En 'Firs Dates' nunca se sabe cómo van a acabar las citas. Si la química surge, está garantizada una segunda oportunidad. Pero esto no siempre ocurre. Así, en la cita entre Esther y Manuel, menos química, hubo de todo.
Esther, de 81 años, llegó al restaurante del amor con las ideas claras. Ella no buscaba una pareja. Quería un hombre para pasar ratos con él pero sin ningún compromiso serio. Tu por tu lado y yo por el mío.
Manuel, viudo de 84 años, quería algo más. Una pareja estable con la que poder pasar el resto de su vida junto a ella. Se presentó como un hombre con muchos amigos y con una gran experiencia vital, ya que había viajado por muchos países.
El primer encuentro ya no fue bueno. Esther se quejó de que el tocara el brazo nada más conocerla. "No me conoce de nada y me coge el brazo, no lo veía normal'", dijo a las cámaras. Tampoco le gustó que fuera de Toledo, ya que quería a alguien que viviera en Madrid, su lugar de residencia.
Manuel le contó que no tenía contacto con sus hijos, lo que le extrañó. "Lo veo muy raro, aquí pasa algo'', señaló.
"Busco una señora sin arrugas"
Por un momento llegaron a conectar tímidamente cuando ambos confesaron haber sufrido un ictus. Sin embargo, Manuel tampoco bebía los vientos por Esther. ''Está bien pero no es de mi estilo, busco una señora que no tenga arrugas en la cara'', aseguró.
Y para rematar la faena a Manuel no se le ocurrió otra cosa que pedirle una foto a Elsa Anka. ''Eso está muy feo'', le reprochó Esther.
Lo de las arrugas tensó todavía más la situación al final de la cita. Ambos se rechazaron pero Manuel sacó a relucir lo de las arrugas. "No entiendo lo de las arrugas porque tú eres más mayor que yo'', precisó Esther. Aunque Manuel le pidió perdón, cada uno se fue por su lado.