Ya está aquí el nuevo villancico de Leticia Sabater. Como ya amenazó la semana pasada, su canción navideña se ha estrenado este lunes y lo hace siguiendo su estilo habitual: unir elementos navideños con conceptos sexuales, poca ropa (muy típico navideño) y una dura pelea entre la música, la letra y la imagen por ver quién de ellas es la peor.
Pero es que eso la catalana lo borda. Sabe que sus canciones son soeces y de bajo presupuesto, pero le permiten vivir de ellas porque se viralizan, porque la curiosidad lleva a ver qué ha hecho esta vez, si ha superado al Polvorrón o si se le reconoce después de su 948º retoque estético.
Con el título del tema se disipa cualquier duda, si es que la había: Papá Noel, lléname el tanque. Vamos, uno más de esos juegos de palabras tan sutiles de Leticia mezclando Navidad y sexo. Y no hace falta ver muchos segundos del vídeo para comprobar que es lo que se espera de él: imágenes de cenas de empresa que podrían estar grabadas con un Nokia 3310 y una letra que arranca así:
Esta noche tú y yo nos vamos a despechugar,
un pedito rico en la cena de Navidad,
ponte un gayumbo sexy rojo pa’ perrear,
mete el anillo en la copa y salte pa’ chingar.
Para rematar, llega el estribillo, que es un homenaje (¿plagio?) a la sesión nº52 de Quevedo con Bizarrap (su villancico de 2021 también se parecía sospechosamente al Perra de Rigoberta Bandini, hay que reconocer que sabe elegir éxitos), tirando de autotune y con la sensación de que va a cantar ese “Quédate” que tanto ha sonado este verano. Pero no, lo que suena es:
“Lléname el tanke,
mete la manguera pa’que me arranque”.
Al pobre Papá Noel lo pervierte en todo momento. Y no sólo a él. Hay momentos del vídeo en los que parece que un rey mago le está practicando sexo oral.
“Esta cenorra se está calentando,
Papá Noel, tú y yo la party la terminamos
a cuatro patas y chingando”.
Por si fuera poco, Leticia Sabater cuela entre sus imágenes, surrealistas todas y con animaciones y grafismos propios de 1989, los batidos de frutas que una empresa alemana ha sacado a la venta con su cara, y la canción termina con un supuesto Julio Iglesias cantando la clásica versión soez del estribillo de La Marimorena. Un circo.