Si alguien pensaba que las dos últimas derrotas podían hacer zozobrar la nave del Surne Bilbao Basket, instalar dudas en su mentalidad o convertirlo en un equipo temeroso, los hombres de negro se encargaron ayer de demostrar que no hay flaqueza en su espíritu, que ese colectivo ha conseguido fabricar un carácter ganador que le permite levantar la cabeza incluso en las situaciones adversas. El conjunto vizcaino compareció ayer en el enérgico Pazo lucense con su rotación exterior muy mermada –la marcha de Valentin Bigote aún no ha sido sustituida y a ella se le ha unido la lesión de Ludde Hakanson–, perdió a Ángel Delgado por expulsión en los primeros compases del tercer cuarto y pese a todo fue capaz de marcarse un partidazo que le permitió salir victorioso ante el conjunto revelación de la presente campaña, un Río Breogán al que esta vez cortó las alas un rival compacto, serio y extraordinariamente acertado desde la larga distancia.
Defensa y triples. Esos dos fueron las factores que permitieron a los de Álex Mumbrú abrazar el decimoprimer éxito del curso, a uno de esas doce victorias que acostumbran a anunciar la salvación definitiva y que pueden abrir la puerta hacia ensoñaciones todavía más placenteras. Lo primero sirvió para romper el choque en el segundo acto y fabricar una excelente renta de 16 puntos (33-49) al descanso. Lo segundo (14 de 24, 58% de acierto) fue clave no solo para mantener una vía de suministros constante, sino sobre todo para sofocar los intentos de rebelión de los de Veljko Mrsic en el último cuarto, en cuyo amanecer llegaron a acercarse a seis puntos (58-64). Pero en esos diez minutos finales, los visitantes lucieron un extraordinario seis de ocho en triples que cercenó las ilusiones de los locales, con especial mención a un tres más uno de Jonathan Rousselle a 3:20 del final con un inquietante 75-81 en el luminoso.
Como podía esperarse, el Río Breogán, sin Tyler Kalinoski, focalizó su peligro en el excelente y multidisciplinar Dzanan Musa (27 puntos y 29 créditos de valoración) y en el poder interior de Rasid Mahalbasic (18 y 20 respectivamente), pero Mumbrú supo encontrar mejores recursos y sus jugadores actuaron con mayor intensidad y solidaridad en retaguardia. Lideraron las andanadas los brillantes Andrew Goudelock (24 puntos con magníficos porcentajes para 27 de valoración) y el soberbio Damien Inglis (22 y 29 respectivamente haciendo daño con los triples, de espaldas al aro, en segunda jugada... ¡una brutalidad de jugador!), pero los Rafa Luz, Álex Reyes, Jeff Withey y Rousselle también tuvieron sus momentos de brillo.
A TODO RITMO
Con Musa penetrando a placer y una antideportiva de Delgado por un golpe sobre Mahalbasic, fue el Río Breogán el que arrancó mandando en el luminoso (6-0), aunque los visitantes lo equilibraron rápidamente gracias al acierto de Luz, Goudelock y Walker desde la línea de 6,75 (11-11). Con el choque repleto de ritmo y las defensas poco asentadas, ambos equipos apostaron por alimentar a sus pívots, que movieron los guarismos de sus respectivos conjuntos ganándose constantemente la batalla en ataque. Lo mismo aconteció posteriormente con el duelo de pistoleros entre Musa y Goudelock, con nueve y ocho puntos respectivamente en los diez primeros minutos, lo que unido al impulso del efectivo Inglis permitió a los de Mumbrú cerrar el acto inaugural en ventaja (22-27).
La mejora defensiva del Surne Bilbao Basket, con muy buenas ayudas y un elevado nivel de intensidad para evitar lanzamientos de los principales focos de peligro de la escuadra gallega, le permitió impulsarse hasta el 26-37 a 4:46 del descanso pese a un par de errores evitables en situaciones ofensivas que pudieron haber ampliado la ventaja aún más. Inglis era una pesadilla para los de Mrsic, que se vio obligado a detener el encuentro para reactivar a los suyos. No lo logró. Solo dos contraataques fallados evitaron que los hombres de negro alcanzaran el ecuador de la contienda con una ventaja superior al de todas maneras excelente 33-49 que recogía el marcador del Pazo tras un segundo cuarto sobresaliente de trabajo y acierto.
AGUANTAR LA REACCIÓN LOCAL
El conjunto visitante lucía a esas alturas un 63% en tiros de dos puntos (12 de 19) y un 53% en triples (7 de 13), lo que unido a su gran desempeño atrás marcaba diferencias. Solo sus nueve pérdidas ensuciaban su lustrosa hoja de servicios, pero en la reanudación todo lo bueno hecho hasta entonces amenazó con torcerse. El Breogán arrancó mucho más entonado el tercer acto, con Lukovic asumiendo más responsabilidades, mientras que en el Surne Bilbao Basket todo fue a peor. No solo fue que tardara más de tres minutos y medio en sumar su primera canasta, sino que además se quedó sin Delgado, eliminado tras una técnica discutidísima tras una falta muy rigurosa. ¿En qué cristalizó todo esto? Dos tercios de la renta desaparecidos (52-57) y un Breogán mucho más entero con el impulso del Pazo. Inglis regresó al rescate de los suyos, pero los de Mumbrú habían perdido gran parte de su compostura y dureza defensiva.
En esta nueva dinámica de partido, el 56-64 con el que se llegó a los diez minutos finales gracias a un arreón del omnipresente Inglis y Withey sonaba hasta bien. Y acabó siendo magnífico porque los hombres de negro sacaron a relucir sus fusiles. Abrieron fuego desde la distancia triple Rousselle y Reyes (58-70), siguieron Luz y Goudelock (64-76) y cuando el Breogán trató de revolverse a base de penetraciones y el talento de Musa el tres más uno del base galo cerró cualquier puerta (75-85). Los locales se aturullaron por las prisas y los visitantes se llevaron el premio final.