Entre los 3.000 km de vías verdes que se pueden recorrer en nuestro entorno hay alguna que permanecen escondidos y que al recorrerlos permiten disfrutar de una experiencia deportiva y cultural intensa. Entre estos antiguos trazados ferroviarios acondicionados ahora para el ocio y el turismo activo destaca la Vía Verde del Val de Zafán, que une la localidad turolense de Puebla de Híjar con la tarraconense Tortosa.
De Puebla de Híjar parte la Vía Verde de Val de Zafán, que en su recorrido por Terurel se puede dividir en tres tramos, dos acondicionados y uno transitable pero que no se ha preparado todavía para senderistas y aficionados a las bicicletas.
Los acondicionados son los dos extremos, de Puebla de Híjar hasta Puigmoreno, de unos 22 kilómetros, y de Valdegorfa hasta Cretas-Lledó, en la muga entre Teruel y Tarragona, de unos 40 kilómetros. En el centro, y con Alcañiz como hito prinicipal, un tramo de unos 25 kilómetros que se pueden recorrer pero que hay que compartir con los vehículos motorizados.
El tramo norte
Este primer tramo que recorre el norte de Teruel comienza en la estación de Puebla de Híjar. Ante de comenzar el recorrido se puede visitar la iglesia de la Natividad, cuya imponente estructura domina desde lo alto todo el pueblo y parte del entorno mas cercano, la ermita de Nuestra Señora de los Dolores y la plaza Charif. Ya de camino se pasa por el puente de la Torica, que recibe su nombre de la vieja locomotora de carbón que hacía el recorrido, y un poco más adelante se atraviesa el túnel del Montecico.
El camino que recorre este tramo es un muestrario de viaductos que salva distintos accidentes geográficos y que se convierten en improvisados miradores de un paisaje cruzado por barrancos y ríos. Así se pasa por el viaducto del río Martín conocido como Puente Negro o Puente de San Carlos. Paralelo al río Martín transcurre la GR 262 hasta su desembocadura en el Ebro, pero no forma parte de la vía. Pasado este punto se llega a la abandonada estación de Huerta de Samper, desde la que se puede ver la villa de Samper de Calanda y la vega del Río Martín del que nacen numerosas acequias que riegan los campos de la comarca.
El camino sigue hasta la estación de Puigmoreno pasando por diversos puentes más.
Visitar Alcañiz
El tramo entre Puigmoreno y Valdealgorfa, que pasa por Alcañiz, es transitables pero no está completamente acondicionado para su uso deportivo. De hecho, se comparte con los vehículos motorizados.
Durante un descanso se puede recorrer este pueblo, que aunque poblado desde hace tiempo es característico de colonización de los años 50 del siglo pasado. Destaca su iglesia de San Miguel Arcángel, ejemplo de la arquitectura rural oficial de esa época.
Más adelante a uno 10 kilómetros se encuentra la monumental Alcañiz. Como localidad fronteriza en la Edad Media se ubica en un alto en cuya cima se construyó el castillo de los Calatravos, orden militar a la que se le encomendó su defensa. Su imponente estructura alberga ahora un parador nacional.
Al castillo se une la iglesia de Santa María la Mayor, del que destaca su gran torre-campanario, el edificio de la Lonja en la plaza Mayor, la portada de la antigua iglesia de San Pedro; el edifico del Ayuntamiento, en cuyos bajos se puede ver el conjunto de pintura mural gótica de las antiguas Casas Comunes de la Villa.
Hacia Lledó
Una vez alcanzada la localidad de Valdealgorfa la vía verde vuelve a estar acondicionada para el disfrute de los excursionistas. Antes de salir de esta localidad se puede visitar casa-palacio de Antonio Puig, del siglo XVI-XVII; la Casa Consistorial, una reedificación en 1601 de la antigua casa de la Cofradía de San Martín y Santa María Magdalena; la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, el convento de las Clarisas y su claustro, la ermita de Santa Bárbara, la curiosa Nevera en el barranco de las Fuentes, por la carretera que se dirige hacia la antigua estación de ferrocarril, y el Túnel del Equinoccio, este ya de camino y que dos veces al año el sol del amanecer ilumina de forma natural su interior.
Una vez alcanzada, tras un largo ascenso a través de una poblado bosque mediterráneo, en la localidad de Valjunquera por su abandonada estación, la vía de Val de Zafán entra en la comarca de Matarraña. Se inicia un largo descenso que recorre varios poblados antes de llegar a la muga con Catalunya. El primer hito será Valdeltormo, a un par de kilómetros de la estación de la localidad. Por el camino se puede hacer un desvío para conocer los poblados ibéricos de Torre Cremada y el Tossal Montañés.
La vía sigue y tras pasar por Valdeltormo se llega a la antigua estación de Torre del Compte, que se ha restaurado y se ha convertido en un hotel de cuatro estrellas con restaurante. La torre-campanario de la iglesia de San Pedro Apóstol dará la bienvenida a los visitantes.
Entre campos de cultivo y pinares, al vía avanza hacia las estaciones en ruinas de Valderrobres, Cretas y Lledó, punto final del viaje antes de entrar en Tarragona. A esta última se llega cruzando un impresionante viaducto de hormigón y piedra sobre el río Algars con cinco tramos de 20 m y cuatro arcos centrales.