Tras el golpe que Pedro Sánchez asestó el miércoles en el tablero político, en uno de esos giros de guion en los que se mueve como pez en el agua, las distintas piezas empezaron a resituarse ayer para aguantar la tormenta desencadenada hasta el próximo lunes, cuando el todavía presidente español dará a conocer su futuro. Una eternidad en la que no se hablará de otra cosa después de que el líder del PSOE anunciara, a través de una carta dirigida a la ciudadanía, que anulaba su agenda pública y se tomaba un periodo de reflexión para decidir si le merece la pena seguir en el cargo, ante los ataques que está sufriendo su mujer, Begoña Gómez, por parte de la derecha y la ultraderecha por presunta corrupción. La propia campaña electoral en Catalunya, que comenzó anoche no exenta de decibelios, quedó opacada por una situación inédita en el Estado.
Pese a que Sánchez está acostumbrado a quebrar la cintura de adversarios políticos y de sus propios aliados con fintas inesperadas –cabe recordar el adelanto de las elecciones generales que decretó un día después de la debacle que su partido sufrió en las elecciones autonómicas del año pasado–, su último movimiento ha provocado una onda de choque especialmente intensa por el carácter irreversible que conlleva: pocos se atrevían ayer a descartar que, efectivamente, anunciará su dimisión el lunes.
Ante la falta de información sobre lo que puede estar pasando por su cabeza ahora mismo, las teorías en un sentido y otro, abiertamente contradictorias entre sí, se suceden. Sí parece que se ha recluido con sus seres más cercanos y que no responde a los mensajes de apoyo que está recibiendo ni se está reuniendo con su equipo. Algunas fuentes apuntaban a que, el mismo martes a última hora, tuvo conocimiento de la apertura de diligencias de un juzgado de Madrid contra su esposa, tras una denuncia de recorta y pega de artículos publicados en internet presentada por el pseudosindicato de ultraderecha Manos Limpias. La acusación es por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción, lo que ha sido suficiente para mandar a Begoña Gómez al banquillo. Al menos por el momento.
Sus más estrechos colaboradores tuvieron conocimiento de su misiva –redactada en un tono eminentemente personal y donde declaraba su amor por su mujer y acusaba directamente al PP y Vox– al mismo tiempo que el resto de la humanidad y llevaron a cabo su catarsis de inmediato, esa misma tarde-noche en Moncloa. “Estuvimos intercambiando nuestra personal visión de la situación, ni siquiera fue una reunión formal o que tuviera un objeto”, explicó ayer uno de los participantes, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños.
En el programa La Cafetera de Radiocable, confirmó que Sánchez no participó en el encuentro, aunque han podido mantener contacto con él. Denunció a su vez la “deshumanización” que sufre el presidente por parte de la derecha y expresó su deseo de que “continuemos trabajando por el bien de este país”. A dicha reunión también acudieron el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y vicesecretaria general de los socialistas, María Jesús Montero.
Posible sustituta
Muchas miradas se ciernen precisamente sobre Montero como probable relevo de Sánchez en el caso de que este opte por dimitir –en las quinielas también se baraja que convoque un nuevo adelanto electoral o que se someta a una cuestión de confianza en el Congreso–. La vicepresidenta fue ayer una de las más explícitas sobre la postura que ha adoptado el PSOE y dijo que están “muy concentrados” en transmitirle “energías positivas” para que continúe: “Lo necesitamos para que España siga avanzando”.
Tras unos primeros momentos de incredulidad, y como era de esperar, el PP y Vox se lanzaron a la yugular una vez detectada le presencia de carnaza. El presidente popular, Alberto Núñez Feijóo, afirmó que “no existe en ningún lugar del mundo la figura de presidente fijo-discontinuo”. Según él, todos los servidores públicos tienen que responder ante sus responsabilidades, y el presidente del Gobierno, “el primero”. Añadió que “nadie está al margen de la ley, se apellide como se apellide”, y emplazó al líder socialista a dar explicaciones.
Extremadamente dura se mostró la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que rechazó el “victimismo” de Pedro Sánchez y le acusó de estar ejecutando una “performance” que a su juicio no culminará con una dimisión el lunes, sino que seguirá “echando gasolina y rompiendo la convivencia”. “No se atreva a tocar al poder judicial”, le espetó, por último.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, dijo desde Budapest que se “avergüenza” del paso adoptado por el secretario general del PSOE y sentenció: “Pisotea la ley, roba al pueblo y cuando el pueblo le pide cuentas, se hace pasar por víctima”.
Contra el ‘lawfare’
Además del PSOE y de las derechas, la denominada izquierda confederal, Sumar y Podemos, asumió el papel de dique de contención de la ultraderecha en este periodo de impasse. El portavoz de Sumar en el Congreso, Iñigo Errejón, sostuvo que está en juego “la calidad de la democracia” en el Estado y llamó a “construir un amplio bloque democrático” contra la extrema derecha y los poderes que, pese a no presentarse a las elecciones, condicionan la vida política.
El ministro de Cultura y también portavoz magenta, Ernest Urtasun, manifestó su “apoyo” a Sánchez y pidió “firmeza democrática” a los progresistas. “El lawfare no puede tumbar gobiernos”, aseveró. En el mismo sentido, la líder de Podemos, Ione Belarra, trasladó al presidente del Gobierno español que merece la pena continuar gobernando, pero no como hasta ahora, y demandó al PSOE “valentía” para el resto de la legislatura con el fin de erradicar la práctica del lawfare.
Las muestras de apoyo pasarán de las palabras a los hechos mañana mismo con la gran manifestación que están promoviendo militantes del PSOE a las 11.00 de la mañana frente a la sede del partido en Ferraz. La convocatoria, no oficial, se está difundiendo a través de las redes sociales, y por ejemplo las Juventudes Socialistas escribieron en un mensaje en X: “Pedro, sí merece la pena”. Esta movilización supone además recoger el llamamiento realizado por históricos dirigentes socialistas como el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ayer pidió a los simpatizantes del partido que “se movilicen” a favor de Pedro Sánchez.