Ha sido el mejor jugador de la selección de la República Checa durante el Europeo Sub-20 que se ha disputado en Pogdorica. Ondrej Hanzlik ha dejado claras muestras de la calidad que atesora en la cita celebrada en la capital de Montenegro. Destellos de clase. Sí. Mucha, además. El canterano baskonista ha brillado con luz propia y se ha destacado como un más que notable tirador y además ha paseado su clarividencia en el juego durante los siete partidos que ha disputado en la capital balcánica.
Sin embargo, su excelente torneo no han servido para evitar el más que discreto papel de su equipo. La República Checa se ha quedado a un paso de acabar en última posición. La victoria lograda en el último partido frente a Ucrania por 80-61 permitió al equipo checo concluir el campeonato en la decimoquinta plaza de dieciséis equipos.
Un discreto resultado para un equipo del que se esperaba más y que por momentos ha tuteado a los grandes equipos de este Europeo sub-20. De hecho, a punto estuvieron de colarse en la lucha por las medallas tras poner contra las cuerdas a la potente selección de Montenegro, la anfitriona, contra la que cayeron por 80-78.
No pudo ser. Estuvo cerca. También se quedaron a un paso de vencer en el partido contra Italia por la lucha para optar a la novena plaza. El notable partido del joven jugador azulgrana, máximo anotador de su equipo (12 puntos) y asistente (4), además del más valorado (16) no fue suficiente ante el conjunto transalpino, que se hizo por la victoria por 71-70.
Y es que el escolta, en los 23 minutos de media que ha permanecido en pista, el tercero que más ha jugado de su equipo, ha promediado 13,4 puntos, máximo anotador de su equipo, 3,6 rebotes, 2 asistencias y 0,6 robos por encuentro para una valoración de 13,7, también la mejor del combinado checo. A todo ello, hay que añadir su exclente carta de tiro, un 65% en lanzamientos de 2 y un 42% en triples. Notable. Sin embargo, esa alegría por su actuación personal, no le quita el regusto amargo por el discreto papel de su equipo.