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El Observatorio de prospectiva del empleo y tendencias ocupacionales de Lanbide, Futurelan, prevé que en la próxima década se crearán 661.353 oportunidades de empleo; la mayoría de ellas –548.943–, por las jubilaciones que se producirán en este tiempo, y el resto –112.410–, por el propio incremento de la actividad. Un desafío que observan con preocupación los diferentes sectores económicos ante la falta de relevo generacional. De hecho, es cada vez más frecuente oír a las empresas mostrar su inquietud por una falta de profesionales que ya se está notando y que se irá agravando, sobre todo, en los próximos cuatro años por la jubilación de la generación del baby boom.
Y esta falta de trabajadores convive con 107.894 personas que buscan empleo (INE, noviembre) y que, aunque las proyecciones indican que la cifra va a ir reduciéndose, refleja el principal desafío del mercado laboral, además del envejecimiento de la población: equilibrar oferta y demanda. "En Euskadi tenemos una economía avanzada y, aunque siempre hay puestos de trabajo para personas que tienen un nivel formativo bajo o no tienen estudios, la propia estructura económica tiene que ver más con las ingenierías, las universidades, la formación profesional. Para nosotros, la formación profesional es un elemento muy importante porque está nutriendo de personas a nuestro tejido productivo", reflexiona Pablo Martín, representante de Economía y Fiscalidad de Confebask.
De hecho, aquellas personas con una formación reglada superior –estudios universitarios o de FP– están menos tiempo en paro. Sin embargo, el hecho de que sectores como la hostelería también estén demandando trabajadores indica que influyen también otros factores como los sueldos y las condiciones laborales. Los datos también muestran que las personas mayores de 45 años tienen más dificultades para acceder a un empleo y que la carga de los cuidados para las mujeres es un obstáculo.
Así, al analizar la lista de Lanbide tomando las variables de sexo, edad, nivel de formación reglada y sector del último empleo, se observa que el perfil del demandante de empleo es, en mayor medida, mujer (57,6%), mayor de 45 años (54,8%), del sector servicios (70%) y con estudios hasta primaria (55,1%). En concreto, las mayores diferencias entre hombres y mujeres se concentran en el grupo de edad entre 30 y 44 años, coincidiendo con la época de la crianza. Por ejemplo, en noviembre había 11.678 hombres en esa franja de edad en el desempleo, mientras que las mujeres eran 18.895. Otro dato: entre las personas con nacionalidad extranjera, el paro se concentra entre las mujeres de 30 a 40 años, mientras que entre los autóctonos los mayores índices se dan entre los mayores de 50 años.
Formación
Confebask presentó hace unos meses la encuesta que realiza cada dos años entre sus empresas asociadas, en la que destacaba que el 80% de ellas tenía dificultades para contratar personal. El viernes, la presidenta de la patronal vasca, Tamara Yagüe, insistió en la falta de profesionales cualificados en Euskadi. Según Lanbide, actualmente, las mayores dificultades las encuentran aquellas que buscan supervisores en ingeniería de minas, de industrias manufactureras y de la construcción, y profesionales de la salud –personal médico, de cirugía, enfermería–. En el segundo grupo con mayor tensión están los puestos relacionados con las ciencias físicas, químicas, matemáticas y de las ingenierías, las tecnologías de la información, directores de departamentos administrativos y comerciales.
También hay dificultades para encontrar mecánicos, así como soldadores, chapistas, montadores de estructuras mecánicas, herreros, elaboradores de herramientas y afines, trabajadores especializados en electricidad y electrotecnología y técnicos de las tecnologías de la información y las comunicaciones. En estos casos, el nivel de tensión es menor, pero aún es relevante si se tiene en cuenta la exigencia de experiencia previa.
Industria
Paradójicamente, uno de los principales sectores afectados es el de la industria manufacturera. "La industria ha ido a menos a lo largo de los años, pero si unimos esto a que no hay personas dispuestas a trabajar en el sector, habrá un problema", advierte Martín. Según Futurelan, de aquí a 2035, se crearán 75.000 oportunidades de trabajo en el sector, todas ellas por jubilación –de hecho, la cifra de previsión de jubilaciones es algo mayor que las oportunidades por el crecimiento de la actividad, lo que indica que habrá menos puestos de trabajo en la industria que ahora–.
"El problema está en que las especialidades más técnicas, más industriales, no son tan atractivas para nuestros jóvenes hoy en día. Esto es algo muy occidental, las sociedades más avanzadas son las que más jóvenes tienen perdiendo el interés por las actividades más técnicas", apunta Martín. "Por contra educación infantil es la carrera más estudiada. No se entiende si cada vez hay menos niños", agrega.
En esta apreciación coincide Josu Ferreiro, profesor de Economía de la UPV/EHU. "Los datos de paro y empleo de este año han sido buenos, pero nuestro principal handicap es la industria. Los servicios, en cambio, van como un tiro. La gran incógnita para el año que viene será ver si el sector turístico puede mantener estas cifras de actividad", apunta.
Y, en línea con este incremento del peso del sector servicios en la economía y también con el envejecimiento de la población, las proyecciones de Lanbide para los próximos diez años indican que las mayores oportunidades de empleo, teniendo en cuenta las jubilaciones y el crecimiento de la actividad, se dará en sectores como el comercio al por mayor y al por menor, el transporte y el almacenamiento, la hostelería, la educación, las actividades sanitarias y de servicios sociales y las actividades profesionales, científicas y técnicas.
Por perfiles, los que más crecerán serán las ocupaciones relacionadas con la contabilidad y las finanzas, los servicios de apoyo a la producción y el transporte, la enseñanza, los cuidados de personas en servicios de salud, dependientes de tiendas y almacenes o camareros. Y, por jubilación, además, las relacionadas con las ciencias físicas, químicas y matemáticas y de las ingenierías.
Inmigración
Otra cuestión que sale a relucir cuando se habla de la falta de profesionales siempre es la inmigración. Sin embargo, quienes llegan de otros países no es que tengan, precisamente, el camino fácil y ese es otro gran desafío. Según los datos de Lanbide, 19% de las personas inscritas buscando trabajo son de nacionalidad extranjera. Aquí, además del equilibrio de demanda y oferta, por no tener los perfiles que requiere el mercado de trabajo, en muchos casos el problema está en la homologación de títulos.
Por no hablar de todas aquellas personas que están en la irregularidad y que se ven obligadas a trabajar en negro y de forma precaria. "Lo que se observa es que las personas inmigrantes tienen dificultades para incorporarse al mercado de trabajo y muchas veces se ven obligada a aceptar puestos por debajo de su cualificación. Al final, muchas veces, quien se acaba integrando de forma más o menos plena es la llamada segunda generación", explica Ferreiro.