Si la comedia fuera como la política, Aroa Berrozpe sería la presidenta del Gobierno. La murchantina, que desde hace años llena el espectáculo de humor en honor al Señor Tomás, derrochó en la noche del 28 desparpajo y genialidad. Y aunque para los que la conocen no es ninguna novedad el talento despampanante que esta mujer tiene para la comedia, Berrozpe consiguió volver a sorprender a los asistentes, haciéndoles disfrutar de uno de los pocos actos de humor de las fiestas. Aunque, en realidad, hizo algo mucho más difícil y que la consagra como una verdadera estrella, y es que logró que los tudelanos se rieran de sí mismos. “Yo pensaba que iba a venir tanta gente que nos iban a meter en la plaza de Toros. Así por lo menos la llenabais alguna vez, que no va nadie”, comenzaba Berrozpe, dando de este modo el pistoletazo de salida a un monólogo plagado de chistes sobre el “narcisismo” del alcalde, el centralismo tudelano, el “confinamiento” de Cabanillas, el castillo de Ablitas, el festival Sigo Siendo Joven, el satisfyer y hasta las Jornadas de las Verduras.
Mientras Toquero transitaba por los actos del día excusándose porque tenía “la garganta tomada por los hielos”, Aroa Berrozpe le ponía la cara colorada al alcalde, demostrando así que hay una sutil, pero gran diferencia entre tener gracia y ser gracioso. De Aroa se pueden decir muchas cosas. Y todas buenas. Que es muy divertida, que tiene talento o que es la mejor humorista navarra son solo algunas de las frases que la definen. Sin embargo, obras son amores y, en realidad, la mejor prueba de todo aquello fueron las carcajadas que desató entre el público de Herrerías.
Ella tiene talento hasta para confundirse. Porque hasta para eso hay que tenerlo. Uno rectifica, se ríe de sí mismo y continúa hacia adelante con los pies en su sitio. Así, aprovechó para reprender el centralismo de Tudela: “Estáis como en una secta. No vais a nada, no conocéis la Ribera. ¿No os dais cuenta de que no sois el ombligo del mundo? Que en la Ribera hay muchos pueblos, aunque tengáis un alcalde que os lo haga creer”. De este modo, Berrozpe no dudó en criticar algunas de las cualidades del alcalde, dedicándole incluso la canción Te Felicito. Tal y como hiciera Shakira con Piqué, Berrozpe quiso cantarle unas palabras a Toquero: “Te felicito qué bien actúas”. No fue la única canción que versionó, pues utilizó el hit Ay Mamá de Rigoberta Bandini para hablar de la obsesión de los tudelanos por la alcachofa. Además, aprovechó para destacar la apabullante presencia mediática del alcalde con varios: “parece Dulceida”, “se hace tantas fotos que sabe perfectamente cuál es su lado bueno: el derecho”, “inaugura cosas que no ha hecho él, como las piscinas” y “se contagió de covid como la Virgen María se quedó embarazada, por el Espíritu Santo”.
Discípula del Señor Tomás, siempre ha defendido que este se merecía un reconocimiento por parte del Consistorio, cosa que ocurrió instantes antes de su monólogo con la inauguración de la plaza del Señor Tomás. Ubicada en la parte trasera de la iglesia de San Jorge, justo al lado de la plaza Mercadal, la plaza es una zona de reciente rehabilitación. Estará dedicada así a Gerardo Martínez Pérez, uno de los humoristas riberos más importantes durante la década de los 80. Sin embargo, aunque el acto se celebró solo media hora antes del monólogo, los miembros de la peña Andatu y la propia Berrozpe se quejaron por no haber sido invitados, lamentando además “el feo” porque el Jabonero le tenía preparadas unas palabras al hijo del Señor Tomás. Un discurso que les hubiera gustado leer en la plaza, bajo la hermosa placa elaborada por el artista Jan Díez, pero que leyeron igualmente miembros de la peña en Herrerías y que concluía: “Si autor de humor era Gerardo. El humor ya tiene plaza”.
A Toquero no se le vio aparecer por el monólogo. Ni en la primera parte, centrada en Tudela, ni en la segunda, que era algo más escatológica. “Yo sabía que no le caía bien, pero tanto”, bromeó Aroa. En definitiva, Berrozpe cumplió con la misión de toda humorista, aquella que reza que “cuando el parlamento es un teatro, los teatros deben ser parlamentos”.