El Ayuntamiento de Urnieta informó ayer de que el polideportivo municipal permanecerá cerrado, esta vez, de forma indefinida debido a la huelga que están llevando a cabo los de Bizkortzen. Esta empresa es la adjudicataria de la gestión del recinto deportivo.
No es la primera vez que la plantilla del polideportivo convoca un parón en su trabajo. Las protestas comenzaron en octubre y el último cierre, de cinco días, se produjo en diciembre, antes de Navidad.
Los trabajadores piden unas condiciones laborales dignas, ya que llevan diez años con el salario congelado. A pesar de las reuniones y negociaciones, de momento trabajadores y empresa no han podido llegar a un acuerdo.
Desde el Consistorio aseguraron que “se continuará trabajando para recuperar la normalidad cuanto antes y para que la ciudadanía urnietarra pueda volver a utilizar las instalaciones deportivas en el menor tiempo posible”.
Tal y como anunció el Consistorio a finales del mes de diciembre, se recuerda que el Ayuntamiento de Urnieta devolverá la parte proporcional del abono y de los cursos que se ofrecen en el polideportivo por los días en los que no se preste servicio. Asimismo, señaló que las personas con abono del polideportivo pueden hacer uso de las instalaciones mancomunadas de Andoain, Lasarte-Oria y Usurbil.
Por último, volvió a pedir perdón por las molestias que se puedan generar por el cierre.
En las redes sociales, residentes en Urnieta se quejan por el cierre de las instalaciones y señalan que la devolución de la cuota no es la solución. Muchos de ellos piden que la plantilla sea subrogada por el Ayuntamiento y que la gestión del polideportivo vuelva a estar en manos del Consistorio.
“Lo que tenía que hacer el Ayuntamiento es subrogar a los trabajadores y descartar a la empresa....si ese dinero municipal fuera directamente para los trabajadores y la gestión del centro, seguro que habría más horas de clases y mejores condiciones para todos, trabajadores y usuarios”, señala una vecina.
Además, el descontento por el cierre del polideportivo da pie a otras quejas de los usuarios de la instalación deportiva, como el encarecimiento del alquiler de las pistas de pádel o el mal diseño de la ampliación del polideportivo en la que se invirtieron más de ocho millones de euros y dos años y medio de obras. La falta de una piscina cubierta y el gimnasio, que sigue siendo pequeño, son las principales críticas.