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El Sínodo del Vaticano pide escuchar a quien se sienta excluido por su sexualidad, pero sin aperturas

El documento final de una de las reuniones más importantes de la Iglesia pidió que se dedique "el tiempo necesario" para reflexionar sobre estas cuestiones
Foto de archivo de la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

El documento final del Sínodo que se aprobó hoy instó a que la Iglesia escuche y no discrimine a "a las personas que se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad", pero no planteó aperturas y pidió que se dedique "el tiempo necesario" para reflexionar sobre estas cuestiones.

"De distintas maneras, las personas que se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad también piden ser escuchadas y acompañadas, y que se defienda su dignidad", se lee en el texto donde desapareció la referencia "a personas LGTBIQ", que sí que aparecía en el documento de trabajo sobre el que se basó la asamblea.

La propuesta que hacen desde el Sínodo es que "escuchar es un requisito previo para caminar juntos en busca de la voluntad de Dios" y "que los cristianos no pueden faltar al respeto a la dignidad de ninguna persona".

"En la asamblea se percibió un profundo sentimiento de amor, misericordia y compasión hacia las personas que son o se sienten heridas o desatendidas por la Iglesia, que desean un lugar al que volver 'a casa' y donde sentirse seguras, escuchadas y respetadas, sin miedo a sentirse juzgadas", se lee en el documento.

El Vaticano acogió desde el 4 de octubre esta reunión, de las más importantes de la Iglesia, para reflexionar sobre temas sobre su futuro y a la que asistieron 464 participantes, 364 con derecho a voto y por primera vez personas laicas y entre ellas 54 mujeres, mientras que dos tercios eran obispos, que hasta este Sínodo eran los únicos que podían votar.

El documento, que fue aprobado por más de dos tercios de los presentes, está dividido en temas propone de cada uno "convergencias", "cuestiones que abordarse" y "propuestas" y será la base para trabajar todo el próximo año ante la sesión final de octubre de 2024.

En el apartado titulado: "Por una Iglesia que escucha y acompaña", se afirma que "la Iglesia debe escuchar con especial cuidado y sensibilidad las voces de las víctimas y supervivientes de abusos sexuales, espirituales, económicos, institucionales, de poder y de conciencia por parte de miembros del clero o de personas con nombramientos eclesiales".

También se afirma que es necesario escuchar a "a las personas que se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad", pero el documento no hace referencia a los casos de las parejas homosexuales o a las personas divorciadas y vueltas a casar.

Sin embargo, el documento señala que "aunque escuchar exige una aceptación incondicional", "esto no significa abdicar de la claridad a la hora de presentar el mensaje de salvación del Evangelio, ni respaldar ninguna opinión o postura".

Para dar mayor relieve a este servicio de escucha, se propone establecer "un ministerio" para los religiosos que se ocupe de escucha y acompañamiento.

Confiesan que "algunas cuestiones, como las relacionadas con la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, las situaciones matrimoniales difíciles y las cuestiones éticas relacionadas con la inteligencia artificial, son controvertidas no sólo en la sociedad, sino también en la Iglesia, porque plantean nuevos interrogantes".

Y por tanto, se afirma que "se requiere un perfeccionamiento y un estudio más profundo" y "es importante tomarse el tiempo necesario para esta reflexión e invertir en ella nuestras mejores energías, sin ceder a juicios simplificadores que hieren a las personas y al Cuerpo de la Iglesia".

Ante ello, aplazan cualquier decisión y se propone que se promuevan iniciativas para un debate "compartido sobre cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas".

29/10/2023