Aunque tímidos, poco a poco se van dando pasos para que la educación sexual forme parte de la educación general que reciben nuestros menores y adolescentes. De hecho el propio Gobierno español quiere regular el acceso a las páginas web porno y que sólo puedan acceder a ellas mayores de edad. A la espera de que esa regulación se ponga en marcha, la pedagogía, la educación y algo que debería ser tan natural como hablar con nuestros hijos es la mejor herramienta que tenemos.
Sobre esto hemos hablado con Anna Salvia, psicóloga en educación y salud sexual que junto a la ilustradora Cristina Torron ha publicado el libro "El porno no mola. Y ahora entenderás por qué".
"Hoy en día lo que debemos hacer las familias es poner control parental. Asegurarnos con los pequeños que no estén solos en su habitación con el móvil porque no tenemos el control. Si un menor de 10 años está usando internet debes estar a su lado", señala.
"Lo que veo cada semana. Desde que aparecieron los móviles, las tablet y este consumo sin límite, desde bien pequeños, con 8 años, se encuentran con contenido porno. Como no les damos educación sexual y creen que no pueden hablar con sus padres y maestros, se quedan con la experiencia bloqueada", señala y subraya que los menores viven todo esto en "soledad y desprotección".
"Es una generación que se han encontrado con una generación de profesores y padres que sí cree en la buena educación sexual pero que no ha sabido llevarlo a la práctica y el porno se nos ha adelantado", lamenta. "El porno está funcionando como educador sexual principal de las nuevas generaciones y es un gran problema", advierte.
Con su libro "El porno no mola. Y ahora entenderás por qué", esta experta busca explicar que las relaciones sexuales que aparecen en los vídeos y películas pornográficas son un "teatro, una mentira. No es la manera en que hacemos el amor. Es violenta y esta violencia es del hombre a la mujer, es violencia machista", alerta. "Para mí lo fundamental es que si los padres y madres quieren tener esa conversación, dejen claro que el porno es mentira, no es la realidad, es violento y es machista. No es un buen referente de educación sexual", resume.
Los referentes, añade, deben buscarlos en la familia, en los profesores y también en los libros. "Lo que había sobre porno era para adolescentes mayores. De ahí el libro pensado en niños más pequeños", señala si bien reconoce que llegamos "muy tarde". "Yo trabajo con niños de primaria que se han podido encontrar algo pero no se han empezado a masturbar con porno. Hemos hecho un libro para esos chavales de 11 años para que puedan tomar sus propias decisiones", afirma.
“ Es difícil ir contracorriente pero al menos que sepan lo que han visto y por qué es mentira, violento y machista. Y que sepan cómo les puede afectar ”
Anna Salvia
El libro gira en torno a un educador sexual del futuro que explica a los niños qué consecuencias tiene el consumo de porno. "Es la clave del libro. No es moralista. Es un libro que habla directamente de un tema que a muchas familias les cuesta enfocar. Primero que se lo lean las familias y después tener esa conversación con los peques", añade. El libro no incluye imágenes sexuales o pornográficas. Las ilustraciones buscan, sin embargo, "apelar a nuestra educación sexual desde el corazón y la ternura".
El porno transforma el deseo
La educadora sexual subraya que el impacto de ese porno a tan corta edad les está diciendo lo que tienen que hacer cuando mantengan relaciones. "Sería como un manual. Pero no sólo. En el momento en que vemos porno, también nosotros, vemos contenidos sexuales para provocar excitación sexual. Esto no se puede controlar. La mente lo que hace es guardar en la memoria esa respuesta. Eso te va a excitar. Se crea un bucle en el que aprendes que ese tipo de contenidos te sirve para masturbarte. Es un círculo. Cuando tengan relaciones buscarán ese tipo de escenas", explica.
"Les excita pegar a esas mujeres, insultarles. Después, cuando tienen relaciones sexuales es lo que les pone y es lo que van a hacer. Muchos chavales dicen que si no hacen eso, no se excitan y no pueden mantener la erección", destaca.
Pero no sólo les afecta a ellos. "Las mujeres aprenden que estas conductas son normales y que les tienen que gustar. Es más incluso les acaba gustando y eso genera confusión. No quiere decir que sea sano porque sigue siendo violencia", puntualiza.
"Si empieza a consumir porno, su cabeza se llena de porno y no de experiencias reales", destaca. Recuerda que esto les quita las primeras miradas, los primeros roces. Es un momento lento. Y qué pasa. Si se llenan de porno, la vida real te deja indiferente cuando es lo más bonito del despertar sexual, señala.
Para todo esto es necesario afirma Anna Salvia, entender que hay que trabajar mucho en casas y sobre todo en lo que tiene que ver con los dispositivos móviles y con acceso a internet. Hay que explicarles que el control parental es como la vida misma. "Es lo mismo que no dejarles salir a las 3 de la mañana", compara destacando la idea que el menor debe pensar que sus padres le están cuidando.