EL Bilbao Basket se ha metido en un círculo vicioso, en una dinámica peligrosa, a estas alturas de la temporada. Sabe que está cerca de la permanencia, pero no termina de avistar la línea de meta porque acumula seis derrotas en sus últimos siete partidos. Los hombres de negro tratan de divisar en lontananza su objetivo prioritario, notan que su momento de forma no es el de hace dos meses y por eso miran de reojo a los rivales que le persiguen y tampoco acaban de acercarse lo suficiente para entrar en pánico. Ahora que empieza la Itzulia, el Bilbao Basket es como ese ciclista que lanzó un ataque, se vio cerca de los grandes y ahora ha quedado descolgado en medio de una competición en la que todos los demás aún tienen aspiraciones mientras él busca coger oxígeno para llegar al final sin mayores complicaciones.
Ayer domingo le ocurrió en Fuenlabrada lo que en algunos partidos recientes: que perdonó demasiado. Durante la racha de siete triunfos consecutivos, el equipo de Álex Mumbrú sacó adelante varios partidos igualados, pero ese oficio parece haberse diluido ahora que se encuentra con rivales con el colmillo afilado. Los tiros libres fueron de nuevo un lastre serio en el Fernando Martín ya que cuando el marcador estaba igualado los bilbainos habían fallado media docena. Entre eso y fallar varios tiros en situaciones cercanas al aro dieron vida a un Fuenlabrada que lo pasó mal durante muchos minutos cuando el Bilbao Basket le llevó a jugar a medio campo. Y eso que los visitantes se mostraron demasiado condescendientes, demasiado pardillos, en las situaciones de desajuste defensivo. Cuando les tocó defenderlas, cedieron demasiadas resoluciones sencillas y cuando les tocó atacarlas, no supieron leer las ventajas con agilidad en la circulación y sus pívots no pudieron recibir balones claros.
Pese a todo, el conjunto bilbaino fue encontrando el hilo del partido poco a poco y se colocó en posición de ganar en el último cuarto. Pero entonces volvió el equipo generoso para mal y gestionó de forma poco inteligente el tramo final del partido. Dos 2+1 consecutivos de Goudelock y Withey dieron al Bilbao Basket un 67-70 a seis minutos del final, con el Fuenlabrada en cuatro faltas y ninguno en su casillero. Pues bien, los hombres de negro no volvieron a lanzar más tiros libres y empezaron su carrusel de errores a la hora de poder abrir más brecha. Con ventaja en el marcador y 2.38 por jugar, los de Mumbrú tenían dos faltas, pero no supieron utilizarlas para elevar la intensidad, incomodar el manejo y evitar que el Fuenlabrada sumara. Al contrario, cedieron cuatro tiros libres a un rival bastante atascado.
Luego, llegaron una canasta de Ristic tras rebote de ataque, un triple de Samar y la falta de ataque de Reyes, cuando quizás el balón debía estar en manos de Goudelock o Hakanson, que pusieron el partido en manos de los locales, que, claro, no desperdiciaron la oportunidad de lograr un triunfo balsámico para ellos. Por su parte, el Bilbao Basket volvió a pagar su falta de determinación y contundencia en la zona. Por ejemplo, capturó veinte rebotes de ataque, una barbaridad, para lograr solo siete puntos en segunda oportunidad, menos de la mitad que su rival, que solo atrapó doce rebotes en el aro contrario. Fueron once lanzamientos más que el rival, 71 en total, para acabar perdiendo y seguir metido en esa rueda incierta, que no es de momento peligrosa porque los perseguidores tampoco consiguen ganar con regularidad y la distancia con el descenso se mantiene a tres partidos.