiñene, cuya obra fue adjudicada a finales de 2018, tardará más de tres años en convertirse en realidad, por lo que la vieja pasarela que tuvo que ser reforzaba seguirá haciendo su función hasta abril de 2022
El Ayuntamiento de Donostia aprobó este martes rescindir el contrato para la dirección de obra del puente de Astiñene, que lleva un considerable retraso, y volver a sacarlo a concurso para lo que queda de actuación. Las sucesivas incidencias y problemas, con cambios en el proyecto y esperas por la ejecución, han motivado largas demoras que, a su vez, conllevan un incremento de costes por encima de lo legalmente establecido.
Así lo señaló el alcalde, Eneko Goia, tras la Junta de Gobierno que acordó resolver el contrato y volver a sacarlo a concurso. La nueva fecha de finalización de los trabajos es abril de 2022, dos años después de la primera fecha prevista y más de tres años después del arranque de los trabajos.
El contrato de asistencia técnica había sido adjudicado a LKS Ingeniería y Ingeniería Zero, según recordó Goia, que indicó que el nuevo contrato que sale a concurso, para el resto de la obra, tiene un presupuesto de licitación de 75.000 euros.
Los trabajos para construir el nuevo puente entre Egia y Loiola fueron adjudicados a finales de 2018 a la empresa Murias, por tres millones de euros y un plazo previsto de 15 meses, pero la obra no ha estado tocada por la buena suerte. En 2019 se retrasó el fin de la obra hasta febrero de 2021 porque se modificó el tamaño de los dos pilares previstos a cada lado del puente, que tienen que ser especialmente fuertes porque la pasarela carece de apoyos en el lecho del río.
En lugar de que los pilares sobre los que se apoya el puente tuvieran dos metros de diámetro, como estaba previsto en el proyecto, se redujo a 1,5 metros esta medida a causa de las dificultades para encontrar la maquinaria adecuada para instalar los micropilotes inicialmente contemplados, según explicó entonces el Consistorio.
Con las nuevas medidas de los pilares hubo que recalcular las del tablero y de las cimentaciones, lo que añadió retrasos, y también hubo que esperar a que se construyera el tablero en un taller de Burgos, con más demora. Para más complicaciones, la constructora Murias ha sido absorbida por la empresa Urbas.
Finalmente, se volvieron a aprobar cambios técnicos y ampliaciones de plazo, hasta septiembre de 2021, una fecha que ha quedado obsoleta de nuevo ya que la nueva se sitúa en abril de 2022.
Así pues, el viejo puente de Astiñene, que se tuvo que cerrar de modo urgente por una grieta peligrosa, así como reforzarse para que se pudiera seguir usando de modo provisional, tendrá que seguir en pie para permitir la conexión viaria entre los barrios de Loiola y Egia. En caso contrario, los autobuses y resto de vehículos deberían dar un rodeo considerable como cuando tuvo que clausurarse de modo urgente cuando se detectó la grieta en 2018.
El futuro puente de Astiñene sigue el criterio de Ura (que confinancia la obra) de eliminar los obstáculos en el cauce del río para reducir el riesgo de inundaciones en la vega del Urumea. Su trazado será algo curvo y su anchura, el doble de las del puente actual. Tendrá bidegorris, dos aceras y un carril para cada sentido de la circulación.