El pánico y la falta de interventor fueron, para los ferroviarios, factores clave en el incidente vivido el martes en un tren que se aproximó al incendio de Bejís, en Castellón, donde la maquinista tuvo que retroceder, un proceso que se retrasó al activar los viajeros el sistema de emergencia y se agravó cuando varios abandonaron el convoy y resultaron heridos.
Con el paso de las horas, se van conociendo nuevos detalles sobre lo ocurrido en el interior del tren y en los momentos de tensión en los que varios viajeros abandonaron el vehículo, que hacía el recorrido Valencia-Zaragoza. Hasta una docena de ellos resultaron heridos; cuatro continúan hospitalizados, dos con pronóstico grave.
Renfe sostuvo desde el primer momento que estos viajeros habían bajado del tren desoyendo las advertencias de la maquinista, una versión que también avalan los sindicatos ferroviarios y el Gobierno, pero algunos testimonios de viajeros recogidos en medios daban una versión contraria, en la que la maquinista les habría impelido a bajar.
Dos representantes sindicales consultados por Efe subrayan que el desempeño de la maquinista fue ejemplar y se ajustó al protocolo y para explicar lo ocurrido aluden a dos factores: nadie avisó a Renfe y Adif del incendio -la primera en alertar fue la maquinista- y, en segundo lugar, la ausencia de un interventor que pudiese atender y dar indicaciones a los viajeros, pues la maquinista estaba sola.
"Versiones contradictorias"
Así lo relata a Efe Rafael González Escudero, portavoz del Sindicato Ferroviario de la Confederación Intersindical, en una versión que también sostiene el secretario federal del Sindicato Ferroviario de UGT, Miguel Ángel Escalona. Ambos coinciden en apuntar que fue una pasajera quien animó a los viajeros a abandonar el convoy, no la profesional encargada de conducirlo.
Esto ha provocado "versiones contradictorias", pues algunos viajeros pensaron que dicha pasajera era la maquinista, según González Escudero, quien cree que el "puzle empieza a encajar" a medida que se van aclarando las circunstancias.
Según el relato que ofreció la compañía, la maquinista paró el tren, en el que en ese momento viajaban 49 personas, a las 17:54, cuando observó una lluvia de cenizas y humo y comunicó con el mando. Cuando reanudó la marcha, retrocediendo, eran las 18.20.
Entre medias, y en solitario, indican los sindicatos, la maquinista tuvo que lograr la autorización del mando para retroceder, cambiar de cabina hacia la trasera y lidiar con pasajeros que intentaban abandonar el tren y que, ante el pánico, activaron los sistemas de emergencia obligando a la maquinista a desactivar el freno automático para poder circular.
Para hasta siete veces
Cuando inicia la marcha y hasta llegar hasta la estación de Caudiel, la maquinista para hasta siete veces para recoger a los pasajeros que andaban por las vías, según prosigue este relato.
También la maquinista habría dado esta versión a los investigadores, según señala el portavoz del Sindicato Ferroviario, que ha explicado que la ferroviaria en ningún momento abrió ninguna puerta, solo tardó cuatro minutos en hacer el cambio de cabina y fue la activación del sistema de emergencia lo que impidió que se saliese antes de la situación de peligro. Una tarea que se habría completado en "diez minutos" necesitó de 25.
Los portavoces sindicales insisten entonces en que la situación no hubiese sido la misma de haber contado con un interventor encargado de informar a los viajeros. En este aspecto denuncian que son muchos los trenes sin interventores debido al déficit de plantilla.