El Surne Bilbao Basket se encuentra al borde del abismo continental, sin depender ya de sí mismo para llegar a la jornada final del Last 16 con aspiraciones de acceder a la siguiente ronda de la Basketball Champions League. Otro horroroso final de encuentro, no tan sangrante como siete días atrás frente al Lenovo Tenerife pero también nefastamente jugado, le condenó este martes en Estambul a acumular una nueva derrota (95-85) lejos de su fortín de Miribilla y le obliga a mirar con sumo interés al Murcia-Tenerife de hoy sabiendo que de su resultado depende su supervivencia o su sentencia final. Si se imponen los anfitriones, la aventura continental de los hombres de negro habrá llegado a su fin; si son los de Txus Vidorreta los que ganan, quedará un hilo de esperanza. Finísimo. Casi imperceptible. Todo pasaría a depender de la jornada final, en la que el mejor escenario sería un triple empate que llevaría a los de Jaume Ponsarnau a tener que derrotar en casa por 23 o más puntos a los murcianos para acceder a los cuartos de final.
Los hombres de negro se han visto condenados a esta situación límite por su muy deficiente gestión de los minutos finales en sus dos últimos compromisos. Si perder en casa contra el Tenerife cuando ganaba por doce puntos a menos de cinco minutos del final complicó muchísimo las cosas, lo de ayer en la visita al Darussafaka fue otro tiro en el pie. Porque mezclando fases incluso brillantes con otras de desacierto, luchando contra su manifiesta inferioridad en la defensa interior y en el rebote, el conjunto vizcaino, de nuevo corajudo y esforzado, se las arregló para llegar con un empate a 83 puntos a los últimos tres minutos, en los que tiró por el sumidero todo lo bueno hecho hasta entonces.
Tras tanto remar en inferioridad de condiciones y en el momento de mayor voltaje, el cortocircuito volvió a ser sonoro. Sus cuatro siguientes ataques cristalizaron en tres pérdidas de balón y una penetración de Adam Smith que acabó en tapón. Los turcos encontraron así alfombra roja hacia la victoria. Dos tiros libres de Gabriel Olaseni, un tormento indefendible para Michale Kyser durante toda la contienda con sus 26 puntos y 12 rebotes, y un dos más uno de Aaron White ejercieron de sentencia.
Y fue tan doloroso protagonizar otra resolución de partido tan negativa porque hasta ese momento el trabajo de los visitantes fue más que meritorio, con muy buenas fases ofensivas -cinco jugadores anotando en dobles dígitos liderados por los 18 puntos de Georgios Tsalmpouris- y con Francis Alonso descomunal en cualquier aspecto del juego que tuviera que ver con la intendencia, ya fuera un rebote ofensivo, un robo o una asistencia. Pugnaron los hombres de negro contra sus enormes problemas en el rebote (44 a 23, con la friolera de 19 capturas en ataque para los anfitriones) y su inferioridad física en las cercanías del aro, pero para ese colapso final no hubo solución posible.
BUEN ARRANQUE
El conjunto vizcaino arrancó la contienda con un notable movimiento de bola en ataque y bien plantado en defensa, lo que le permitió gozar de las primeras ventajas (4-9), pero cuando aparecieron las pérdidas y los rebotes concedidos en aro propio los problemas hicieron acto de presencia. El adelanto de líneas defensivas de los turcos colapsó a los visitantes, que encajaron un 0-10 antes de que Xavi Rabaseda, con cinco puntos seguidos, aportara el tan necesario acierto (16-14). La entrada de los jugadores de refresco revitalizó a los de Ponsarnau, sobre todo gracias a Tsalmpouris. El pívot impulsó de nuevo a los hombres de negro para permitirles cerrar en ventaja el acto inaugural (22-24).
El tridente formado por Álex Reyes, Alonso e Ignacio Rosa, con este último en plan ejecutor, aportó revoluciones al juego bilbaino (26-31), con Ozdemiroglu tirando de los suyos a base de punzantes penetraciones. Una antideportiva de Korkmaz sobre Hakanson fue el punto de partida para el demarraje del Bilbao Basket (28-40), brillante a la hora de cargar contra el aro rival, pero el Darussafaka activó a Olaseni para evitar el naufragio con el 36-46 a 3:36 del ecuador de la cita. Incluso así, los visitantes lograron marcharse a vestuarios con un interesante 44-52.
ALTO VOLTAJE
En la reanudación, Olaseni siguió siendo un tormento anotando e imponiéndose en el rebote ofensivo. Además, el conjunto vizcaino perdió las coordenadas ofensivas y este nuevo ecosistema desembocó en un cambio de liderato en poco más de tres minutos disputados: 55-54 tras un 11-2. Ponsarnau tuvo que parar el partido a 5:43 del final del tercer cuarto porque nada funcionaba en sus filas, con el Darussafaka jugando cada vez más envalentonado y suelto. La vía de agua llegó hasta el 67-59 y el Surne Bilbao Basket estuvo muy cerca de perder contacto con su rival, pagando su inferioridad en el rebote y su falta de dureza. Fueron los triples de Tsalmpouris y Radicevic, sumados a la hiperactividad de Alonso, lo que rescató a los de Ponsarnau, permitiéndoles llegar vivos a los diez minutos finales (69-67).
Con el duelo asistiendo a un intercambio de aciertos y errores por parte de ambos bandos, el 80-78 a cuatro minutos del final prometía emociones fuertes. El problema para el conjunto vizcaino se focalizaba, para su desgracia, en su principal debilidad, la defensa interior, pues Kyser y Sulejmanovic se veían obligados a jugar esos últimos compases con cuatro personales en su casillero. Una antideportiva sobre Smith permitió al escolta de los hombres de negro empatar la contienda a 83 puntos a 2:55 del final, pero a partir de ahí todo fue una calamidad. Sule tuvo que abandonar el choque en la siguiente acción, Tsalmpouris perdió una bola, a Smith le señalaron unos pasos más que dudosos tras una magnífica defensa coral y un dos más uno de White resolvió la papeleta (87-83). Smith intentó ser el héroe y fue castigado con un tapón y ni siquiera una falta en ataque de Markel Starks permitió el más difícil todavía, pues Alonso perdió otro balón para acabar de dar forma a otra debacle final.