Un año después de tomar las calles de Bilbao con sus camisetas amarillas, la plataforma ciudadana en defensa del tren Santander-Bilbao no aprecia mejoras en el servicio, a pesar de haber recuperado desde entonces las frecuencias previas a la pandemia. Motivo para convocar una segunda manifestación, que ayer jueves les condujo a las puertas de la sede de la subdelegación del gobierno en la plaza Moyua. “Se registran un montón de incidencias y la gente se cansa. Muchos ya ni siquiera bajan al tren” porque pueden llevarse la desagradable sorpresa de que haya sido suprimido “y envíen un autobús media hora más tarde”, relató Erika García, una de las portavoces de la agrupación. En definitiva, el servicio “sigue siendo pésimo”, resumió el alcalde de Karrantza, Raúl Palacio, que también acudió a la movilización.
Puede sonar “reiterativo porque siempre decimos lo mismo, pero una de las claves para evitar la despoblación reside en el transporte público y el que sufrimos en nuestro municipio y en Enkarterri es desastroso”, insistió el regidor. En comparación con otras comarcas, no solo carece de Metro, sino que el tren que existe “resulta insuficiente para los médicos, para estudiar, trabajar” particularmente en zonas rurales en las que “dependemos del coche” o se exponen “a que la gente se marche de nuestros pueblos”.
A nivel institucional, “como Ayuntamiento nos estamos chocando contra una pared durante años porque nunca ha habido respuesta a las mociones y escritos presentados” ante Renfe y Adif. Desde Karrantza llegaron a plantear sufragar la diferencia del importe de los billetes de los viajeros reales y los que establecieran para considerar rentable el servicio. Sin embargo, “ni siquiera ha habido contestación”, lo que interpretan desde el Consistorio como “falta de voluntad real”. La misma que reclaman al Gobierno vasco “un poco más de presión” para dar “pasos en firme” hacia un adelanto de la transferencia de la competencia ferroviaria. En los planes estratégicos comarcales “siempre aparece el tren; se menciona extender el Metro a Alonsotegi y reforzar el transporte ferroviario de allí a Balmaseda, pero para la línea Santander-Bilbao, nada”.
En la plataforma también “nos hemos dirigido a todo el mundo sin soluciones a corto plazo”. Renfe “asegura que han comprado más trenes, pero el problema no se reduce a eso”, lamentó Erika García.