Compartir una cerveza en buena compañía, en una terracita en verano o en torno a la mesa de un bar cuando el frío aprieta, siempre es un plan perfecto. La cerveza es esa bebida social que nos une y que nos hace pasar momentos entrañables con familiares o amigos y que ha hecho que salir de cañas se convierta en todo un deporte nacional. No es casualidad que su consumo medio anual por ciudadano en España sea de 52 litros.
Expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) recomiendan tomarla con moderación y eso se traduce en no sobrepasar los 196 gramos por semana, es decir, 700 ml de cerveza al día en el caso de los hombres (dos tercios -dos latas del 0,33 cl o dos vasos de tubo-) o los 112 gramos semanales en el caso de las mujeres, 400 ml diarios (poco más de un tercio).
Beneficios de un consumo moderado
Numerosos estudios científicos han demostrado además que, consumida en su justa medida y en el marco de una dieta equilibrada, tiene numerosos beneficios para la salud. Gracias a su composición a base de agua, levadura, cebada y lúpulo y por su alto contenido en hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, antioxidantes y ácido fólico, resulta una bebida muy saludable: reduce el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares y ayuda a tener unos huesos más fuertes, lo que reduce el riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas.
El hecho de que sea una bebida beneficiosa para tu organismo no te puede servir como excusa para beber sin control, ya que ingerir más cerveza de la cuenta llevará aparejado un consumo excesivo de alcohol que resultará perjudicial para tu salud.
Tampoco debes concentrar el consumo recomendado para toda la semana en un solo día, ya que hacerlo no te reportará ninguno de los beneficios atribuidos a esta bebida y seguro que te dejará una tremenda resaca.
Una bebida baja en calorías
Y llegados a este punto nos asalta una eterna duda: ¿la cerveza realmente engorda? La respuesta es no. La cerveza tomada con moderación no engorda, ya que 100 ml solo nos aportarán 40 calorías. Si lo que ingerimos es una lata de 330 mililitros, las calorías que se añadan a nuestro contador ascenderán a 150.
También hay que tener en cuenta que no todas las variedades de cerveza son iguales: la que menos calorías tiene es la de malta (122 calorías por 330 mililitros), mientras que la que más calorías aporta es la indian pale ale (171 calorías por 330 mililitros).
La cerveza, además, arrastra la mala fama de estar detrás de esa gran tripa conocida popularmente como barriga cervecera. La presentan más hombres que mujeres y responde a un patrón común: obesidad abdominal y extremidades delgadas.
En este aspecto, la cerveza ha sido injustamente tratada, ya que no es ni la única ni la principal responsable de esta barriga, sino que hay que buscar al culpable en el aperitivo que casi siempre la acompaña. Patatas bravas, pintxos, fritos, frutos secos, aceitunas o patatas chips son alimentos que resulta difícil separar del consumo de cerveza y que son una auténtica bomba de calorías.
Por lo tanto, el truco para beber cerveza sin engordar es sencillo, o tal vez más complicado de lo que parece, ya que, además de que el consumo debe ser siempre moderado, supone renunciar al rico aperitivo que siempre la acompaña.