El PP lo fía todo a las elecciones un año después de su crisis

Esta misma noche se cumple un año desde que comenzó la crisis interna del PP que acabó con la abrupta e inesperada salida de Pablo Casado de la planta noble de Génova. El sector de Isabel Díaz Ayuso se impuso en la guerra desencadenada tras la publicación de un supuesto espionaje de Casado a la presidenta madrileña y Alberto Núñez Feijóo fue la solución de compromiso y de urgencia para lograr una cierta paz y estabilidad en el partido.

Un año más tarde, las tensiones internas se han calmado, al menos en apariencia, pero el liderazgo de Feijóo está pendiente de ser refrendado en las urnas en este intenso 2023, con doble convocatoria electoral.

En este sentido, el líder de la oposición confía en un buen resultado en las autonómicas y municipales de mayo que le catapulte a obtener en las generales de fin de año una mayoría suficiente para poder gobernar con el apoyo de Vox –sea externo o en coalición–.

Hasta entonces, la posición de Alberto Núñez Feijóo al frente de Génova no es discutida abiertamente pero sí genera reticencias en federaciones importantes como la madrileña. Es por ello que Feijóo quiere esa victoria electoral para acallar de una vez por todas al sector capitaneado por Isabel Díaz Ayuso y afianzarse como líder del PP.

Casado guarda silencio

Quien guarda silencio desde su defenestración es Pablo Casado que, según publicó recientemente El País, trabaja en un fondo de inversión en defensa y ciberseguridad; totalmente alejado de la política y la vida institucional, sobre la que no realiza declaración alguna.

En Génova tampoco cuentan con él para nada, ya que el trauma que supuso la guerra interna de hace un año sigue vivo en la formación.

El detonante que hizo explotar un choque larvado durante meses por el poder en Madrid fueron las acusaciones cruzadas de espionaje y corrupción entre Ayuso y Génova, pero el adiós de Casado tuvo muchas más aristas que venían también de largo e influyeron en su abrupto fin.

Uno de esos factores fue la forma de actuar del entonces secretario general, Teodoro García Egea, que hacía y deshacía a su antojo en la organización del partido, para enfado de buena parte de las federaciones.

Cuando la noche del 16 de febrero de 2022 saltaron las primeras noticias del espionaje contra Ayuso, Génova replicó denunciando unos contratos sanitarios que beneficiaban al hermano de la presidenta madrileña, órdago que generó rechazó en el partido.

El enfado y las dudas alimentadas durante meses se volvieron en contra de Casado, que en apenas siete días perdió todos sus apoyos y se vio obligado a pactar una salida que se hizo oficial en el congreso extraordinario de abril en Sevilla. “No he hecho nada malo”, trasladó a los suyos la noche en que tiró la toalla.