“La rehabilitación es la gran olvidada”. Así se pronuncia Carlos Fernández, director gerente de la empresa Gogoa Mobility, especializado en la fabricación de exoesqueletos ligeros dirigidos a usos médicos, deportivos o laborales-profesionales.
Y es que según destaca, la mayoría de veces en la Sanidad, tras la operación “te mandan a casa”, lo mismo que ocurre en caso de los pacientes que acaban de sufrir un ictus. Así, destaca el valor de la rehabilitación, y expone los beneficios de usar una tecnología avanzada, mediante exoesqueletos y programas adaptados a cada paciente para “conseguir más en menos tiempo”.
A juicio de este responsable, las clínicas de neurorrehabilitación con exoesqueletos de su modelo de negocio “no venden horas de rehabilitación como ocurre con los tratamientos tradicionales; las clínicas aplican tratamientos específicos y particularizados para cada paciente con el objetivo de restaurar eficazmente sus capacidades funcionales de movimiento y cognición”. Ya que defiende que se puede acelerar el tiempo recuperación de las lesiones o patologías respecto a tratamientos tradicionales.
Y es que más allá de la comercialización de los robots con los que cuenta la empresa, el grupo gestiona dos clínicas en Euskadi (en Urretxu, Gipuzkoa, y el segundo, en Bilbao, abierto hace ahora un año) han permitido definir con claridad los tratamientos más eficaces que ahora se quieren ampliar y desarrollar en otros mercados.
En estos centros se podrán tratar desde lesiones medulares incompletas, hasta lesiones con daño cerebral adquirido, ictus o enfermedades neurodegenerativas (párkinson, esclerosis múltiple, ELA, ataxia o distrofias musculares), entre otras patologías.
Tratamiento acelerado
La idea es que los profesionales del sector, neurólogos, médicos rehabilitadores y fisioterapeutas se convenzan de los beneficios que aporta trabajar con exoesqueletos. “Queremos socializar entre los agentes sanitarios que el uso de exoesqueletos acelera el tiempo de recuperación de los pacientes y aporta beneficios reales en tratamientos de enfermedades neurológicas”, destaca Carlos Fernández, socio director gerente del Grupo Gogoa.
Ya que como subraya, “en el caso del ictus estamos consiguiendo que en muchos casos vuelvan a caminar”. Además, asegura que consiguen que los pacientes vuelvan a tener un patrón de movimiento mucho mas natural y evitar así lesiones de cadera.
“Lo bueno es que aunque hayas sufrido el ictus hace cinco años, con una terapia manual te dicen hasta aquí has llegado, pero con el exoesqueleto puedes llegar a recuperar mucho; pueden tener una gran ventaja en la rehabilitación”. En el caso de los que han tenido un accidente cerebrovascular recientemente, “la mejoría será aún más notable”, indica Fernández.
Por ese motivo precisamente, cuestionado por los beneficios que tendría contar con exoesqueletos en la Sanidad pública, para poder mejorar los tratamientos a los pacientes, Fernández defiende que más allá de los beneficios sanitarios, sería mucho más rentable económicamente. “Cuanto más se rehabilite la gente más se reduce el coste en Sanidad pública. Irán menos al médico, y también tendrá un coste menor en servicios sociales al reducir el nivel de dependencia”. Por eso, apunta a que “si se hace un análisis global con lo que te ha costado rehabilitar a la persona y la reducción de coste que implica a nuestra sociedad es enorme”.
Más clínicas
Así, con el objetivo de expandir su tecnología por todo el mundo, la empresa vasca ha abierto una ronda “escalable” de financiación de 35 millones. De esa forma, irán abriendo clínicas por el Estado, y también por Europa. “El objetivo es abrir 20 clínicas fundamentalmente en Europa para luego dar el salto a EEUU y el sureste asiático”. De esa forma, se prestará el servicio de rehabilitación pero también “serán centros de demostración de nuestra tecnología”, apunta Fernández, para comercializar así sus equipos a otras clínicas y hospitales, dando a conocer de esta manera la tecnología y los resultados de su aplicación.