Nacido en Oñati en 1956 y considerado uno de los grandes renovadores de la canción vasca, Ruper Ordorika vuelve a subirse a un escenario tras la publicación de su segundo disco en solitario Bakarka bi. Después de más de cuarenta años de experiencia musical, el cantautor guipuzcoano estará este próximo 19 de mayo en concierto en Baluarte.
¿Cómo describiría su recorrido en la industria musical hasta ahora?
-Comenzaría por decir que nosotros no hemos conocido eso de “la industria musical…”. Siempre nos hemos movido de un modo muy artesanal, como la mayoría de los músicos populares. En ese contexto grabé mi primer disco en el año 80 y tras él una veintena más. Acaba de salir Bakarka bi, mi segundo disco en solitario. Vengo ofreciendo conciertos desde mis comienzos…
A lo largo de su carrera, ¿cómo ha evolucionado su estilo musical y cuáles han sido sus influencias?
-Siempre he sido un aficionado a la música de todos los signos y esa afición es la que me llevó al escenario. Mis primeros ídolos eran en su mayoría del mundo anglosajón: blues, rock, folk, songwriters... Esto es un aprendizaje continuo y voy variando piezas constantemente, aunque mi interés por los textos y mi querencia por las músicas anteriores al tiempo de los discos son una constante.
¿Qué opina sobre el papel de la música vasca en la cultura y cómo cree que ha evolucionado a lo largo de los años?
-Sobra decir lo importante que es la música en este país, la canción popular es y ha sido uno de los aspectos más dinámicos de nuestra cultura. En cuanto a su evolución, no creo que difiera de lo que pasa a nuestro alrededor, evolucionamos constantemente, sin duda. La música está ahora al alcance de todos y en todo momento, y esto supone un cambio enorme con respecto al mundo anterior; a las grabaciones, donde la canción y la música tenían un valor ritual: fiestas, funerales, bodas... La música iba unida a la celebración y, a menudo, al baile.
¿Cree que este papel musical ha servido para compartir el euskera con el mundo entero?
-Bueno, creo que eso es mucho decir... Yo mismo he crecido escuchando y disfrutando canciones en inglés... No creo que haya muchos norteamericanos que escuchen canciones en euskera... Somos una minoría y es importante ser consciente de que el poder impone sus reglas en todos los terrenos.
¿Cuál ha sido su experiencia al llevar su música a diferentes partes del mundo? ¿Recuerda alguna anécdota curiosa que se quedara guardada en su recuerdo?
-No sé... Lo más remoto que recuerdo ahora es una pequeña gira en la que participé por la isla de Cuba. Yo hacía la primera parte de una orquesta cubana, muy divertida, por cierto. Los pobres cubanos me miraban como las vacas al tren, como dicen. Eso sí, con mucho respeto y cordialidad. Creo que si lo que presentas es un tipo de canción muy ligado a la lengua, no encuentras facilidades, excepto que se trate de canción tradicional. A cierto público le resulta más fácil unir el euskera con algo atávico, con algo de otro tiempo. Pero si lo que haces es música contemporánea en euskera, esto exige más al oyente que no entiende la lengua.
Después de toda esta experiencia, ¿cómo ve el panorama de la música actual y qué cree que le deparará el futuro?
-Estamos en el comienzo de un cambio enorme en el mundo de la música. Seguramente pasa en todos los terrenos, pero la música grabada está hoy tan ligada a la tecnología que ahora mismo el futuro resulta impredecible. Lo único que sabemos es que el humanoide se hará con la tecnología que haga falta para crear e interpretar lo que lleva dentro. Así ha sido siempre.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes músicos que están empezando sus carreras hoy en día?
-Para mí, como para la mayoría de músicos que conozco, la música es una pasión y no obedece a tácticas. Por eso es importante ser consciente del poquísimo apoyo que en términos laborales tiene el mundo de los músicos que, como digo, se entregan a la labor creativa sin otras consideraciones. Hay que estar preparado.
¿Qué puede contarnos sobre su nuevo disco Bakarka bi?
-Bakarka bi es mi segundo disco en solitario, guitarra y voz. Llevo unos años actuando en solitario, compaginando esos conciertos con los de mi grupo. Este disco es el resultado de esos conciertos. Ha habido que destilar mucho para llegar al punto de grabar así las canciones.
Teniendo en cuenta que se acerca este próximo 19 de mayo a Baluarte, ¿cómo es la acogida del público vasco en sus conciertos? ¿Qué relación tiene con sus seguidores?
-Desde el comienzo he conectado con unos seguidores que me han apoyado constantemente. Esto es imprescindible para avanzar, por encima de que sean muchos o pocos, necesitas a ese oyente que recibe la llamada al otro lado.
¿Por qué no nos podemos perder el concierto?
-Porque vamos a pasar lista (risas).
¿Cuál ha sido el mejor concierto que recuerda?
-Como público, así a bote pronto, Prince en el Radio City Hall de Nueva York: espectacular. Desde el escenario, no sé responderte. Tendría que unir momentos de muchos...
¿Dónde van a ser los próximos?
-Tocar en solitario me permite llegar a lugares a los que no podría con mi grupo. Tengo varias fechas por Navarra e Iparralde,a veces en pueblos muy pequeños, cosa que me encanta. En otoño tocaré en Bilbao, Vitoria y San Sebastián.
’Bakarka bi’
Como continuación de su proyecto lanzando en 2018, el lanzamiento de Bakarka bi recupera algunos temas míticos de su trayectoria discográfica.
Varias de las canciones de su segundo disco en solitario constan de ser interpretadas como una lista de canciones muy abierta, además de que algunas de ellas pertenecen a diferentes épocas. Todas versionadas de algún modo, pues habitualmente son tocadas en grupo.
La reacción pública, según Ordorika, es que al público le resulta chocante escuchar un disco de estas características -guitarra y voz-, en el contexto de las producciones digitales actuales. Cuando le preguntan si lo hace por estar en las antípodas de esas tendencias contesta: “En realidad es lo que he hecho siempre, me gusta mucho, y creo que conviene a mis canciones”.