Ya queda poco para que termine la cuenta atrás que siguen los jefes médicos del Hospital Universitario de Donostia (HUD) tras 45 jornadas de protestas, reivindicaciones, idas y venidas, que empezaron con el cese de la gerente y la directora médica de la OSI Donostialdea; y han continuado con las reivindicaciones de la cúpula médica del hospital, que lleva convocando concentraciones en las escaleras de entrada el centro sanitario desde comienzos de diciembre.
Las partes muestran al menos voluntad de entendimiento de cara al encuentro que tendrá lugar el día 18, lo cual no es poco tal y como arrancó esta crisis, con la petición expresa al Gobierno Vasco de que cesase a la alta dirección de Osakidetza.
El debate sobre los perfiles profesionales en las oposiciones, con implicaciones legales nada desdeñables, y la integración del hospital Onkologikoa en Osakidetza son las dos principales reivindicaciones de este colectivo, cuya protesta ha abierto el melón del estado de la sanidad pública.
NOTICIAS DE GIPUZKOA trata de componer el complejo puzle de esta crisis, en la que la Atención Primaria, considerado por buena parte de profesionales como “el verdadero problema de la sanidad pública” y la llave para su restauración frente al crecimiento de lo privado, ha quedado relegado a un segundo plano.
El estallido: los ceses
Dicen que el 2 diciembre, viernes, fue “un día de locos” en el Hospital Donostia. Al menos en los pasillos por los que transitan los jefes y supervisores del centro. Un día de auténtica convulsión que desembocó en la destitución, “probablemente precipitada” e inesperada, de la directora médica Idoia Gurrutxaga, hoy ejerciendo labores de triaje en el Hospital Donostia: su puesto anterior en ese primer contacto del paciente con el personal sanitario en los servicios de Urgencias. Gurrutxaga, que llevaba diez años como directora médica, pasó de un día para otro a la recepción, acogida y clasificación de los pacientes que llegan a Urgencias.
Según fuentes médicas consultadas, Gurrutxaga no se habría resignado a la destitución de la gerente Itziar Pérez, que había sido cesada en la tarde del jueves día 1 por “falta de alineamiento con la dirección general de Osakidetza”. Esta decisión, recurrente en puestos de confianza como este, provocó un efecto dominó que nos ha traído hasta hoy.
Gurrutxaga habría mantenido el 2 de diciembre una serie de comunicaciones con Gasteiz que desembocaron al final del día en su inesperado cese. Fue el día en el que se produjo también un primer plante por parte de una treintena de jefes de servicio. El cese fulminante de Gurrutxaga, según ha podido saber este periódico, no estaba previsto, por lo que pudo ser consecuencia de las tensiones vividas en esa jornada entre las direcciones de Gasteiz y Donostia.
Lo que vino después fueron tres días de locura en los que dimitieron en cascada tres subdirectores: el subdirector médico, Adolfo Beguiristain (el mismo día 2), la subdirectora del área médica, Maite Martínez; y la subdirectora de Enfermería, Loreto Marquet.
La comunicación
El mismo día en el que Idoia Gurrutxaga fue cesada de forma precipitada, un grupo de jefes y supervisores médicos de la OSI Donostialdea crearon una cuenta de Twitter HDOprofesionalak para mostrar su apoyo a la gerente cesada, Itziar Pérez. Fue entonces cuando se encendieron los focos mediáticos sobre el Hospital Donostia.
Este periódico, en concreto, se puso en contacto ese fin de semana con uno de los jefes de servicio que ha ejercido de portavoz en esta crisis. Fuimos remitidos a una “carta consensuada” que se daría a conocer a lo largo de la semana siguiente.
Sin embargo, la noche del día 4, domingo, los médicos decidieron enviar esa carta a un único medio de comunicación, que abrió su edición del día 5 con dicha información. A esa carta, una bomba de relojería que exigía a la consejera de Salud Gotzone Sagardui el cese de la dirección de Osakidetza y el regreso de las directoras cesadas de la OSI Donostialdea, le siguió una entrevista en el mismo periódico del portavoz de este colectivo, el jefe de Neurología del Hospital Donostia.
Fue él quien hace hincapié en el maltrato que sufre la OSI Donostialdea por parte de Osakidetza. Un relato a la carta. El resto de medios de comunicación fueron convocados por este colectivo de jefes médicos a una rueda de prensa el 7 de diciembre.
Las líneas rojas
La renuncia a las líneas rojas supuso un cambio en el discurso de los jefes médicos. En la rueda de prensa del 7 de diciembre, ante una nube de periodistas de todos medios de todo Euskadi, el escenario cambió. Allí mismo, el portavoz de los médicos Adolfo López de Munain abrió la puerta a la negociación “sin líneas rojas”. Y preguntado expresamente por ello, confirmó que ya no exigían la vuelta de las directoras cesadas como condición sine qua non, aunque sí pidió que se les restituyera el honor. Se abría la puerta a la negociación, que llegó días después.
Un equipo encabezado por la directora general de Osakidetza, Rosa Pérez, se desplazó a Donostia el día 19 para conocer de primera mano las reivindicaciones de los jefes de servicio. De aquella reunión, salió una primera entente, una vía para el acuerdo que aún hoy sigue abierta, pese a otra crisis suscitada días después con el nuevo gerente. Las partes se citaron para el 18 de enero, el momento de plasmar los primeros acuerdos.
Onkologikoa
El hospital Onkologikoa estuvo en boca de todos desde el primer día. Su integración en Osakidetza estaba resultando compleja desde hacía cuatro años y la cúpula médica de la OSI Donostialdea ha rechazado abiertamente la intención manifestada por Osakidetza de crear una OSI diferenciada para Onkologikoa. Defienden que este hospital se mantenga bajo la jerarquía del hospital Donostia.
Los profesionales de Onkologikoa se mantuvieron días en silencio en el medio del huracán, presentado su hospital como una de las claves y llaves maestras de esta guerra. Y rompieron el silencio dos semanas después en NOTICIAS DE GIPUZKOA, que se citó el día 15 con una representación del comité de empresa de Onkologikoa y de la comisión de pacientes del centro.
El comité de Onkologikoa acusó entonces a la cúpula médica del Hospital Donostia de “falta de solidaridad” con ellos y de poner “trabas” a su integración en Osakidetza. Su mensaje fue duro: “Onkologikoa se ha ido desmantelando de forma consciente y alevosa con la connivencia de quienes ahora desaprueban la forma de integración en Osakidetza”, dijeron.
Los portavoces del comité de empresa acusaron a estos jefes médicos de “connivencia en el deterioro premeditado de Onkologikoa” y de “decir medias verdades” en este conflicto. Un mensaje que introducía nuevos elementos en este ya de por sí complejo escenario.
Pública versus privada
Entre tanto, se coló el debate público versus privado en la sanidad vasca. Un exgerente del propio Onkologikoa y del hospital Donostia, Iñigo Jaka, así como un médico jubilado del servicio de Nefrología del Hospital Donostia, Alesander Elosegi, han denunciado en sendos artículos de opinión publicados en diferentes medios de comunicación, el trasfondo que subyace, en su opinión, tras este conflicto.
Alesander Elosegi, médico jubilado del servicio de Nefrología del hospital Donostia, lamentó en un artículo publicado el 4 de enero en Naiz que “vivimos en una situación de corrupción generalizada en el hospital, y ello se mantendrá así mientras se tolere que los médicos que trabajen para Osakidetza, lo hagan al mismo tiempo en centros privados”.
Elosegi consideró ”totalmente justificado” lo sucedido con las la gerencia y directora médica (sus ceses), a quienes acusó de “actuar de forma negligente, por no decir mafiosa”. Y de hacerlo, “por intereses propios, tanto económicos, como por ansia de poder”.
Aseguró en su carta a Naiz que sufrió mobbing y que entre los actuales jefes de servicio, donde no duda que haya gente digna, “están haciendo piña para defender los intereses económicos de bastantes de ellos”.
El mismo argumento esbozó Jaka en una carta enviada a varios medios y que también publicó NOTICIAS DE GIPUZKOA, donde criticó que “durante la pandemia se hayan derivado pacientes a operarse a un centro privado de Gipuzkoa en el que trabajan muchos jefes de servicio del Hospital Universitario de Donostia (HUD)”.
La primera purga
El hospital ya venía arrastrando problemas internos desde hace tiempo. Fuentes médicas vinculadas aún a la OSI Donostialdea y otras ya fuera, aseguran que el gran problema del Hospital Universitario de Donostia es “el día a día, que es insoportable”. Según estas fuentes, la “situación interna viene empeorando desde hace varios años”, pero con la llegada de Itziar Pérez a la gerencia en febrero de 2019, “la situación explota”.
“A primeros de 2020 es cesada la doctora María Araiz como Jefa de Hematología. Pocos días después el doctor Alberto Hernández dimitió como Jefe de Traumatología. Los dos son apoyados por los médicos de sus servicios”, explican estas fuentes.
Según han transmitido a este periódico, “la práctica totalidad de los miembros del servicio de Hematología protestaron por escrito el cese de la doctora Araiz” (en junio de 2021 remitieron un escrito a la dirección de Asistencias Sanitaria y al Departamento de Salud) y los “jefes clínicos de Traumatología pidieron por escrito a la Consejería el cese de la directora médica, Idoia Gurrutxaga; y del subdirector del área Quirúrgica, Adolfo Beguiristain”.
Además, “al doctor Sanz Jaka, Jefe del Servicio de Urología, la Gerencia del Hospital, de la mano de la dirección médica, le inició un expediente disciplinario, que posteriormente desembocó en una demanda penal” de este “contra Itziar Pérez, Idoia Gurrutxaga y contra la Directora General de Osakidetza, Rosa Pérez, por amenazas y coacciones, falsedad documental y prevaricación continuada”.
Una denuncia que un juzgado de instrucción de Donostia sobreseyó en mitad de la instrucción precisamente la semana posterior al estallido de esta crisis, el pasado diciembre, y que el doctor Sanz Jaka ha recurrido, según ha podido confirmar este periódico con el interesado.
Junto a los nombrados, también el doctor Alfredo Martínez Florez habría sido “sancionado y apartado de la Jefatura de Cirugía Plástica”, lo que se añade a un “sinfín de abandonos de puestos de dirección (Radiodiagnóstico, Hospitalización a Domicilio…), ante la “presión” de la directora médica, además de sendos “procesos judiciales” de “dos psiquiatras” por “acoso laboral”, explican.
El Colegio de Médicos
Según trasladan desde este colectivo purgado “esta es la realidad del hospital en estos años. La práctica de la coacción y la amenaza ha sido habitual por parte de la dirección médica y la gerencia. Hasta el punto que ha habido situaciones donde adjuntos del sistema de Digestivo se han negado a acudir a reuniones con la directora médica sin ir acompañados por el abogado del Colegio de Médicos”.
El caso de Digestivo es especialmente paradigmático. El 13 de noviembre de 2022, hace apenas dos meses, miembros de este grupo se dirigieron, según ha podido constatar este periódico, a la presidenta del Colegio de Médicos de Gipuzkoa en una carta anónima que aseguran no firmaron “por miedo” a represalias. Un hecho llamativo es que “siete médicos han abandonado el servicio de Aparato Digestivo en poco más de un año”.
Del mismo modo, el 27 de noviembre de 2020, los doctores Luis Bujanda, Alberto Hernández, Alfredo Martínez Florez y Juan Pablo Sanz se reunieron formalmente con su entonces presidente, el doctor Manuel García Bengoechea; acompañado del vicepresidente, Iñaki Eizaguirre; su secretaria general, María Belén Alonso; y el asesor jurídico, Jon Pellejero, para exponer todo ello. En ese encuentro, el doctor García Bengoetxea habría admitido “ser conocedor de estas situaciones y de otras muchas más”, algo que no estaba sucediendo, al parecer, en Bizkaia ni Araba.
“Reivindicaciones válidas” e "intereses"
Diversas fuentes médicas reconocen que una denuncia como la que han expuesto los jefes tienen una base real y sólida, pero apuntan también a “intereses variados” que complican el escenario y han evitado la extensión de las protestas al colectivo de casi 3.500 personas que trabajan en el Hospital Donostia y más de 5.000 en la OSI Donostialdea. Las protestas se circunscriben a un centenar de médicos, por el momento.
“Está claro que las reivindicaciones manifestadas son en su mayoría válidas y aceptables para todos, pero pasan por alto que las directivas cesadas han sido las ejecutoras de las políticas del departamento durante todos estos años y que ellas directamente son las responsables del día a día de la OSI y de la situación creada dentro de ella”, aseguran un exjefe de servicio consultado por este periódico.
Y muchos de ellos, afirma esta fuente, “son puestos designados en los últimos años por la dirección médica, Idoia Gurrutxaga, que ha creado una verdadera red clientelar de responsables clínicos”, y que han “trasladado a los servicios su estilo de dirección autoritario”.
Según esta fuente, sin embargo, muchos de los problemas apuntados por los médicos díscolos son reales y pone el foco en las “excesivas” y “enmascaradas” listas de espera. También pide una mayor “coordinación entre niveles asistenciales”, que “los pacientes sean vistos por un mismo médico y no por más de seis médicos diferentes”, como puede suceder ahora; “contratos dignos y estabilidad” para los que sustituyen las bajas y, en definitiva, una mayor “transparencia” y “participación”.
La Atención Primaria
Incluso la Administración lo admite. Todos coinciden en esto: la gran laguna del sistema público de salud vasco es la Atención Primaria. Un problema que no es exclusivo de Euskadi, pero es palpable a nivel social y genera un malestar creciente.
Los jefes médicos movilizados trataron de tender puentes e invitaron a la Atención Primaria a su movimiento. Pero este no respondió. Los guiños han sido varios, pero fuentes acreditadas de la Atención Primaria dentro de la OSI Donostialdea aseguran que se sienten “ninguneados”, y que a menudo son tratados por los propios jefes de la OSI como “médicos de segunda”.
Ahí reside la brecha que impidió que se unieran a esta protesta. Si algo le ha faltado a esta protesta, de hecho, más allá de adhesiones limitadas de la población civil, es el impulso de la base. Se ha quedado, de momento, en un movimiento de grandes jefes.
Pero el desafío está en los ambulatorios. El 19 de diciembre, la plataforma Lehen Arreta Arnasberritzen convocó a los trabajadores de todos los estamentos de la Atención Primaria de Euskadi a una asamblea para este 14 de enero en Bilbao ante lo que califican de "situación insostenible" en los ambulatorios, un problema, que “no esexclusivo del servicio vasco de salud” y está extendido en todo el Estado español, según reconocen.
Bizkaia en el horizonte
Entre tanto, los jefes médicos han planteado la guerra contra Osakidetza en clave Bizkaia versus Gipuzkoa. Aseguran que la OSI más importante en número de Euskadi, la de Donostia, cuenta con menos recursos y que se favorece a Cruces en detrimento de Donostia. La insistencia en este punto, ha abierto otra brecha con sus homólogos del Hospital de Cruces.
El detonante fue una entrevista del exsubdirector Adolfo Beguiristain en el mismo medio a través del que estos doctores han canalizado sus quejas. Cinco jefes médicos del Hospital de Cruces enviaron otra carta a otro medio vizcaino descalificando el mensaje de los exdirectivos y jefes de servicio de la OSI Donostialdea y acusaron a Adolfo Beguiristain de “mentir” de “mala fe” al afirmar que Osakidetza otorga trato de favor al centro hospitalario por "amiguismo”.
Sagardui
La consejera Gotzone Sagardui es otra pieza clave en este puzzle. Los jefes médicos del HUD le acusaron de hacer una “política destructiva” al inicio de la crisis, antes de los primeros contactos de acercamiento. Y más adelante, cuando la vía de negociación empezaba a encauzarse, el propio lehendakari llegó a cuestionar la comunicación interna de Osakidetza.
Sagardui primero infravaloró el órdago de los médicos. Un motín en toda regla ante el que compareció de urgencia el día 6 en rueda de prensa, pero sin dar ninguna explicación y bajo el argumento de anunciar los ceses que ya todo el mundo conocía por la prensa.
Posteriormente, intervino en el Pleno del Parlamento, donde también dio pocos detalles y finalmente sí dio más información en la comparecencia en la comisión de Salud del Parlamento Vasco (19 de diciembre), donde reconoció que estaban valorando extender la técnica Hipec para el tratamiento de cáncer peritoneal que se emplea en Donostia (cáncer de colon) a Cruces, para el cáncer de útero.
Sin embargo, inmediatamente después cedió, y escribió una carta a los jefes médicos de Donostia, reiterando la exclusividad de esta técnica y descartando su extensión a Cruces. El 19 de diciembre, además, el propio lehendakari, en una entrevista en ETB, admitía que Onkologikoa debería terminar integrándose en la OSI Donostialdea, cuando Sagardui ya había apuntado en una respuesta parlamentaria previamente la vía diferenciada.
La situación actual
A día de hoy, los jefes médicos del Hospital Donostia mantienen sus movilizaciones frente a la entrada del hospital y en su cuenta de Twitter mantienen el pulso contando los días restantes para la reunión del próximo miércoles.
En este periodo entreguerras, hubo un momento crítico, cuando anunciaron que dejaban de considerar como interlocutor válido al nuevo gerente nombrado por Osakidetza, Agustín Aguirre, al que acusaron de presionarles para que desmientesen públicamente al exsubdirector Adolfo Beguiristain, tras la citada entrevista.
Inciden en dos puntos. Por un lado, “los perfiles”. Aseguran que se trata de una “formación supraespecialidada, reglada por las sociedades científicas, que se realiza una vez finalizada la formación MIR y que permite una atención de mayor calidad en situaciones específicas”. Y en segundo lugar, insisten en acoger en su seno el hospital Onkologikoa, dentro de la OSI Donostialdea, una reivindicación a la que siguen dando gran importancia.