Ángel Salaberria, el técnico que le vio crecer de Goizueta a la elite de la mano
"Cuando Aimar tenía ocho años, les llevé a su madre y él a un Campeonato Navarro a Villava o Burlada porque ese día no tenían coche". Ese es el primer recuerdo que tiene Ángel Salaberria de Olaizola II.
Lleva más de 35 años con la escuela de pelota del Umore Ona, el club de Goizueta. Es el padre de Iker, pelotari de 22 años de Aspe. Salaberria recuerda que con esos ocho años " ya se le veían maneras y posturas de jugar a pelota". No obstante, su hermano Asier tenía "más golpe. Siempre andaban los dos en el frontón".
El entrenador del Umore Ona "veía que podía llegar a profesional, aunque no tuviera ese golpe". Advierte que "muchas veces no hace falta tener golpe para ser pelotari. Además, era muy listo". Una vez que visualizaba el tanto, era letal, rememora: "Donde ponía el ojo ponía la pelota".
De las catorce txapelas, se queda con la primera que ganó a Irujo en el Manomanista de 2005. Una disciplina en la que Aimar no veía que podía triunfar. "Decía que nunca iba a ser manomanista porque no tenía golpe y mira". Cinco txapelas dicen lo contrario.
En cuanto a su actual estado de forma, "en parejas se le ve bien con más zaguero. Cuando coge pelota termina", explica. Salaberria considera la decisión "acertada", pero "le habrá costado".
Siente orgullo al ver que un pelotari de la talla de Aimar ha pasado por "sus manos. Luego pasó a Paz de Ziganda, pero siempre queda esa ilusión". Sobre todo, porque ahora "hay 20 chavales. Los demás están con el fútbol y las maquinitas".
Al técnico del Umore Ona solo le queda una duda sobre la retirada de Aimar: "A ver cómo nos apañamos el 13 de noviembre en el frontón de Goizueta".
"Decía que nunca iba a ser manomanista porque no tenía el golpe de su hermano y mira"
ángel salaberria
Entrenador del Umore Ona de Goizueta