Los meses de pandemia pesan, también en los partidos políticos, y la militancia del PNV estaba deseosa de reencontrarse presencialmente para aunar fuerzas y conjurarse para afrontar los retos de futuro de una Euskadi que vive todavía una situación sanitaria delicada por el covid-19.
Por todo ello, la Asamblea General del PNV en el BEC de Barakaldo ha servido para que la Ejecutiva jeltzale tome el pulso al partido y para que las bases hayan podido juntarse al fin para debatir ideas nuevas y deliberar sobre cómo encarar un horizonte político, económico y social que, a pesar de su complejidad, los militantes dicen afrontar con "ilusión".
Así las cosas, en el cierre de la Asamblea ayer domingo en el BEC se vivió un clima de reencuentro y de alegría por haber podido celebrar al fin un cónclave que se ha demorado por más de un año. Entre los 2.500 asistentes al acto político había mucha diversidad: jóvenes, familias con hijos y los militantes más veteranos, que ya habían vivido otras cuantas asambleas del partido.
Todos ellos llegados en autobuses de los siete herrialdes para una cita en la que se aunó tradición y modernidad, como se pudo vislumbrar en la actuación del grupo Crazy Hospital, que combinó break- dance y trikitixa.