Sentado en el banquillo de Mutilnova, con el campo vacío fruto del fin de temporada, y sin desviar su mirada del césped en el que tantos partidos ha disputado, Javier Briñol, a quien el brillo en sus ojos le delata, ha llegado al final del camino con una sensación agridulce: cuelga las botas feliz por dejar a la Mutilvera en Segunda RFEF, pero algo apenado por no haber podido ayudar desde dentro en las últimas tres jornadas por lesión.
Siendo sincero, un aliviado Briñol reconoce encontrarse "muy contento" porque "se cumplió el objetivo de salvarse en el último partido, pero agridulce por retirarme estando lesionado las últimas tres jornadas. Las cosas vienen como vienen y me ha tocado así", pero no puede evitar ocultar el lamento que le produce "no terminar sabiendo que había un día que podía ser mi último partido, y que pudieran venir mi familia y mis amigos a despedirme".
Su caso ha sido uno más de las innumerables lesiones que ha sufrido el equipo que dirige Andoni Alonso. De hecho, el técnico se ha visto obligado a llamar a jugadores de los equipos filiales del club. "Ha sido una temporada dura por eso. Empezamos bien en liga, luego llegaron las lesiones, una detrás de otra, que era algo que nunca había vivido en todos los años que he jugado, que haya tan poca gente entrenando del primer equipo, por lo que se ha hecho dura por eso", desvela el ya exjugador, que ha vivido un curso excepcional en el que ha ido desempeñando varias demarcaciones dentro del terreno de juego. "En mi carrera he jugado de todo, menos de portero. Este año, de media punta, mediocentro, punta, banda... al final el jugador de equipo juega de lo que necesita el equipo y de lo que le pide el entrenador y tiene que estar dispuesto a eso", señala.
Por contextualizar, a Briñol le llegó la idea de colgar as botas a principio de temporada. "Este año ya se hace cada vez más difícil la exigencia del trabajo con la exigencia de estar en una categoría como la Segunda RFEF, por todo lo que implica. Entonces, te viene a la cabeza el hecho de echarte a un lado, y cuesta tomar la decisión porque no he hecho otra cosa que no sea jugar al fútbol desde los 6 años hasta los 31 que tengo ahora. Creo que lo necesito, más mentalemente que físicamente, porque me encuentro bien, pero son muchos años de exigencia y la cabeza me dice que pare. Estas semanas he echado de menos jugar, lo he pasado peor desde la grada, pero he ayudado en lo que he podido: he bajado a entrenar, he acompañado al grupo en los viajes... pero no se me ha pasado por la cabeza la idea de volver".
El centrocampista comunicó la decisión en el momento en el que se lesionó y a partir de entonces desarrolló otra función dentro del vestuario, porque "creía que el equipo necesitaba vernos a los jugadores lesionados con el grupo, estar con ellos durante la semana, en las cenas.... Lo importante era tener la mente limpia, no tener presión y la ayuda venía por esa parte", admite un Briñol que menciona que "está claro que jugamos por hobbie, no podemos vivir de ello y el desgaste físico y mental viene por compaginar un trabajo con el fútbol a este nivel semiprofesional y cuesta más y te va mermando poco a poco".
A los compañeros, técnicos y directivos "les ha apenado que lo deje. Entienden mi situación laboral y mis años de exigencia y me han dado las gracias. Yo también estoy agradecido por este año que me han hecho disfrutar", refleja un jugador que se lleva para el recuerdo "las personas que he conocido. Muchos son amigos de verdad, desde el fútbol base, y otros he conocido con el paso de los años. Eso es lo principal. En lo deportivo, he vivido ascensos, descensos, he jugado y he metido gol a un equipo de Primera División y eso es lo que me llevo".
Pero, además, Briñol profundiza al ir más allá y añadir que "el fútbol me ha dado mucho. Me ha dado muchos valores para el día a día. Valores como esfuerzo, trabajo en equipo, superación... son valores que considero que el deporte te lo da y que lo puedes aplicar en tu vida", e insinúa que "seguro que lo echo mucho de menos. Eso es cierto. No sé si tanto el jugar, que nos gusta a todos, pero sí que echaré de menos el antes y el después. El rato de vestuario, estar con la gente, llegar de trabajar y echarte cuatro risas, unas tortillas, una cerveza... esos ratos me van a costar".
Javier Briñol puede sentirse un afortunado porque tiene la suerte de que "mi familia y mis amigos me han entendido siempre y eso es algo que les agradezco. Me han comprendido, me han seguido y sobre todo no me han juzgado. Ahora les dedicaré más tiempo, porque también lo necesito".
Dejando a un lado el fútbol al alto nivel en Navarra, Briñol, que se describe como "muy movido", y un amante de los deportes, cree "que jugaré en algún equipo de fútbol 7, pero esa afinidad de grupo, del día a día me va a costar. Me gusta mucho el deporte, pero a corto plazo necesito un tiempo para mí y apartarme de lo que es el fútbol, por lo que entrenar ahora mismo no lo contemplo. Pero nunca se sabe qué deparará el futuro".
el protagonista
Nombre. Javier Briñol.
Lugar y fecha de nacimiento. Pamplona, 7-12-1990.
Ocupación. Trabaja como profesor de Eduación Física en Maristas, colegio en el que también estudió
Demarcación. Mediocentro.
Trayectoria. Briñol comenzó jugando en Maristas, hasta que pasó a las categorías inferiores de Oberena, equipo con el que debutó en Tercera División en 2008. Pasó un año en Mutilva antes de fichar por el Izarra, donde estuvo seis temporadas –cuatro de ellas en Segunda B–, antes de regresar a Mutilva, donde ha cerrado su trayectoria deportiva.
la cifra
25 años ha jugado a fútbol Javier Briñol desde que comenzara a los 6 a dar sus primeros pasos. Su techo ha estado en la Segunda División B.
"Mi familia y mis amigos me han entendido, me han seguido y no me han juzgado, y eso es algo que les agradezco"
"El fútbol me ha dado valores como el esfuerzo o el trabajo en equipo que los puedes aplicar en el día a día"
javier briñol
Exjugador de la Mutilvera