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El pacto fiscal es pacto social

Actualizado hace 5 minutos

Los extremos reprochan a los acuerdos ajenos un pecado y su contrario. El acuerdo fiscal vasco es la antesala del sistema soviético o la renuncia al modelo social, según quién. Como ambas cosas a la vez no puede ser, para valorar el modelo fiscal mejor analizarlo al margen de intereses políticos. Luego están los colectivos que defienden su interés en el marco de los de los demás.

La patronal vasca se exhibe preocupada y se intuye cabreada por la propuesta de tributación mínima sobre los beneficios. Por delante debe ir la evidencia de que, sin inversión, no hay actividad; sin actividad no se crea riqueza ni empleo y, sin ambos, no hay nada que redistribuir. En el pacto social que asigna papeles, a las empresas les pedimos que inviertan, que creen empleo y riqueza y, a cambio, construimos un ecosistema formativo, fiscal y, también, de apoyo público para favorecer su competitividad.

Nadie va a invertir para perder dinero. Ese nadie engloba a todos, empresarios o no. Pero, dicho esto, también es cierto que el equilibrio de ese pacto social tiene dónde mirarse. Las empresas vascas están por encima de la media europea en competitividad e innovación merced a su esfuerzo y al respaldo público. Punto para nosotros. Y tributan por debajo de la media europea. Punto para… ¿ellos o nosotros? La bondad o maldad del sistema fiscal no debería estar en si, descontadas las bonificaciones por inversión, innovación, creación de empleo, internacionalización y los paquetes de ayudas públicas en esos mismos campos, hay que aportar un 19% o un 10% del beneficio. Sino en valorar si es sostenible todo lo anterior aportando menos que eso. En tributación de salarios y pensiones ya hemos llegado a la conclusión de que no.

2025-03-15T10:50:16+01:00
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