Las últimas elecciones autonómicas arrojaron un empate a 27 escaños entre el PNV y EH Bildu, aunque la formación jeltzale se impuso en el número de votos. Desde los últimos compases de la anterior legislatura, EH Bildu ha tratado de ganar centralidad en el debate asumiendo, al menos en público, unas posiciones más pragmáticas o proclives al acuerdo con el PNV, unos postulados que podrían ensanchar la base electoral de EH Bildu y conducir a que asuma responsabilidades de gobierno en el futuro. El PNV recibió esta buena disposición con cautela, con una desconfianza que sigue latente tras años de confrontación y rivalidad política y que se ha vuelto a manifestar en las últimas horas tras detectar una contradicción entre los mensajes de EH Bildu y sus acciones. Después de que Pello Otxandiano prometiera dar “oxígeno” al acuerdo sanitario y no mezclar Osakidetza con la negociación presupuestaria para dar una oportunidad al diálogo, la coalición abertzale no ha esperado siquiera a que se reúna por primera vez la mesa del acuerdo el jueves de la semana que viene, y ha pedido ya que comparezca en el Parlamento el consejero del área, Alberto Martínez. Quiere que explique las incidencias registradas en el verano, e incluso desliza que la muerte de una persona en Laudio ha sido consecuencia de una gestión inadecuada.
No es la primera vez que se produce una secuencia similar de acontecimientos. Ya en julio, Otxandiano también venía de prometer cien días de gracia para el lehendakari Pradales, cuando Nerea Kortajarena anunció el registro de 13 proposiciones no de ley que incluían un servicio público de emergencias y reforzar la plantilla de Osakidetza. Ya entonces, el PNV dejó caer que los cien días de cortesía no eran tales.
Fuentes del grupo parlamentario del PNV consultadas por este periódico no cuestionan la legitimidad de EH Bildu para registrar iniciativas parlamentarias y ser crítica con el Gobierno vasco, una tarea que es inherente a la oposición. Lo que le cuestionan es que pretenda vender en público un discurso de “mano tendida”, un perfil más blanco, que no se correspondería con un estilo de oposición “destructiva”. “Es una tendencia que han mostrado desde el principio de la legislatura. Una cosa es lo que dicen, y otra, lo que hacen. Hablan de tender la mano, de gobernanza colaborativa, pero la colaboración se demuestra con hechos, no con declaraciones. Tienen todo el derecho a presentar estas iniciativas pero, como mínimo, que no hagan declaraciones públicas de mano tendida”, zanjan. Además, se da la circunstancia de que los consejeros van a comparecer por iniciativa propia en el Parlamento a partir del 16 de septiembre, como confirman a este periódico fuentes de Lehendakaritza. Son las comparecencias habituales para explicar su proyecto tras la conformación de un nuevo Gobierno, que en este caso se formó el 25 de junio.
La crítica de Joseba Díez Antxustegi
La controversia ha vuelto a aflorar en el debate público con un mensaje del portavoz del PNV en el Parlamento, Joseba Díez Antxustegi, en la red social X. A su vez, desembocó en un cruce de réplicas con la excandidata de EH Bildu en Bilbao, Aitziber Ibaibarriaga. Díez Antxustegi arrancó con un “y la tregua duró...”, para dejar caer que “a ver si no era una tregua y lo único que querían era irse de vacaciones”. Ibaibarriaga le contestó esgrimiendo que hubo “una persona fallecida en Laudio y muchas incidencias graves durante el verano; los buenos gestores estáis de vacaciones perpetuas”. Se refería al paciente que tuvo que ser atendido de una lesión cardiaca con una ambulancia de Bilbao porque la de Laudio no tenía médico de guardia, un paciente que finalmente perdió la vida. El jeltzale respondió con un pantallazo de la noticia donde Otxandiano ofrecía oxígeno al pacto sanitario, y denunció que “hace falta poca vergüenza para utilizar una tragedia por interés político”.
Otxandiano rechazó el cortoplacismo, y Otegi vio el "modelo EH Bildu" en el pacto sanitario
El 15 de julio, tras su reunión con el lehendakari Pradales, Otxandiano hizo una propuesta que, en principio, rompía los esquemas habituales del debate político: con el propósito de dar cierto recorrido y “oxígeno” al pacto sanitario que busca el Gobierno vasco, prometió “sacar Osakidetza de los debates más partidistas y cortoplacistas”, y dejar esa cuestión al margen del debate presupuestario. Por lo tanto, no solo planteó que su grupo dejaría a Osakidetza fuera de la negociación de las Cuentas, sino que, con carácter general, tenía que quedar al margen de los debates cortoplacistas. EH Bildu ha defendido en alguna ocasión que su mano tendida no debería anular su capacidad de crítica al Gobierno, pero fue la propia coalición la que planteó la necesidad de tener este “gesto” y dejar a Osakidetza al margen de las discusiones cortoplacistas.
Pero este puede ser un movimiento algo limitador para EH Bildu si también pretende hacer visible que lidera la oposición y que empata a 27 escaños con el PNV, un mensaje que se encargó de repetir durante la conformación de la Mesa y el reparto de las comisiones, cuyo resultado criticó. Por tanto, el equilibrio puede resultar complicado, y estos movimientos pueden ser el resultado de esas tensiones entre las dos tácticas.
Pero, al mismo tiempo, Bildu aplaudió que Pradales haya optado por un formato coral para trabajar en el pacto sanitario, con agentes sociales y políticos, en lugar de plantear de su cosecha medidas estrella que solo arreglarían la situación a corto plazo. No hace ni una semana que Arnaldo Otegi se refería a la mesa del pacto sanitario como “modelo EH Bildu” en una entrevista en Radio Euskadi, donde deslizó que el PNV rechazaba hace poco esas dinámicas de diálogo multilateral con el argumento de que sería tanto como iniciar un proceso asambleario. El coordinador general de EH Bildu, por tanto, dio su respaldo al formato de la mesa que arranca el jueves de la semana que viene y, sobre los contenidos, se mantuvo a la espera de lo que pueda dar de sí este proceso, que acabará en unos seis meses.
Otxandiano ha prometido dar margen a ese acuerdo y no mezclarlo con las Cuentas, un mensaje le valió entonces el reproche de ELA, que consideró que Bildu comete un error y que la situación en el servicio sanitario no se puede solucionar sin aumentar las inversiones. Otxandiano venía de prometer cien días de cortesía a Pradales, y se resistió del mismo modo a prejuzgar a sus consejeros y consejeras. No los criticó en las entrevistas radiofónicas que trataban de tirarle de la lengua para que censurase que el consejero de Salud no hable euskera. Pero EH Bildu ha roto la tregua precisamente en el debate sanitario, allí donde prometió dar oxígeno.