“Hay que pensar en tratar a los jóvenes salarialmente mejor” afirmó ayer el presidente de Kutxabank, Anton Arriola, en una mesa redonda organizada por la patronal vizcaina Cebek. A juicio de Arriola, los niveles de sueldo de entrada en la mayoría de empresas y sectores son “muy bajos y con una rampa de ascenso” que crece “muy poco a poco”, lo que dificulta construir la base para el futuro para las nuevas generaciones que se suman al mercado laboral.
El presidente del banco de las tres antiguas cajas de ahorro de la CAV debatió sobre los retos empresariales y sociales de Euskadi junto a la CEO de Eroski, Rosa Carabel, y el presidente de CIE Automotive, Antón Pradera. “Puede que tengamos una asignatura pendiente con los niveles salariales los primeros años de empleo”, indicó Arriola.
Según explicó, el banco tiene previsto contratar este año cerca de 100 nuevos empleados, por encima de la línea de los últimos años, a pesar de que la entidad y el sector financiero en general está en estos momentos “respirando un poco” tras una “década aciaga” por la crisis financiera.
Arriola reconoció que el margen de beneficio de la entidad ha mejorado de manera “significativa” con el aumento de los tipos de interés. Sin embargo, hay obstáculos en el camino. Así, alertó de las incertidumbres que se ciernen ante determinadas cuestiones como la crisis de liquidez y su contagio, y el “impuestazo” a la banca, que “coarta la libertad de mercado”.
“Los bancos son bichos extremadamente frágiles”, expuso Arriola, quien también pidió que se deje al mercado operar, que no se les ponga el “sambenito de grandes villanos” porque la banca es fundamental para que la economía funcione.
El presidente de Kutxabank destacó que en este momento “especialmente bueno” para la entidad el reto es crecer “más allá de las fronteras de Euskadi”, con el foco puesto en Madrid, pero también en actividades donde Kutxabank ha estado “muy tímido” en comparación con el negocio hipotecario, como la concesión de créditos a empresas, la financiación al consumo y la expansión en la banca privada y de inversión. “Queremos tener desde el punto de vista del negocio otras palancas” y “diversificar fuentes de ingreso”, expuso.
Arriola también reclamó al ámbito político y al sector público que defienda con “más valentía” el valor de la empresa y censuró los “mazazos electoralistas y populistas” contra ella. Una cuestión que también respaldaron Carabel y Pradera.
Por su parte, la CEO de Eroski censuró la presión regulatoria que está sufriendo el sector de las grandes distribuidoras comerciales y que ha supuesto un aumento de los costes de la cadena de valor, y los efectos de la inflación en el incremento de los precios de los productos. “Estamos haciendo un esfuerzo enorme” por no trasladar el aumento de los costes al consumidor, indicó Carabel.
El presidente de CIE Automotive abogó por defender el peso de la industria en PIB vasco (un 21 % en la actualidad) y de apostar por empresas multilocales a la par que explicó los “errores” que se están cometiendo en la transición energética en el sector del motor. En este sentido, Antón Pradera advirtió de que la “ecología es maravillosa y obligada” pero “muy cara” y que sólo las rentas altas pueden comprarse un coche eléctrico, un 20% de la población. Por último, criticó la “dependencia geoestratégica brutal” que se está creando de China, que concentra el 80% del refino de litio del mundo, material que se utiliza en el motor eléctrico.