MADRID
– El crecimiento de la actividad del sector manufacturero de España se ralentizó en junio hasta mínimos de 17 meses, según el índice de gestores de compra (PMI), que bajó a 52,6 puntos desde los 53,8 de mayo, como consecuencia del impacto de la guerra de Ucrania en las perspectivas económicas y la inflación, que aumentan el riesgo de estanflación.
“Los últimos datos aumentarán la preocupación por la gran posibilidad de estanflación”, señaló ayer en la presentación del informe Paul Smith, economista de S&P Global Market Intelligence.
No obstante, el experto destacó que las lecturas de inflación de los precios cobrados y de los precios pagados han registrado en junio reducciones notables respecto del mes anterior, aunque en ambos casos permanecen en niveles históricamente elevados.
Como parte de los constantes esfuerzos por evitar el aumento de precios y la escasez de productos, las empresas continuaron aumentando sus stocks. No obstante, en un indicio de que las empresas tal vez están optando por utilizar cada vez más sus inventarios para la producción, la actividad de compras se redujo por primera vez en tres meses.
PLAZOS DE ENTREGA A PROVEEDORES
Asimismo, también se observó un deterioro menos fuerte en los plazos de entrega de los proveedores, “lo que se suma a la esperanza de que los problemas de suministro que han afectado al sector durante los dos últimos años también se estén aliviando”.
En este sentido, en el mes de junio las expectativas empresariales también han mejorado con respecto de mayo, ya que los fabricantes esperan beneficiarse de unas mayores ventas en el entorno posterior a la pandemia.
Sin embargo, aún perdura la preocupación sobre el persistente período actual de inestabilidad económica, señalaron los autores de la encuesta PMI.
Por otra parte, la inflación de la eurozona escaló cinco décimas en junio y se situó en el 8,6% en tasa anual, según los datos preliminares publicados ayer por la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
Junio se convierte en el mes con una mayor inflación interanual en lo que va de año, después de que el aumento de los precios fuera del 5,1% en enero, del 5,9% en febrero, del 7,4% en marzo y abril y del 8,1% en mayo. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos por tener unos precios más volátiles, se situó el mes pasado en un 3,7%, lo que supone una disminución de una décima respecto al mes de mayo.
La energía repitió en el sexto mes del año como principal factor del incremento de los precios, con una tasa anual de crecimiento del 41,9% que representa un aumento de más de dos puntos en comparación con el mes anterior. – E.P.