Visitar Álava es sinónimo de naturaleza, historia, arte y mucha belleza. Esto se puede ver a lo largo y ancho del territorio, en todos sus rincones, donde siempre hay atractivos que la rodean. Uno de ellos se encuentra al oeste de estas tierras, concretamente en el municipio de Añana, en donde hay un rincón digno de admirar.
Hablamos, claro está, del Valle Salado de Añana, una maravilla natural en toda regla. Este lugar es una salina de miles de años de antigüedad que se mantiene en la actualidad, con mucha historia que conocer. Así lo confirma el portal ‘Pueblos de Álava’.
El origen medieval del pueblo
Añana es una localidad que siempre ha estado estrechamente ligada a la producción de sal. Fue fundada por el rey Alfonso I el Batallador, con habitantes de aldeas próximas que se dedicaban de lleno a la extracción salina del lugar.
Años más tarde, con el fuero que le fue otorgado a Álava, este municipio adquirió la primera de realengo. Como ventaja, tenía bajo su control el Valle Salado, que emanaba un recurso fundamental en la Edad Media.
El municipio abarca un terreno bastante irregular, salpicado por zonas de producción de sal. En nuestros días, todavía puede observarse la muralla de casi 600 metros de perímetro y siete de altura, usada antaño como muro de contención de otras construcciones.

El Valle Salado de Añana, una visita de lo más enriquecedora.
La maravilla del Valle salado
Hace alrededor de 7.000 años, lo que hoy son las Salinas de Añana era un extenso océano. Como consecuencia de la evaporación, surgió un manantial que brotaba agua salina, con una concentración mayor a la del agua marina.
Aunque su explotación comenzó desde tiempos inmemoriales, la civilización romana fue la que preparó todo el sistema de terrazas y canales para maximizar el proceso de extracción de la sal. Dada la importancia que ganó con el paso de los siglos, fue motivo de disputa.
En el siglo XIX, las autoridades locales alcanzaron un acuerdo con la Hacienda Real para controlar el nivel de producción de este recurso, algo que, a la larga, causaría el deterioro y el abandono de la estructura productiva de la zona.
A principios de este siglo, las instituciones y asociaciones de la región han trabajado duro por mantener y conservar este patrimonio hasta hoy.
Joyas del pasado
Más allá del Valle Salado, Añana también guarda joyas de valor arquitectónico. Una de ellas es el Palacio de Zambrana-Herrán, una casa rural con tintes barrocos del siglo XVII. Fue erigida por Pedro Zambrana, administrador real de las salinas de la época.
El Monasterio de San Juan de Acre es otra construcción medieval que no podemos pasar por alto. Fundado en el siglo XIV, su trascendencia histórica y religiosa es uno de los aspectos más reseñables, habiendo ejercido mucha influencia siglos atrás.
¿Cómo llegar desde Vitoria?
La vía más rápida para llegar a Añana desde Vitoria es en coche. Hay que tomar la carretera N-1 en dirección a Burgos. Tras unos 20 kilómetros, se debe elegir la salida hacia la A-212 en dirección a neutro destino. El trayecto dura alrededor de 30 minutos.
Otra alternativa es mirar buses locales que nos lleven a este pequeño municipio, con mucho encanto e historia que vale la pena conocer.