El pasado domingo, para no convertir en un funeral lo que para el PNV era una noche de alivio, los jeltzales pusieron el foco en el éxito que supone haber amarrado su escaño en las elecciones europeas, y dejaron para un análisis más profundo las causas que los han llevado a caer hasta la tercera posición en la comunidad autónoma vasca, por detrás de EH Bildu y el PSE. Andoni Ortuzar ya apuntó al fenómeno de la abstención dentro de su propio electorado, y al voto útil hacia los socialistas, a la espera de que el Euzkadi Buru Batzar lo analizase este lunes en mayor profundidad. Y los jeltzales admiten que llevan un tiempo tratando de buscar respuesta a las mismas preguntas que sobrevuelan en el debate público: ¿Por qué otros partidos no sufren tanto cuando la participación electoral baja en elecciones como las europeas? ¿Por qué lo hace el PNV y por qué parece que su suelo electoral disminuye cada vez más, situándose ahora por primera vez por debajo de los 200.000 votos? ¿Tiene el PNV un problema para fidelizar a su votante que no tiene EH Bildu? ¿Por qué EH Bildu no padece tanto el fenómeno de la españolización de las campañas? ¿Qué edad tiene ese votante perdido, en qué poblaciones reside y cuáles son sus demandas?
El PNV reconoce que sigue sin conseguir movilizar a su electorado clásico. La presidenta de la Ejecutiva vizcaina, Itxaso Atutxa, concedió este lunes varias entrevistas en Onda Vasca, Radio Euskadi y Radio Popular para trasladar la posición oficial y admitir que su electorado sigue sin “salir de casa”. Por lo tanto, el PNV no culpa de manera abstracta a la baja participación como si fuera un fenómeno que afecta a todos por igual, sino que admite un problema de abstención entre los suyos. Deslizó que las autonómicas de 2020 quizás pudieron suponer un “primer aviso” y que, aunque fueron unos comicios especiales por realizarse en pleno coronavirus, ya entonces “hubo una bolsa de votos que se fue a la abstención”.
Hasta la fecha, el PNV se remontaba fundamentalmente a las elecciones municipales y forales del año pasado, las generales y las recientes autonómicas. En el primer caso, la clave del desgaste parecía venir de las tensiones en Osakidetza y el ámbito laboral; en el segundo, del voto útil al PSOE; y, en las autonómicas, detectaron un problema más focalizado en Gipuzkoa y Araba, atribuible al descontento con proyectos locales, dificultades en materia de movilidad y una sensación de olvido institucional por parte del campo. Creen que son los votantes de mediana edad, los más exigentes, quienes más se han quedado en casa.
El PNV ve una parte menos mala en este análisis, que radica en que su voto no se ha ido a la competencia. Además, confían en que la renovación a nivel municipal y foral surta efecto y creen que hay que dar tiempo al próximo lehendakari, Imanol Pradales, para que se ponga manos a la obra con cuestiones estratégicas como Osakidetza y la vivienda. En algunos sectores, sobre todo en los próximos al PP, se alienta la hipótesis de que al PNV le ha pasado factura su apoyo a los gobiernos de Sánchez con Podemos y Sumar, pero ese descontento parece minoritario si se tiene en cuenta el rechazo que mostró la CAV a PP y Vox en las generales. Y, ¿hay un desgaste de la marca PNV? Atutxa restó peso a esa lectura con el argumento de que acaban de ganar las autonómicas, aunque sea de manera ajustada.
'Voto útil' en Ezkerraldea; solo dos victorias en Gipuzkoa
El análisis continuará este martes en las ejecutivas territoriales del PNV, que ha obtenido un 22,4% del voto frente al 27,48% de 2014, las últimas elecciones que, como estas, se celebraron sin coincidir con la fuerza de tracción de las municipales y forales. Si hace diez años lograba 208.987 votos con menos participación, ahora, paradójicamente, ha caído hasta los 194.532 con un 50,89%.
El voto útil al PSE se ha podido detectar con claridad en Bizkaia, ya que gana en toda Ezkerraldea salvo en Zierbena, donde se impuso el PNV. Los socialistas ganaron también en Bilbao. EH Bildu, por su parte, le ganó al PNV en Amorebieta y otra vez en Durango y Galdakao, mientras que los jeltzales se impusieron en Getxo y en municipios que le fueron arrebatados hace un año pese a su victoria, como Bermeo y Mundaka. En Gipuzkoa, donde los jeltzales ya partían de una situación delicada con solo nueve alcaldías, el PNV solo gana en Hondarribia y Albiztur. En Araba, el PSE volvió a imponerse en Gasteiz.