¿Hay alguien al que no le gusten los huevos fritos? Sí, los hay, aunque escasos, no son figuras míticas. Tendrán problemas a la hora de hacerse una cena sencilla y nutritiva en dos o tres minutos, pero el problema que no tendrán será el de las salpicaduras de aceite que pringuen y manchen la cocina.
Todos sabemos que a la hora de freír un alimento en aceite, la misma humedad del producto puede hacer que el aceite salte con violencia cuando el agua se calienta y se convierte en vapor. Las consecuencias pueden ser variadas, siendo la más grave sufrir algún tipo de quemadura. Pero lo más habitual es tener que limpiar de grasa la zona de los fuegos, y si el desastre ha sido gordo, toda la zona de trabajo.
Las abuelas y los chefs
¿Como se puede evitar, o minimizar, que el aceite ensucie la cocina? El pringue de grasa puede llegar muy lejos y muy profundo, por lo que la posterior limpieza suele ser laboriosa. Y quienes más tiempo han pasado y pasan frente a los fogones, las abuelas y los chefs, han ido aplicando diversos trucos para evitar pasar mucho tiempo limpiando la cocina.
El truco más básico y sencillo, y que se ha visto durante mucho tiempo en las cocinas de gas, ha sido la de poner alrededor del fuego papel de aluminio y basta con retirarlo para que la limpieza sea más sencilla ya que para limpiar una cocina de gas hay que desmontar bastantes piezas. Además, al desaparecer de la mayoría de los hogares, este truco ha caído en desuso.
Otro truco es usar las tapas, que tienen su lado eficaz al impedir que el aceite que salte vaya más allá del propio recipiente, pero que tiene su contraparte al condensarse el vapor en ellas, formarse gotas que vuelven a caer en el aceite al levantarlas y haciendo que vuelva a saltar.
El truco de la harina
Pero tras la experiencia adquirida tras toda una vida delante de ollas, pucheros y sartenes, nuestras abuelas encontraron el truco casi definitivo para evitar que el aceite no salte cuando se fría un huevo. Añadir harina en el aceite caliente antes de echar el huevo.
Se trata de que se caliente el aceite a fuego medio primero y cuando haya cogido temperatura añadir una pizca de harina y removerla con suavidad, no queremos crear olas que saltes de la sartén y manchen la cocina, en el aceite hasta que se disuelva. Entonces ya se puede cascar el huevo en un vaso y verterlo con cuidado.
La idea es que la harina absorba la humedad que haya en la sartén, en el aceite y la que deja el huevo al freírse. De esta manera se evita que el agua se convierta de golpe en vapor, se expanda y la burbuja reviente salpicando de aceite todo a su alrededor.
Hay quien usa una variación de este truco y cambia la harina por la sal. Esta también absorbe la humedad evitando las salpicaduras, pero se corre el riesgo de que el huevo quede más salado de la cuenta, por lo que antes de servir huevos fritos con esta técnica conviene hacer pruebas para cogerle el punto exacto de sal.
Cómo hacer el huevo frito perfecto
Con esto claro ya podemos hacer el huevo frito perfecto, un manjar para muchos y que no lleva demasiado tiempo cocinarlo. Pero para que quede bien hay una serie de puntos que hay que tener en cuenta.
Los ingredientes básicos son tres, el huevo, el aceite y la sal. Se le puede incorporar al gusto del comensal alguna hierba o especia extra. El huevo debe ser lo más fresco posible y antes de cocinarlo hay que atemperarlo, sacarlo del frigo un rato antes para que pierda el frío. En cuanto al aceite, de oliva virgen extra es la mejor elección, pero la mayoría de los aceites de oliva le dan un buen toque.
Calentar la sartén, antiadherente mejor, y cuando esté bien caliente echar aceite suficiente para cubrir bien el fondo, que cuando se caliente no quede el centro vacío. Hay que recordar que es huevo frito, no a la plancha. Cuanto más aceite mejor, pero ya sabemos a qué precio está, así que sin pasarse.
Con el aceite a unos 120º, poner un poco de harina y enseguida el huevo. Si se quiere que le salga la puntilla alrededor el aceite deberá estar bastante caliente y romper los bordes de la clara con un tenedor ayuda. Mientras se fríe se puede echar aceite de la sartén por encima del huevo con la espumadera.
Una vez el huevo frito esté al gusto, sacarlo con la espumadera y escurrir bien el aceite. Añadir la sal y las especias que apetezca y echar mano del pan.