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Política

“El principal opositor al gobierno de Imanol Pradales no está siendo EH Bildu sino el PSE”

Tras sus primeros pasos como líder parlamentario de EH Bildu, Pello Otxandiano (Otxandio, 1983) asegura que ve espacios para los acuerdos y llega a citar al conservador Mario Draghi como ejemplo a seguir
Pello Otxandiano, portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco.
Pello Otxandiano, portavoz de EH Bildu en el Parlamento Vasco. / Jorge Muñoz

¿Cómo se está viendo en estos primeros meses de legislatura?

Bien. Para mí la política parlamentaria es nueva. No he estado en la política institucional, y es un proceso de adaptación y aprendizaje.

¿Hay algo que no veía desde fuera y ahora ve desde dentro?

Diría que no. Aunque no he estado dentro, he conocido bastante la actividad parlamentaria. No hay nada que me haya sorprendido específicamente.

¿Lo veremos más veces con tono conciliador o repartiendo estopa?

Creo que soy bastante conciliador. Intento, desde mi posición política, buscar espacios de encuentro. No es una cuestión táctica. Realmente creo que este país necesita grandes acuerdos.

¿Cómo se repartirá los papeles con la coportavoz, Nerea Kortajarena?

Estamos en un momento muy especial como país y esto va a requerir procesos políticos que trascienden del Parlamento Vasco. Mi rol va dirigido más a tratar de buscar espacios de encuentro con diferentes familias políticas y, en particular, con el PNV para conseguir los grandes acuerdos que necesitamos. Luego, hay una dinámica de trabajo a la cual no resto importancia, que es una labor muy pesada, muy ardua, y se requiere una portavocía específica para ese trabajo, y es la que ocupa Nerea Kortajarena.

Supongo que no es casualidad que en sus propios documentos lo nombren como “jefe de la oposición”…

Bueno, estamos en la oposición. Yo dije después de las elecciones que nosotros aceptamos el mandato popular y democrático. Se ha conformado un gobierno y a nosotros nos corresponde estar en la oposición, con los mismos escaños que la formación mayoritaria. Desde ahí nos toca hacer política.

Nuestra propuesta de acuerdo presupuestario plantea para Euskadi lo mismo que Draghi para la UE

Ahora sí… ¿Cómo está viendo al gobierno de Imanol Pradales? (Lo de los cien días de cortesía lo cumplieron a medias…)

Veo un giro retórico bastante evidente, una nueva semántica que yo saludo porque eso da lugar a confluir en el análisis y en tejer una visión conjunta. En ese sentido, bien. Ahora esa retórica se tiene que traducir en políticas públicas y ahí es donde parece que hay alguna que otra disonancia entre los socios, como hemos vistos en los debates de la fiscalidad o la vivienda. Pero es pronto todavía para juzgar. En función de lo que haciendo el gobierno, lo iremos juzgando. Después, lo que vemos es un gobierno mal cosido en el sentido de que el principal opositor no es EH Bildu; lo es el PSE, de la mano de su secretario general.

Le llama la atención la actitud de los socialistas respecto a su socio.

Esta es una crítica quizá prematura, pero esta alianza política que nace en un despacho y llega hasta el último ayuntamiento del país, hasta Labastida, ¿responde a un proyecto de país bien formulado, sólido, con una proyección clara de lo que tiene que ser el futuro o es más un matrimonio de conveniencia? Empieza a constatarse que es lo segundo.

¿Y no se podría decir lo mismo sobre cualquier alianza de gobierno; PNV con Bildu o PSE con Bildu?

Sí, pero estamos en un momento en que hay que trascender las formulaciones más convencionales de la política. Y hay quien nos tacha de ilusos o que ve jugadas tácticas, pero yo creo que es necesario buscar otras fórmulas. Nosotros estamos en eso, en no prejuzgar. Por ejemplo, cuando el lehendakari nos propuso entrar en el Pacto de Salud, yo no salí a decir que nos generaba dudas porque podía ser una estratagema del PNV para limpiar su imagen. Dije que había que darle una oportunidad a esta iniciativa y que el tiempo pondrá a cada cual en su lugar.

Ahora justo estamos en un momento importante en esa cuestión. El pacto llega a una meta volante el día 30. El consejero Alberto Martínez dijo en estas misma páginas el pasado domingo que hasta ahora había un gran nivel de consenso.

En este sentido, yo alerté de que esto no era así. No voy a decir que el diagnóstico optimista tenga mala intención, pero esto es un proceso que nos tiene que llevar a identificar los elementos clave, y todavía hay mucho camino.

Han sacado Osakidetza del debate presupuestario… ¿Será posible evitar que sea arma arrojadiza?

Nuestra actitud en esta legislatura no es la de aprovechar los temas de esa manera. Estamos tratando de contribuir. Y aquí hemos hecho nuestro diagnóstico y se lo presentamos a la sociedad porque la mesa no puede ser un espacio hermético. Estamos siendo bastante coherentes.

¿Hasta dónde es posible el acuerdo cuando hay visiones tan diferentes sobre la solución?

Es normal que haya diferencias, pero el pacto de salud no es un objetivo en sí mismo. Primero hay que hacer un diagnóstico, luego identificar las políticas para regenerar Osakidetza. Yo creo que podemos estar de acuerdo en una gran parte de esas líneas de trabajo. O sea, que vamos a identificar consensos y disensos. Creo que hemos avanzado muchísimo porque hoy estamos en un escenario en que el diagnóstico general es compartido.

Mientras se teje el pacto para salud, tenemos ya encima la negociación presupuestaria. Ustedes se han adelantado con una propuesta que va más allá de pactar las cuentas para 2025. Es casi un acuerdo de Gobierno.

Es una manera de abordar el debate presupuestario. Es innovador y comprendo que pueda generar algunas dudas, pero es un planteamiento pertinente porque en tiempos excepcionales se requieren políticas excepcionales. Los retos sociales son de tal envergadura que exigen conectar toda nuestra capacidad institucional en una sola dirección. Esto es, básicamente, lo que viene a plantear Mario Draghi respecto al futuro de la Unión Europea.

¿Tienen ya los partidos la propuesta completa?

Sí, desde el principio. El día anterior a que la hiciéramos pública, yo me reuní con el lehendakari y le planteé la filosofía de la propuesta, y tres días después le hicimos llegar el documento desarrollado al PNV y al PSE formalmente y pidiéndoles una reunión.

Hemos avanzado mucho al abordar el futuro de Osakidetza: gran parte del diagnóstico es compartido

De momento, PNV y PSE han mostrado su recelo.

Yo creo que eso es una postura pública. Creo que ambos partidos tienen elementos suficientes para saber que estamos absolutamente dispuestos a llegar a acuerdos porque la interlocución política, tanto con el PSE, con el PSOE y con el PNV es continua. Hablamos de muchas cuestiones en el ámbito privado.

En el documento dicen que empiezan a hablar el mismo idioma y que ya no hay modelos antagónicos. Eso es nuevo.

Yo lo verbalicé ya en campaña. Hay diferencias, es evidente, pero con dos pilares fundamentales sobre los que se puede construir un proyecto de país compartido. La primera es el reconocimiento del carácter nacional del pueblo vasco. La segunda, la asunción de que estamos en un momento en el que se certifica que las políticas neoliberales han fracasado.

Pero el acuerdo debería ser a tres, en este caso: EH Bildu, PNV y PSE.

Otra cosa es la gobernabilidad, pero que haya sintonía y confluencia en la dirección que tiene que tomar este país en cuestiones como la transición ecológica, la cuestión energética, salud, educación, política lingüística, vivienda… si hacemos un diagnóstico certero del momento, es posible que haya un gran espacio de acuerdo.

Centrándonos solo en esta propuesta, la presupuestaria. ¿Lo plantean como todo o nada?

Nunca abordamos las negociaciones en esos términos. Primero tiene que producirse un espacio de diálogo. Luego se entraría en la negociación. Pero ni siquiera se ha producido esa primera fase de diálogo porque los partidos del gobierno han rechazado la petición de una reunión para hablar sobre los presupuestos.

Pretenden sincronizar los presupuestos del Gobierno Vasco y las tres diputaciones. ¿No estamos rozando una visión centralista? ¿Dónde queda la autonomía de cada territorio? ¿Y las necesidades concretas?

No es centralista porque parte del respeto a las especificidades históricas de cada territorio y, como no podía ser de otra manera, al ámbito de cada institución. Vuelvo a poner como ejemplo a Draghi. Él plantea la necesidad de un gobierno europeo fuerte, una gobernanza más vertical sin invadir la soberanía de los estados miembros pero con capacidad suficiente como para implementar determinadas políticas económicas. Bueno, pues a escala micro, se puede hacer lo mismo y con más razón. Tenemos un sistema institucional, somos un país pequeño. Respetando los ámbitos institucionales y competenciales no hay motivo para que haya inequidades de servicios públicos, en movilidad, en transición energética, etcétera. Podemos conectar nuestras necesidades en una sola dirección de país.

¿Se puede llevar esto también a los ayuntamientos?

Podríamos. Por ejemplo, en el caso de la vivienda, no vamos a hacer frente al problema si no alineamos todas las escalas institucionales. Necesitamos coherencia institucional, cooperación entre las tres diputaciones, el Gobierno Vasco y los ayuntamientos.

Tenemos que hacer lo posible para que dure el gobierno de Sánchez porque la alternativa es la derecha

¿Por qué, pese a los discursos, a EH Bildu parece que le cuesta más llegar a acuerdos en Gasteiz que en Iruñea o Madrid?

Esto es algo que se dice recurrentemente, pero en Gasteiz hemos llegado a acuerdos. Sin ir más lejos, la legislatura pasada pactamos la ley de transición energética a escasos meses de las elecciones. ¿Por qué llegamos a acuerdos? Se dice que es para blanquearnos, pero no es así. Hacemos la política que hacemos en base a las condiciones sociopolíticas que tenemos en cada ámbito institucional.

Lo de Madrid es especialmente llamativo porque hablamos de cosas que Bildu o los antecesores de Bildu no hacían e incluso criticaban cuando las hacía el PNV.

Tenemos que mirar la historia de Bildu. Ahora, las estrategias de las fuerzas que hoy convergen en EH Bildu han sido incluso antagónicas entre ellas…

Ya, pero, ¿dónde ponemos la raya entre los anteriores y los actuales representantes de la izquierda soberanista?

Yo diría que la línea política y la estrategia de EH Bildu es una fusión de elementos que han estado en diferentes culturas políticas y que ahora confluyen a la hora de plantear una política en un contexto histórico determinado, que no es el de hace 20 ni el de hace 40 años. A partir de ahí, tratamos de plantear la estrategia más eficaz.

¿Y en Madrid ahora mismo la estrategia más eficaz pasa por trabajar para que dure el gobierno de Pedro Sánchez?

Es hacer lo posible, y para ello tiene que haber un gobierno que atienda los planteamientos que le pone encima de la mesa el bloque que lo sostiene. Hay que avanzar en el reconocimiento plurinacional o la superación del neoliberalismo, y eso solo es posible con este gobierno. La alternativa, que es PP y Vox, no va a avanzar en esas dos cuestiones. Por eso hay que hacer posible que este gobierno siga, pero, el gobierno tiene que plantear una agenda de regeneración política y avance en términos sociales y nacionales.

¿Siguen estando satisfechos con el nivel de cumplimiento de Sánchez?

Este gobierno, con tantas dificultades, en un contexto de gran polarización y con la extrema derecha utilizando todo tipo de estrategias para desestabilizar, hay que reconocer que ha puesto encima de la mesa debates que hasta ahora han sido tabú.

¿La cuestión de los presos de ETA ha estado sobre la mesa en tantas negociaciones como se dice?

Nosotros no ocultamos que queremos que se avance en el cumplimiento de la legalidad ordinaria y en desactivar la excepcionalidad. Siempre hemos dicho que la desactivación de las consecuencias del conflicto era uno de los carriles que había que trabajar.

¿Esa desactivación pasa por la excarcelación de todos los presos?

Pasa por desactivar la excepcionalidad.

¿Para sustituirla por otra excepcionalidad que implique un trato favorable a los presos de ETA?

No. Por ejemplo, estos más de 50 presos afectados por la ley de convalidación de penas, según la legislación ordinaria, deberían estar en la calle.

¿Es coherente reclamar que se pase página respecto a las acciones de ETA y se exija memoria para las víctimas del franquismo, el terrorismo de extrema derecha o la violencia policial y parapolicial?

Hay que pasar página habiendo leído todas. El problema es que aquí se piden pasos en una determinada dirección mientras que hay pasos en dirección contraria. Por ejemplo, lo que se ha hecho en el consejo de dirección de Gogora o el desfile de la Guadia Civil en Gasteiz, que hiere la sensibilidad de las víctimas de la Guardia Civil. Entonces, lo que hay que hacer es un ejercicio de memoria donde se reconozcan todas las violencias.

¿Se reconozcan y se rechacen?

No se trata tanto de hacer juicios de moral sino de asumir responsabilidades y, a partir de ahí, establecer las coordenadas para una convivencia basada en el respeto de todos los Derechos Humanos.

Entiendo que habla de asumir todas las responsabilidades. Las de la guerra sucia del Estado, las de los grupos de extrema derecha, pero también las de ETA.

Hay que asumir todas. Y hay algunas que no están siendo asumidas. Y se dan pasos en dirección contraria. El caso de Gogora es evidente porque se deja a las víctimas de una parte. No es que estemos avanzando.

¿Cómo es posible eso con el PSOE, el partido que ha impulsado la que presentan como mejor ley de Memoria Democrática de nuestro entorno?

Pues es que estamos viendo, desgraciadamente, que el PSE (no solo en este tema, también en el debate del estatus político) está defendiendo posiciones más conservadoras que el PSOE. Como dijo Eguiguren, no puede ser el PSE sea menos vasquista que el PSOE.

2024-10-28T07:00:03+01:00
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