¿Qué hará Junts? Es la gran pregunta cuya respuesta parece que se demorará hasta el filo de lo imposible. Las sensaciones en el entorno de Carles Puigdemont respecto a que dé luz verde a la investidura de Pedro Sánchez no parecen las más optimistas. O al menos es lo que desprenden desde el sector moderado del partido, que le vería “enrocado”. “Va a ser muy difícil, si no imposible, un acuerdo con cualquier partido”, señalaron ayer al diario digital El Confidencial, atribuyendo al expresident un pensamiento: “Europa va a ver que el independentismo ha forzado unas nuevas elecciones en España”. Como un modo de comportamiento más puro y “esencialista” que el practicado por Esquerra.
Durante los últimos días se habrían producido varias conversaciones informales entre el PSOE y JxCat para sondear la postura de Puigdemont, y desde ese espectro no rezuman positivismo. “Puigdemont ya ha dicho por activa y por pasiva que o se negocia la amnistía y el referéndum o no habrá apoyo. O lo toman o lo dejan. Y ha endurecido su postura los últimos días”, habrían reconocido, poniendo en valor la aritmética parlamentaria que le otorga al ex Jefe del Govern la llave de La Moncloa. En semejante escenario, la repetición de elecciones es una alternativa que va ganando enteros pero sus resultados son una incógnita. De hecho, tanto PP como PSOE pueden salir reforzados de esos comicios, entre otras cosas, porque puede funcionar la teoría del voto útil. Los más intransigentes en Junts verían ahí la opción de atraer voto de la abstención premiando su perfil duro, pero otro núcleo cree que volvería a reforzarse al PSC y el independentismo sería seriamente castigado. Entre tanto, Esquerra no cesa en su empeño de trasladar a Junts que “estamos ante una oportunidad de oro que no se puede desaprovechar”.