El surf está asociado al verano, al buen clima y al sol. Sin embargo, en Donostia, los surfistas más experimentados opinan que la mejor época para practicar este deporte es ahora, en los meses de otoño. “Hago surf durante todo el año como hobby y mi época preferida, sin duda, es el otoño. El clima todavía es bueno, las olas ya empiezan a tener más potencia y hay menos gente que en verano”, cuenta Luis Etxeberria, surfista habitual de la playa de la Zurriola.
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El surf, uno de los deportes más típicos de Donostia y un atractivo para los turistas cuando vienen de visita a la ciudad, ofrece la oportunidad de probar este deporte, sea la época del año que sea. Donostia cuenta con más de una decena de escuelas de surf por toda la playa de la Zurriola que ofrecen diferentes servicios, como cursillos, alquiler de tablas y material o lugares para guardar las tablas, por lo que este deporte es un motor muy importante en la economía local. Según un estudio realizado por Fomento de San Sebastián, el surf aportaba en 2012 un total de 8,3 millones de euros al PIB de la ciudad.
Por todo el barrio de Gros se pueden encontrar escuelas de surf como Pukas, Bera Bera Surf Eskola, Free Surf Eskola, Groseko Indarra, Patris, la escuela móvil Surfing Sansebastian, Zurriola Surf Eskola y Bluemotion Surf-Bodyboard Academy. También está Flyschsurf Zumaiako Surf Eskola ubicada en La Concha. Además, abundan las tiendas de ropa de surf o de alquiler de tablas y material.
“Damos cursillos de surf, sobre todo a niños que están recibiendo clases durante todo el año, pero también vienen muchos grupos de toda la provincia y a veces vienen de colegios. Por ejemplo, ahora estamos con la ikastola de Andoain”, explica Joanes Chaparro, trabajador de Free Surf Eskola de Sagüés.
Entre las escuelas más conocidas se encuentra Bera Bera Surf Eskola, que ofrece clases particulares desde 50 euros la hora, cursos mensuales o trimestrales para adultos y jóvenes en otoño y cursos de verano de fin de semana, semanales o por quincenas que van desde los 65 a los 195 euros. Otra de las escuelas es Free Surf Eskola, que también ofrece cursos de todos los niveles y clases particulares, así como paseos en SUP (paddel surf), alquiler de materiales y cursos de waterman. En Zurriola Surf Eskola enseñan surf, desde la iniciación para niños, jóvenes y adultos, hasta profesionales y ofrecen otras prácticas como training, apneas, yoga, pilates, bodyboard, campamentos de surf y alquileres o guardatablas.
En Bera Bera Surf Eskola se organizan cursillos para niños y para adultos durante todo el año, pero como recalca Unai Amán, uno de los monitores de la escuela: “sí que se nota que en invierno salen bastantes menos grupos para hacer cursos”.
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Joanes Chaparro, de Free Surf Eskola, comenta que, “en verano hay más turistas y los cursillos son más cortos, de alrededor de una semana, pero para septiembre-octubre deja de haber turistas y en invierno la gente que se anima a hacer surf es mayoritariamente local”.
En los meses de otoño e invierno es cuando rompen las mejores olas, según los monitores de las diferentes escuelas de surf de Donostia, por lo que llueva, nieve o haga frío, siempre están dispuestos a meterse al agua para coger olas. “Entramos siempre al agua haga el tiempo que haga, pero si la marea está alta, las corrientes son fuertes y las olas son muy grandes, cambiamos de playa y vamos a La Concha para que sea menos peligroso para los alumnos, porque con marea alta también se puede surfear en La Concha”, explica Unai Amán.
Riesgos del invierno
Surfear en invierno tiene muchos beneficios, pero también tiene sus riesgos. Joanes Chaparro coincide en que “las olas de ahora, de septiembre-octubre, son las más cómodas de todo el año porque hay viento sur, pero todavía no hace mucho frío y es el mejor momento para el surf”. Aunque meterse al agua en invierno “es mucho más peligroso que en verano” porque las mareas son más vivas, hay más borrascas, más corrientes y olas más potentes.
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Otro de los cambios que se aprecian en invierno es que la temperatura del agua está más fría que en verano y para combatir al frío hay que utilizar un neopreno más grueso. “En verano normalmente se lleva traje corto, hasta las rodillas, y de manga corta, con un grosor de dos milímetros; en invierno, en cambio, el traje es largo, tanto de brazos como de piernas, y tiene un grosor de cuatro o cinco milímetros en las piernas y tres o cuatro en los brazos”, explica Chaparro. El surfista Luis Etxeberria aconseja que para aprender a hacer surf se haga en verano porque el neopreno gordo se hace más pesado y es más incómodo porque dificulta los movimientos. “Es más sencillo aprender con el agua más caliente y olas más pequeñas”, añade.
Por otro lado, el invierno también ofrece algunos beneficios para los surfistas, como cuenta el responsable de gestión de Zurriola Surf Eskola, Javier Aldabe: “A partir de octubre la playa está para los surfistas sin tener zonas reservadas para los bañistas y todavía el agua no está del todo fría, por lo que esta es la época preferida de muchos deportistas de esta rama”. El responsable del club asegura que lleva poco tiempo trabajando en Zurriola Surf Eskola y que se ha notado que este otoño ha habido más surfistas que años anteriores. Sobre todo, “se ha incrementado que el turista extranjero se anime a practicar este deporte con clases particulares o cursos semanales”.
Los trabajadores de los distintos clubes de surf coinciden también en que el número de personas que se anima a entrar al agua a coger olas en invierno cada día es mayor, tanto en aficionados locales como en turistas. “Yo trabajo aquí, en la escuela, y también en una tienda de surf, y se nota mucho cómo cada vez se interesa más gente por este deporte”, asegura Chaparro.
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Las escuelas de surf de Donostia tienen mucho éxito durante el verano y cada vez más en invierno, ya que cuentan con propuestas para todos los niveles. “Si vienes con motivación y ganas para surfear, Donostia es perfecto. Tiene tres playas para aprender: la Zurriola, La Concha o a la zona del tenis de Ondarreta. Es una ciudad llena de oportunidades para el surf”, asegura Joanes Chaparro.