Euskadi ha planteado una estrategia para la gestión sostenible de todo el suelo, con una reducción de su uso, ante el peligro de que en las próximas décadas el aumento de las temperaturas lleve a una erosión y desertificación, un riesgo mayor en el sur de Álava.
Esta Estrategia de Protección del Suelo de Euskadi 2030 ha sido aprobada este martes por el Consejo de Gobierno, celebrado en la Torre Madariaga de Busturia, en la reserva del Urdaibai. Cuenta con un presupuesto para el periodo 2022-2030 de 137,5 millones de euros.
La consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, ha explicado esta estrategia, cuyo objetivo es evitar, a través de la gestión sostenible del suelo, la degradación de este medio en términos netos para mitad de siglo. Así, la línea general será la reducción del consumo de suelo, minimizando su ocupación, a la vez que se valoran los suelos ya modificados por la actividad humana y se recuperan los contaminados, algo esencial para afrontar la necesidad de suelo para uso industrial.
Para elaborar esta estrategia se ha llevado a cabo un diagnóstico del estado de los suelos, en el que se advierte de amenazas como la erosión, de la necesidad de prestar atención a 1.568 hectáreas de terreno con aguas subterráneas para no producir ningún tipo de contaminación en las mismas, o de la desertificación por el aumento de las temperaturas, donde el sur de Álava es la zona que mayor riesgo presenta.
Para combatir estos peligros la estrategia prevé 69 acciones. Entre ellas, está poner en marcha una política de reutilización de suelos vacantes degradados que permita la recuperación de 400 hectáreas de suelos contaminados, como ya se anunció en enero.
Euskadi ya lleva trabajando años en este campo, de manera que actualmente el 20 % de los emplazamientos potencialmente contaminados inventariados ya ha vuelto al mercado, una vez que se ha intervenido sobre ellos para garantizar su calidad y seguridad.
Se ha trabajado en Bizkaia, en algunas áreas de Santurtzi, de Burtzeña en Barakaldo, de Inama en Muxika, y de Playa Barri o Sakoni en Erandio. En Gipuzkoa, La Herrera en Pasaia, Oikia en Zumaia o Arcelor Mittal en Zumarraga.
También se trabaja en reutilizar tierras excavadas, como en Ibarzaharra, en Trapagaran y Sestao. Tras la recuperación del emplazamiento de las antiguas instalaciones de la Babcock-Wilcox para promover nuevas actividades, ha sido necesario elevar la cota de terreno aproximadamente tres metros, principalmente por razones de inundabilidad.
Además, desde Neiker se está trabajando en suelos agroforestales, como es caso de Tonpoi en Bermeo, la renaturalización de la presa de Artukitza en San Sebastián o las distintas parcelas en las que se están interviniendo en el parque agroecológico de Aramangelu/Basaldea, en Vitoria.
Por último, se va a poner en marcha una red de seguimiento de la salud del suelo, con la elaboración de un mapa de suelos de Euskadi, así como campañas para sensibilizar a la sociedad en la gestión sostenible del suelo.