¿Es una leyenda urbana que usted discrepaba con el pacto PNV-Sánchez?
El pacto alcanzado entre el PNV y el PSOE es un gran acuerdo. No hay discrepancia alguna por mi parte. Lo que sí me corresponde recordar es que los pactos deben cumplirse. En el caso del acuerdo del Gobierno español para el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, adoptado en enero de 2020, y ratificado en octubre del mismo año, esto no ha sido así. Esto no es una discrepancia, es una constatación. El acuerdo es positivo y mi objetivo es que se cumpla. Voy a trabajar por ello hasta el último momento. Espero que el presidente del Gobierno español cumpla los compromisos adquiridos. Espero que sea así, por el bien de Euskadi, del Estado y de la dignidad de la política.
¿Ha vuelto a hablar con Sánchez desde las elecciones generales?
Le felicité personalmente tras las elecciones de julio y le dije que teníamos muchos temas que convendría abordar; y le felicité con motivo de su elección como presidente. Me ha escrito esta misma semana, se lo he agradecido, y le he vuelto a recordar todos los temas que tenemos pendientes. He vuelto a ponerme a su disposición para abordarlos a la mayor brevedad posible; le he recordado que determinados compromisos debe culminarlos en el plazo de tres meses.
¿Usted también es más optimista con esta legislatura y cree que Sánchez cumplirá, como lo cree el PNV, porque esta vez los votos de los jeltzales son imprescindibles?
No soy ni optimista ni pesimista. Soy realista. Constato que hasta la fecha el Gobierno español no ha cumplido. He dicho que el acuerdo es un gran acuerdo y es positivo, pero quizás deba matizar que ello será si se cumple. Soy realista, se inicia una nueva etapa, y voy a poner todo lo que esté en mi mano para que el Gobierno español cumpla. Creo, sinceramente, que es bueno para todos.
En el pacto PNV-PSOE, los socialistas aceptan explorar las potencialidades de los derechos históricos para ampliar el autogobierno vasco. ¿Siente que el PSOE da la razón al lehendakari tras escuchar durante años que había que reformar la Constitución?
No sé si me da o no la razón. He planteado cuestiones más posibilistas y realistas que una reforma. Lo importante es la singularidad de nuestro sistema de autogobierno y la potencialidad de los derechos históricos, recogida expresamente en la Constitución. Se hizo por algo y para algo. Ahora hay una oportunidad histórica para desarrollarlos. Lo único que hace falta es voluntad política.
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¿Le preocupa que Sánchez haya creado dos ministerios en materias que no son competencia estatal, como la Vivienda y la Infancia y Juventud, o cree que se van a evitar los conflictos competenciales con la fórmula de las cláusulas forales?
Sí, me preocupa, aunque también es verdad que hay ministerios para todo. Esta decisión siembra dudas sobre la voluntad real de Pedro Sanchez, y también de Podemos, en relación al modelo de Estado, el respeto a las competencias de las comunidades y, más en concreto, del autogobierno vasco. En todo caso, veremos cuál es la actitud y cuáles son las decisiones los próximos meses. De hecho, vamos a conocer esta actitud en la Comisión Bilateral que debe resolver, esperemos que con acuerdo, el recurso presentado a la Ley de Vivienda, una materia en la que tenemos “competencia exclusiva”.
¿Ha dado el Gobierno español alguna señal de que está dispuesto a modificar la Ley de Vivienda para respetar las competencias vascas?
De momento no tenemos novedad. Seguimos trabajando en la Comisión Bilateral en el plazo establecido de seis meses para alcanzar un acuerdo.
¿El relevo de Escrivá por la navarra Elma Saiz al frente del Ministerio de la Seguridad Social le genera expectativas de acelerar la transferencia?
He vivido muchas veces esa situación. Los cambios no me generan ni esperanza ni desesperanza. Estamos ante una decisión política que al final debe tomar el propio presidente. Lo que es incuestionable es que el Estatuto de Gernika, aprobado y ratificado por la ciudadanía, establece que la gestión del régimen económico de la Seguridad Social corresponde a Euskadi. Es la realidad a la que tiene que dar respuesta la nueva ministra.
¿A qué aspira Euskadi, a recaudar y pagar las cotizaciones como ventanilla vasca, o a crear una caja vasca propia como alertan desde la derecha española?
La literalidad del Estatuto es clara. Es una transferencia muy similar en muchos aspectos a la de Justicia.
¿Cuánto tiempo de recorrido necesita el Gobierno vasco para encarrilar las transferencias prometidas? Las tres urgentes se pueden cerrar en marzo, ¿se ganaría algo más alargando hasta junio?
El propio Gobierno español aprobó un cronograma que debe cumplirse. La actitud de nuestro Gobierno ha sido adelantar todo el trabajo posible. De hecho, habíamos enviado ya propuesta para seis competencias y, tal y como comprometí en el pleno de política general, hemos adelantado cuatro más. Las propuestas están encima de la mesa y este es un tema de clarísima voluntad política. ¡Qué quiere que le diga! No veo razón alguna en la que se pueda refugiar para no cumplir con lo que se ha comprometido.
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¿Les ha aclarado ya el Gobierno español si Euskadi va a tener que pagar más Cupo por la quita de deuda catalana y a otras comunidades?
Euskadi tiene aprobada una ley de Cupo en 2022. Cualquier modificación en la financiación de las comunidades de régimen común que afecte a los sistemas forales tendría que acordarse en la Comisión Mixta de Concierto y el acuerdo tiene que ser entre las dos partes: Gobierno español e instituciones vascas. Nosotros no vamos a aprobar un cambio que perjudique a nuestra financiación. En cualquier caso, estaremos muy atentos a las consecuencias que pueda tener el incremento de la deuda española que supondría la condonación de deuda a las comunidades autónomas.
¿Se siente reafirmado en la labor de mediación que realizó en 2017 y en su apuesta por la bilateralidad y la negociación en Catalunya, en vista de que ahora Junts pide un pacto fiscal similar al Concierto vasco?
En Euskadi hemos apostado por la bilateralidad como forma de hacer política en un momento muy difícil. Estamos hablando de hace más de una década, cuando parecía que la vía unilateral era la solución a los problemas y a las reivindicaciones nacionales. Era la vía que defendía EH Bildu en Euskadi y por la que me instaba en el Parlamento Vasco y también ERC en Catalunya. Ahora han abandonado la unilateralidad y han vuelto a la casilla de salida, a la posición anterior a la aprobación del Nuevo Estatut y los problemas de financiación. Hace más de una década que hablé del Concierto Económico con los dirigentes de Catalunya, así como publiqué un artículo en defensa del Concierto Económico y ofrecía que las comunidades autónomas lo plantearan para sí pero siendo conscientes de que se trata de riesgo unilateral. El tiempo nos ha dado la razón.
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¿Cómo lee el protagonismo que está recuperando Puigdemont en la política estatal y que la estabilidad dependa también de sus decisiones?
El protagonismo no lo está recuperando Puigdemont sino Junts, haciendo uso de la representación institucional que tiene en Madrid. Han vuelto a hacer política. Es la única forma de avanzar.
¿Será una legislatura corta, o interpreta por las posiciones de todas las partes que puede durar?
El acuerdo de legislatura es muy claro, están tasados los objetivos y los plazos. La estabilidad dependerá del grado de cumplimiento de los acuerdos por parte del Gobierno español.
¿Ha vuelto a hablar con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, o la relación se ha resentido tras pedirle usted que desconvocara las protestas en contra de la amnistía?
Sí, también me he escrito con él esta semana. En todo caso, no le pedí que desconvocara las protestas poniendo en cuestión la libertad de expresión y no lo hice simplificando en el PP. Afirmé que determinadas movilizaciones estaban derivando en violencia. Lo expliqué en el Parlamento.