La América más admirada y conocida, la de la soleada California, visita Europa en forma de potente deportivo descapotable. Ford nos trae al Viejo Continente un trocito de sueño americano de la mano del Mustang California Special.
Si algo saben hacer bien lo americanos es crear mitos y leyendas y vendernos historias y productos. Desde la comida rápida y las bebidas de cola a su música, la ropa vaquera, su patriotismo irreductible de película o sus marcas de coches y motos, por citar lo primero que me viene a la cabeza. Y nosotros, los europeos, en nuestra infinita ingenuidad, se lo compramos todo o casi todo porque, para qué engañarnos, nos encanta que nos hagan creer en algo y nos ilusiona emocionarnos con cosas, aunque solo sean eso, cosas que desear, admirar y puede que hasta comprar.
No vayan a entender esto como una crítica a su admirable capacidad comercial y publicitaria, al contrario, un servidor es el primero que se traga cualquier programa de preparación de coches y motos que pasen por televisión, disfruta con esos tamaños y cilindradas para nosotros impensables y baja la ventanilla del coche y se detiene, o se para frente a un paso de peatones, para escuchar el sonido incomparable de un corazón V8 de gasolina palpitando al ralentí o acelerando desde baja velocidad. Todos sabemos que los excesos, y sobre todo si son de calorías, siempre son malos; pero si hay algo estimulante y arrebatador es el sonido de un motor gordo de los de verdad, de esos V8 de gasolina en los que los americanos siempre han sido unos maestros. Y los yanquis lo saben, son perfectos conocedores de que nosotros aquí, en la vieja Europa, también nos apasionamos con esos automóviles tan desmesuradamente potentes, ruidosos, rápidos y bebedores de gasolina.
Así que para que nos suframos más de la cuenta y podamos disfrutar del sueño americano, en este caso del sueño californiano, Ford ha decidido traérnoslo a Europa en forma de Ford Mustang California Special. Se trata de una versión destacapotable provista del motor de gasolina de cinco litros y ocho cilindros en uve dotado de 450 CV de potencia y 529 Nm de par máximo, con propulsión trasera y caja de cambios manual de seis marchas o automática de diez velocidades, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 y 4,5 segundos, respectivamente. Dispone de cuatro modos de conducción (Normal, Sport, Track y Nieve/Húmedo), con la posibilidad de que el modo Goord Neighbour limite automáticamente la emisión de ruido de escape en momentos programados del día –hay que respetar el sueño de los vecinos-, y sin olvidar que cuenta con diferencial de deslizamiento limitado de serie y suspensión MagneRide para controlar electrónicamente el trabajo de la amortiguación.
Ford lo presenta argumentando que "encarna el espíritu libre original de 1968 en carrocería descapotable con techo blando de aspecto clásico y emociones al aire libre", y llega dotado de elementos propios como las llantas de aleación de 19 pulgadas en gris carbono, parrilla frontal en forma de panal de abeja acabada en negro ébano y con la insignia GT/CS en rojo carrera, franjas laterales inferiores en negro, rojo y gris con logotipos GT/CS desde las aletas delanteras hasta las traseras con la inscripción California Special visible a la luz del sol, mejoras aerodinámicas en forma de splitter delantero más grande y tomas de aire laterales traseras opcionales, así como cuatro salidas de escape y nueve colores exteriores.
Por dentro incorpora detalles como los asientos delanteros calefactados y refrigerados, el cuadro de instrumentos de doce pulgadas personalizable, conectividad SYNC3 con comandos de voz o mecanismos de ayuda a la conducción como el control de crucero adaptativo con asistencia precolisión y alerta de mantenimiento de carril. Todo ello para que "los entusiastas de la conducción en Europa puedan experimentar la exclusiva mezcla de placer de conducir, libertad, estilo, prestaciones y diversión al volante del California Special", apunta el ingeniero jefe del programa Mustang de Ford Europa, Matthias Tonn. Puro disfrute.