Euskadi les necesita, tanto, que incluso el Gobierno Vasco se llegó a plantear la posibilidad de traer médicos de países latinoamericanos. Una cuestión que desveló durante el verano el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, y que finalmente fue descartada al no ser posible contratar médicos extracomunitarios. Es evidente que hace falta savia nueva. El futuro pasa por las manos de jóvenes como Ana López, granadina de 22 años; Álvaro Galán, bilbaíno de 23, y Álex Canals, un alicantino que pronto cumplirá los 22. Tres estudiantes de quinto curso de Grado en Medicina, inmersos ya en un arranque de curso que, “como siempre”, se presenta “difícil y complicado”.
Representan a una generación llamada a cumplir un papel determinante. Euskadi necesita contratar médicos para hacer frente a la falta de profesionales, muy acuciante en especialidades como Medicina de Familia o Pediatría, en Atención Primaria. “Toda persona que quiera trabajar en Osakidetza tiene las puertas abiertas”, llegó señalar la directora del Servicio de Salud, Rosa Pérez, en una comparecencia ante la Comisión de Salud del Parlamento Vasco.
“ No creo que falten pediatras como tal, el problema es que muchos de ellos prefieren trabajar en la red privada porque las condiciones laborales son mejores" ”
Álex Canals - Estudiante en Donostia de quinto curso de Grado en Medicina
Además del histórico déficit de médicos, es necesaria una elevada reposición porque un gran número de facultativos va a colgar la bata próximamente al llegar a la jubilación. El colectivo que ejerce en Euskadi es de los más envejecidos de todo el Estado. De ahí que sean un activo vital estudiantes como Ana, Álvaro y Álex. Tres jóvenes que ya tienen una opinión formada sobre el mundo laboral que les rodea. Los futuros médicos, que han tenido clase de ocho a nueve, repasan sus apuntes mientras reflexionan con este periódico en voz alta.
“No creo que falten pediatras como tal. El problema es que muchos de ellos prefieren trabajar en la red privada porque las condiciones laborales son mejores”. El alicantino no se anda con remilgos a la hora de esbozar su particular diagnóstico de la actual situación. El encuentro con los tres estudiantes tiene lugar en la Facultad de Enfermería y Medicina de la UPV/EHU, adscrita al Hospital Donostia.
Comienza el estrés, y las prácticas
A partir de la semana que viene comenzarán con sus prácticas de Pediatría, Medicina Interna, Medicina Legal y Forense, o Cirugía. Pero no son unos recién llegados. Durante estos cursos atrás ya han tenido la oportunidad de conocer las bondades y miserias de la profesión. “Cuando vamos a las prácticas, vemos aspectos que quizá podrían mejorarse. Vemos cosas un poco sin sentido, como listas de espera de pacientes que tienen un tiempo tasado de atención, de cinco, diez o quince minutos, según la importancia. El problema es que hay pacientes cuya situación requiere de más tiempo, igual veinte o treinta minutos, lo que retrasa la consulta. Al no haber los medios suficientes, acabas saliendo a las cuatro de la tarde en vez de las dos”, corrobora López.
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Narra la joven una secuencia de hechos con la que facultativos de dilatada experiencia pueden, quizá, sentirse identificados. “Por todo ello, se retrasan los quirófanos, pero no es culpa de los médicos. Es, simplemente, que no hay tiempo. Al no haber personal suficiente se amplía la lista de espera más y más, lo que se acaba convirtiendo en un problema para todos: médicos que van corriendo de un lado a otro, y pacientes que pueden tirarse tres horas en la sala de espera”, prosigue la estudiante granadina.
– ¿Han visto a muchos médicos quemados por esa situación que describen?
Por unos momentos, los tres guardan silencio. Es Álex quien finalmente se arranca a compartir con el resto su particular visión del estado de la sanidad actual. “Sí, la verdad es que sí. Al ser una profesión tan vocacional, creo que a veces la propia sociedad se aprovecha de ello. Nunca va a haber, por ejemplo, una huelga que cierre un hospital”. Dice que por eso la cuerda se va tensando más y más, “hasta que se rompe y no aguantas más”.
Álex todavía no tiene claro por qué especialidad decantarse. Sí sabe lo que no quiere: “Voy descartando aquello que no me gusta, como las especialidades quirúrgicas”. “Es una carrera que puede ser vocacional -prosigue Galán-, pero no todo el mundo la vive con la misma motivación. De hecho, para algunos puede resultar un tanto desolador ver la sobrecarga de trabajo que hay en algunas especialidades”.
El testigo que coge Álex, el hijo estudiante, de su padre pediatra
El padre de Álex es pediatra de Atención Primaria en Alicante. La labor diaria que realiza, de la que hace partícipe a su hijo, guarda bastantes similitudes con la que refieren profesionales vascos. “Les tienen sobrecargados de trabajo, con un montón de pacientes. Mi padre llega a comprender que muchos jóvenes estudiantes que justo han acabado la carrera no se quieran meter en ese follón. Son chavales que se van a la privada, que hacen cuatro o cinco guardias al mes que están muy bien remuneradas”. La conclusión del estudiante es clara: “Trabajan menos y cobran más”.
Ninguno de los tres cree que haya falta de médicos. “Especialistas se forman. De hecho -señalan- el número de estudiantes que cada año se presenta al MIR supera al de plazas disponibles", de lo que deducen que "no solo no hay escasez de médicos, sino que sobran”.
Las cifras indican que el 89% del alumnado de medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha conseguido este año plaza MIR, lo que supone 20 puntos por encima de la media, según datos difundidos por la institución académica. En total, 11.827 estudiantes de distintas universidades se presentaron al MIR 2022 (90,4% de las personas admitidas), de los cuales el 84% superaron la nota de corte y se adjudicaron una plaza el 68,4%.
Los datos fueron mejores en el caso de la universidad vasca ya que se presentaron 342 estudiantes (96,6%); superaron la nota de corte 323 estudiantes (94,4% de los presentados) y se adjudicaron una plaza 304 graduados y graduadas (88,9% de los presentados). ¿Qué futuro les aguarda? “Igual no se consigue que vayan donde quizá hace más falta, pero no es culpa nuestra. Si tienes la opción de elegir, vas donde te ofrecen las mejores condiciones”, sostienen.
Ana y su pasión por atender a las personas mayores
Una de las especialidades que más atrae a la granadina es Geriatría. “Me gusta el trato con las personas mayores, es algo que siempre me ha interesado. No soy de cirugías ni de mucha sangre. Me gusta más hablar con las personas”, sonríe la joven, que vuelve a hacerlo cuando se le traslada que personas mayores, a decir verdad, no le van a faltar. “Sí, sí, eso me han dicho”, admite con cierta inocencia.
La población vasca de 65 años en adelante representa ya el 23% del total, según el informe del panorama demográfico de 2022 publicado en junio por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Euskadi se ha convertido en el segundo territorio con población más envejecida de la Unión Europea, solo por detrás de Italia (23,5%).
En Euskadi, el 31,1% de las personas mayores de 65 años o más viven solas, una situación que, a priori, no tiene por qué ser negativa. Sí lo es, en cambio, que el 26,6% de las personas en ese rango de edad reconozcan su soledad no deseada, según datos que maneja el Gobierno Vasco.
Es el escenario que le aguarda a López. En Andalucía, de donde proviene, no existe la especialidad de Geriatría. Las estudiantes interesadas son derivadas a Medicina Interna. “Tengo un conflicto interno por ese mismo motivo. Llevo ya seis años fuera de Granada y por una parte quiero volver. Pero como lo que más me gusta es Geriatría, probablemente me quede por aquí”, aventura la joven, dispuesta a aprovechar las oportunidades laborales que le brinda el progresivo envejecimiento de la población vasca.