Una de las noticias más agradables del gol de Lobete que dio la victoria a la Real ante el Mallorca fue comprobar el nivel de alegría que se llevó Alexander Sorloth. El noruego celebró a lo grande tanto la diana del canterano que puso patas arriba a Anoeta como el posterior acto para conmemorar el título de Copa en el que él no participó al no haber aterrizado a Donostia. Fue una señal inequívoca de que la integración del escandinavo marcha sobre ruedas.
La verdad es que es curioso que hay pocos fichajes extranjeros que hayan convencido tan pronto como Sorloth, cuyas actuaciones cada vez que ha entrado al campo han sido más que ilusionantes, pero es un delantero centro y su estreno goleador se está haciendo esperar. El nórdico ha participado hasta la fecha en seis encuentros, cinco de Liga y uno de Europa League, para un total de 201 minutos en los que no ha logrado ver puerta. En solo dos duelos, ante Sevilla y Granada, salió desde el inicio. Su mejor ocasión llegó probablemente en su estreno contra el Levante cuando se plantó solo delante de Cárdenas pero se resbaló en el momento en el que iba a golpear, en una acción que recordó bastante a una de infausto recuerdo de Sandro.
Eso sí, las sensaciones del escandinavo están siendo buenísimas, sobre todo porque parece un futbolista muy completo a pesar de enorme envergadura. Sin ir más lejos, sus minutos el sábado ante el Mallorca fueron muy interesantes, al aguantar con su potencia el balón y distribuirlo casi siempre con criterio y sin pérdida a pesar de estar el equipo en inferioridad numérica por la expulsión de Aihen.
Su mejor actuación la firmó probablemente contra el Sevilla, cuando se entendió a las mil maravillas con Isak en un innovador 4-4-2 de Imanol. Ante el Cádiz dejó su primera acción decisiva al provocar un penalti y la expulsión del central local Cala tras una gran cabalgada. Y en Granada, antes de lesionarse, también fue clave con varias jugadas y una gran asistencia a Oyarzabal que no acabó en gol. Lástima que no pudiera finalizar el encuentro al romperse lo que le ha obligado a perderse dos partidos de Liga (Elche y Getafe) y uno de Europa League (Mónaco).
Se puede decir que al jugador cedido por el Leipzig solo le falta el gol para meterse en el bolsillo a una afición que está valorando mucho el rendimiento que viene ofreciendo cada vez que juega.