Horas antes de celebrar mañana la marcha contra la amnistía organizada desde Génova y del debate de investidura del próximo martes, el PP busca a la desesperada los votos que necesita, y no tendrá, Alberto Núñez Feijóo. Y lo hace mediante una estrategia que ya le dio en su día buen resultado a Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid en 2003: la táctica del Tamayazo. La formación conservadora apuntó ayer directamente a la “conciencia” de los diputados socialistas contrarios a las presuntas intenciones de Pedro Sánchez con los independentistas para que lo sopesen y rompan la disciplina de voto del PSOE. Un transfuguismo en toda regla que cuestiona todos los valores democráticos. La voces más preponderantes en el partido salieron al rescate de su líder sin ningún tipo de rubor. Para empezar, la secretaria general, Cuca Gamarra, que no dudó el soltar en diferentes entrevistas: “Espero que reconsideren su posición, porque merece la pena y porque muchos votantes socialistas hoy se arrepienten de haber votado a Sánchez el 23 de julio”.
Aprovechando el tirón de las críticas de las viejas glorias de Ferraz al actual presidente en funciones del Ejecutivo español, desde Felipe González hasta Alfonso Guerra, pasando por Nicolás Redondo y satélites de este entorno; Feijóo no tuvo reparos en telefonear al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page –único barón en ejercicio–, a quien Feijóo llamó para tantearle y hablar sucintamente de la “gobernabilidad del país”. Y es que en la sede del PP están convencidos, o eso quieren trasladar, de que el resultado en las urnas habría sido muy distinto si los votantes socialistas hubieran sabido que “su papeleta iba a ser utilizada para amnistiar a aquellos que pusieron en jaque nuestro orden constitucional”.
Quien se ha pronunciado sin paños calientes es el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que en una entrevista en el diario digital El Confidencial insta a los diputados del PSOE “a rebelarse y romper la disciplina de partido por conciencia de Estado”. “Más allá de la lógica disciplina de partido, que debe haberla, a veces se llega a extremos en los que los diputados deben rebelarse por sus propios principios”, recalcó, asegurando haber escuchado a muchos diputados, “no uno ni dos”, que no están de acuerdo con las tesis de Sánchez y con una hipotética amnistía. En este escenario, la alumna aventajada, Aguirre señaló en RTVE que no le “parecería mal” y sí le “gustaría” que algún diputado del PSOE hiciera lo mismo que Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez en aquel episodio de hace dos décadas. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se sumó a esta posición indicando que los diputados deberían hacer “en conciencia, lo que mejor convenga al interés general de la nación”. “Y tengo muy claro que lo que mejor conviene al interés general de la nación, desde luego no es que Pedro Sánchez sea presidente con una amnistía a favor de Carles Puigdemont”, zanjó, saltándose toda regla.
Esperpento y desesperación
Un proceder que en el PSOE consideran un “ejercicio de esperpento”, según la ministra de Transportes en funciones Raquel Sánchez, que cree que no son más que intentos “a la desesperada”, convencida “absolutamente” de que no habrá ningún tipo de voto tránsfuga. Una “grave irresponsabilidad política” en palabras de su líder en Andalucía, Juan Espadas. La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, identifica esta vía del PP con un “síntoma absoluto de desesperación porque no hay ninguna explicación más, no hay ningún caso semejante en la democracia europea”.