Las marcas de coches implementan, aprovechando los avances tecnológicos, cada vez más sistemas de seguridad que no impiden que siga habiendo accidentes y fallecidos, pero que ayudan al conductor, y también a los pasajeros, a sentirse más protegidos en marcha, además de mejorar la seguridad al resto de usuarios de las carreteras. Entre esos mecanismos se encuentran los sistemas avanzados de asistencia al conductor, conocidos como ADAS por sus siglas en inglés.
Ocho sistemas obligatorios desde 2022
Unos sistemas de seguridad, concretamente ocho, que son obligatorios por orden de la Unión Europea para los coches homologados desde el 6 de julio de 2002: caja negra, detector de fatiga y somnolencia, cámara trasera que detecta el tráfico cruzado, alcoholímetro integrado y bloqueo del vehículo en caso de conducir bajo los efectos del alcohol, alerta de cambio involuntario de carril, alerta de cinturón de seguridad en las plazas traseras, frenada de emergencia y sistema ISA: asistente de velocidad inteligente.
Si hasta ahora eran obligatorios sólo para los coches homologados a partir de julio de 2022, ahora también tendrán que integrarlos todos los coches nuevos matriculados a partir del 6 de julio de 2024, y entre esas tecnologías una de las más desconocidas es el sistema ISA.
Evita que se rebase la velocidad máxima permitida
Como explican la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Real Automóvil Club de España (RACE), es un sistema que detecta la velocidad máxima de cada tramo mediante un software y un sistema de reconocimiento de señales a través de una cámara colocada en la parte delantera del retrovisor. Envía la información a una unidad de control, que es la que decide si el vehículo debe adaptar la velocidad, basándose también en los datos obtenidos del GPS. Si actúa lo hará reduciendo las revoluciones del motor, pero en ningún caso frenando. También controla a qué distancia circula el coche que va delante para poder mantener ese espacio de seguridad, con la colaboración del control de crucero adaptativo (ACC).
El ISA por defecto se activa siempre al arrancar el vehículo, aunque es posible desactivarlo manualmente con un botón o presionando el acelerador, aunque la información sobre la velocidad no desaparecerá en ningún caso. La diferencia con el limitador de velocidad, que ya hace muchos años que lo llevan numerosos coches, es que con éste es el conductor el que fija el límite de velocidad, independientemente de lo que marquen las señales, mientras que el sistema ISA se adapta automáticamente a los límites legales y no permite que el conductor los supere.
Tres tipos de ISA
El asistente de velocidad inteligente puede actuar de tres maneras:
- ISA informativo: el conductor recibe una señal acústica, una vibración en el volante o una alerta visual en el cuadro de instrumentos.
- ISA de advertencia: al intentar acelerar, el conductor notará una mayor dureza en el pedal, mientras las señales de alarma también actúan.
- ISA obligatorio: es el más contundente, ya que no permite al conductor acelerar y exceder el límite de velocidad a menos que pise con contundencia el acelerador. Si se rebasa la velocidad máxima, el sistema la reducirá hasta volver a circular en el límite legal.
El Reglamento de la Unión Europea 2021/1958 establece que los vehículos deberán tener uno de esos tres tipos de ISA, a elección del fabricante, una decisión que hará que el precio del coche se encarezca más o menos, ya que se calcula que su coste oscila entre 80 y 600 euros.
Numerosas ventajas
Es una tecnología que, según el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte, impulsor del ISA, aporta numerosas ventajas: mejora la seguridad vial al controlar que no se excedan los límites de velocidad; como consecuencia se reducen las multas por exceso de velocidad; se estima que también con su uso se reducirían un 30% las colisiones y un 20% los fallecimientos; además permite ahorrar combustible; y es bueno para el medio ambiente, ya que reduce las emisiones de ciertas partículas a la atmósfera.