Nada como la primera vez. Siempre emocionante, sorprendente, viva, apasionada. Esos sentimientos universales que acompañan a un rito iniciático, a abrir huella hacia lo desconocido, como aquellos pioneros que conquistaron lugares inexistentes hasta que se descubrieron, se pegaron en la piel, el corazón y los sentidos del Laboral Kutxa, el alma del ciclismo femenino vasco, cuando supo que el Tour de Francia le eligió.
La llamada de la carrera más grande del mundo supone el reconocimiento del trabajo desplegado desde una estructura que no para de crecer desde la humildad pero con la mirada puesta en la línea del horizonte.
Más allá de lo que alcanza la vista, se demanda valentía, confianza y espíritu de superación. Nadie dijo que fuera sencillo. Todos los logros extraordinarios requieren esfuerzos a la altura.
Sobre las nubes pedalea el Laboral Kutxa, que accede al Olimpo del ciclismo entre el 12 y el 18 de agosto después de que la organización del Tour seleccionara al Laboral Kutxa entre sus invitados para disputar la mejor carrera del mundo. Una enorme distinción bajo cualquier análisis.
En Rotterdam, ciudad portuaria, desembarcará alegre, feliz, el equipo vasco, que tendrá que elevar el gaznate para rematar una carrera que se encumbrará en Alpe d’Huez, una de las montañas mágicas del ciclismo, un puerto que se venera y un lugar para recordar. Para siempre. Con la memoria se construye la historia.
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El Sol del ciclismo, la carrera que lo es todo, la que da y la que quita, recibirá con las brazos abiertos al Laboral Kutxa, que recoge la herencia fantástica de Joane Somarriba, tres veces campeona de la carrera, y asesora del equipo vasco. Disputar la Grande Boucle es un punto de inflexión. Un hito sobresaliente para una escuadra que avanza con paso firme siguiendo el rastro de la excelencia. La mejoría constante como norte.
"Para nosotras estar en el Tour de Francia es lo máximo a lo que se puede aspirar deportivamente. Al fin y al cabo, es la prueba por excelencia, donde todo el mundo quiere estar presente y donde está todo el foco de atención de los medios. Tanto para el equipo como para el proyecto es un premio enorme estar en la mejor carrera del mundo”, expone Ion Lazkano, director del Laboral Kutxa, un equipo que competirá entre el domingo y el 5 de mayo en la Vuelta femenina que comienza en Valencia y concluye en Madrid.
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“Recibir la invitación del Tour de Francia es fabuloso para nosotras. Se puede decir que otro sueño se hace realidad y que una vez más el equipo Laboral Kutxa da un paso hacia delante. Todas sabemos la importancia y repercusión que tiene el Tour de Francia en el ciclismo. Por eso, desde el punto de vista de preparación y de calendario, vamos a hacer algunos pequeños cambios para llegar al cien por cien al Tour de Francia y elevar nuestro maillot a lo más posible”, considera Ane Santesteban, líder de la formación vasca, que buscará brillar en la cita francesa.
El proyecto estrella
El Tour, que se celebrará entre el 12 y el 18 de agosto, exigirá la mejor versión del Laboral Kutxa, una estructura asentada, que cuenta con el patrocinio de la entidad financiera hasta 2029. Un respaldo formidable para impulsar el proyecto estrella del ciclismo vasco femenino. La seriedad y la consistencia del Laboral Kutxa es indudable. Ese salto cualitativo no ha pasado desapercibido para los rectores del Tour.
“También creo que refleja el trabajo que se está realizando desde los despachos hasta la carretera ya que estar en un escenario de este calibre es la consecuencia de todo ello y supone la consolidación del proyecto y la estructura que formamos", argumenta Lazkano a la espera de que el Tour abrace al Laboral Kutxa.