Tras dos años sin fiestas, las calles de Tafalla volvieron a vibrar con un primer encierro. Los Prieto de la Cal volaron por los 700 metros que completan el recorrido en dos minutos y cinco segundos en una carrera que se saldó sin heridos y que pasará a la historia por el cambio de hora. Porque mientras que hasta ahora los encierros se celebraban a las 08.00 horas, en estas fiestas se ha cambiado el horario de inicio a las 09.00 horas, coincidiendo así con el emblemático encierro del Pilón de Falces.
El cambio de hora provocó que la curva de la Farola y la avenida Sangüesa lucieran con una luz diferente a la de otros años. En el encierro, pero antes también el encierrillo tuvo un color diferente, porque si antes el traslado de las reses tenía lugar a las 5 de la madrugada, ayer la torada fue conducida a corrales a las 8 de la mañana, ya de día.
La manada, con cuatro toros jaboneros, hizo un recorrido rápido y limpio. Aunque lo seis hermanos corrieron la avenida Severino Fernández en grupo, uno de los jaboneros se dio de bruces contra el vallado de la curva, quedándose así rezagado del resto.
Al final de la avenida Sangüesa, el corredor habitual Aitor Aristregi vivió un momento de tensión junto al vallado, al tropezar frente al toro y caerse a escasos centímetros del animal.
Sin embargo, el momento de mayor peligro se dio en la última recta, cuando uno de los corredores se cayó y uno de los astados le pasó por encima sin pisarle.
Aunque no hubo heridos por asta y apenas se realizaron atenciones, un mozo fue trasladado al centro de salud por luxación de hombro, otro joven de 23 años sufrió una erosión en la rodilla y codo y Nicolás. C, de Orkoien, recibió un golpe en el costado. “Iba en la cabeza de los dos primeros en medio de la calle. He pasado a la izquierda para meterme con los demás, no he visto al toro y me ha llegado, pero estoy bien”, contó.
Algunos de los mozos corredores coincidieron en que, no obstante, no fue un encierro fácil. El tudelano Luis Pardo aseguró no haber hecho la carrera que esperaba debido a la rapidez de los morlacos. Por su parte, Iñigo Beraza y Ibai Sanz, de 19 años, remarcaron que había sido un encierro peligroso: “Hemos pasado mucho miedo. Iban dos toros delante cruzándose de lado a lado”.
Este primer encierro no dejó el mismo sabor de boca para todos. Miguel Martorell, de 19 años, se estrenaba este año en las calles de Tafalla, ya que hasta ahora no había podido participar por ser menor de edad. “He corrido la última recta, ha sido todo muy rápido, pero ha ido bien. Estoy contento con mi carrera”, afirmó.
Entre Tafalla y Falces
La decisión tomada por el Ayuntamiento de la ciudad del Cidacos de desplazar la hora del encierro generó controversia entre los participantes. Iván Iracheta, tafallés de 29 años, mostró su malestar al respecto: “Lo bueno no hay que cambiarlo. Si algo funciona es mejor mantenerlo. Si siempre ha sido a las 08.00 horas cambiarlo a las 09.00 horas no tiene sentido, al final obligas a la gente a elegir entre Tafalla y Falces”, explicó.
Por su parte, Beraza y Sanz sostuvieron que “el encierro tiene que ser a las 08.00 horas, de esta forma van a conseguir que el Pilón de Falces se termine”, lamentaban.
Para otros, en cambio, este reajuste no supuso ningún problema: “A mí no me ha importado, así madrugo menos”, concluyó Martorell. El debate está servido.