Juan Carlos I ha llegado este miércoles a Sanxenxo pasadas las 14,30 horas junto a su amigo personal y regatista, Pedro Campos, en cuya casa se alojará los próximos días durante su estancia en el municipio pontevedrés.
A las 14,35 horas, el exmonarca llegaba a Nanín -donde se ubica la vivienda de Campos-, en un vehículo conducido por Campos, presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, y en el que ocupaba el asiento de copiloto.
No ha hecho declaraciones, pero al decelerar la marcha para poder pasar entre los numerosos medios de comunicación que se agolpan desde primera hora de la mañana en los alrededores de la vivienda, ha saludado a los periodistas sin bajar la ventanilla, antes de acceder a la casa del armador del Bribón y su segunda mujer, Cristina Franze, una vivienda de dos plantas con magníficas vistas a la playa de Nanín.
La anécdota la ha protagonizado un particular que ha dejado empanadas artesanas para los periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión que han hecho guardia ante el chalé desde primera hora.
A este mismo domicilio de Campos acudió a mediodía "Piliña", muy conocida en la zona por su fama de contar con los mejores productos del mar. Ella llegó en su furgoneta cinco minutos antes de las doce y media para hacer una entrega en casa de Pedro Campos.
"No puedo decir nada. Soy la encargada de la cocina", fueron las palabras de esta pescadera, que sigue con el oficio al que ya se dedicaba su tatarabuela y que es propietaria de un negocio de marisco. El año pasado ya llevó al chalé de Campos en Nanín rodaballo a la plancha, que apasiona a Juan Carlos I.
Aterrizaje en el aeropuerto de Vigo
El rey emérito ha llegado a Sanxenxo procedente del aeropuerto de Peinador, en Vigo, donde ha aterrizado en un jet privado procedente de Londres. Juan Carlos I tenía prevista su llevada al mediodía pero finalmente el avión ha aterrizado a las 13:43 en tierras gallegas, en la que es su segunda visita privada a la zona en un plazo de once meses.
Tal y como ocurrió en aquella primera ocasión, un visible dispositivo de seguridad ha sido desplegado en el aeropuerto de Vigo, en cuyas inmediaciones se han congregado docenas de periodistas acreditados con cámaras para tratar de captar un plano o una fotografía de su paso fugaz por el aeródromo.
Juan Carlos I bajó por su propio pie del avión, ayudado por un bastón y vestido con pantalones y un jersey oscuros y un chaleco.
En pista lo esperaba su amigo personal el empresario Pedro Campos, con el que abandonó el aeropuerto en coche tan solo 15 minutos después de su llegada. A la salida, su majestad ha saludado a la multitud de prensa que lo esperaba desde el asiento del copiloto, antes de desplazarse hacia Sanxenxo.
Debido a sus problemas de movilidad, la idea del anterior jefe del Estado, de 85 años, es reposar y embarcar el jueves para entrenarse con la tripulación del Bribón con vistas a las regatas.
Y es que su visita privada a la localidad costera de la comarca de O Salnés está orientada al ocio y el deporte, ya que el rey emérito desea participar, a bordo del Bribón que lidera su amigo Pedro Campos, en la segunda regata de la Liga española de la modalidad de seis metros, la cual comenzará el sábado a las 13:00 horas en el Real Club Náutico de Sanxenxo.
La visita de Juan Carlos I, que previsiblemente concluirá el domingo, es la segunda que realiza al Estado español desde que fijó su residencia en Abu Dabi.
La primera de ellas despertó una gran expectación tanto por parte de los medios de comunicación como de la ciudadanía. La expectación en esta ocasión, pese a la discreción que se le ha querido dar al viaje, se espera que sea similar.
La atención que recibe el rey emérito ya se sintió en la víspera en Londres, ciudad en la que acudió a Stamford Bridge, el estadio del Chelsea, en el oeste de Londres, para presenciar el partido del club inglés contra el Real Madrid de Liga de Campeones.
Allí acudió en un vehículo todo terreno negro tras el autobús del Real Madrid y a la vez que el presidente del club madridista, Florentino Pérez, con quien no se le vio saludarse.
Y el lunes fue fotografiado mientras abandonaba un exclusivo club privado en Oswald's, centro de la capital inglesa, donde, según publicó el tabloide "Daily Mail", cenó con un grupo de amigos.
Malestar en Zarzuela
De esta manera, el Juan Carlos I ha vuelto al Estado español, un viaje que ha generado "malestar" en Zarzuela. Consideran particularmente "inoportuno" que la visita se produzca en estos momentos dada la proximidad con las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y por tanto en periodo preelectoral, aunque reconocen que se trata de una decisión personal del padre del rey y la enmarcan en su vida privada, como también ha hecho el Gobierno.
Ya la primera visita que hizo al Estado español Juan Carlos I a finales de mayo del año pasado había generado malestar en la Casa del Rey, debido a la expectación con la que se siguieron todos sus movimientos durante su estancia en Sanxenxo y al interés suscitado, muy lejos de la privacidad con la que había manifestado que quería que transcurrieran este tipo de desplazamientos.
En aquella ocasión, padre e hijo se reunieron posteriormente en Madrid. Tras el mismo, la Casa del Rey le recordó a Juan Carlos en un comunicado que en su carta para notificarle que Abu Dabi sería su residencia permanente también le había dicho que cuando visitara el Estado español quería hacerlo con "la mayor privacidad posible".
Entonces, el mensaje caló aparentemente en el emérito, ya que no regresó en junio para una nueva regata como se había adelantado, y en los meses siguientes ha mantenido un inusual silencio, sin recurrir a su entorno más cercano para trasladar mensajes sobre sus intenciones o sobre su vida en el exilio emiratí.