Las toallas del baño son un elemento del hogar que debemos renovar con una cierta frecuencia. Con el uso y los lavados, se van desgastando, pierden presencia y capacidad de absorción; se vuelven ásperas y feas, por lo que llega el momento de cambiarlas.
Compramos unas nuevas y con toda la ilusión del mundo las estrenamos; sin embargo, pronto descubrimos que, aunque estén suaves y esponjosas, dejan todo lleno de pelusas. Nuestro cuerpo, el suelo, el inodoro, el lavabo o la bañera aparecen teñidos del mismo color que las toallas.
De nada te servirá sacudirlas con fuerza o tratar de quitarles las pelusas a mano; siempre quedarán más. El primer paso para acabar con ellas y disfrutar de tus toallas desde el primer uso debe ser lavarlas antes de usarlas.
Cómo lavar las toallas nuevas
En primer lugar, debes meterlas a la lavadora con el programa que uses habitualmente. Haz una colada solo de toallas para evitar que el resto de prendas queden impregnadas de pelusas y no utilices suavizante.
Tras este primer lavado lo más probable es que las toallas sigan desprendiendo pelusas, y aquí es donde puedes echar mano de un sencillo truco para acabar con ellas. Coloca las toallas a remojo en un barreño grande o en la bañera y echa agua templada hasta que las cubra por completo.
Cuando estén bien empapadas, vierte medio vaso de vinagre blanco y sal gorda. Remueve bien para que se impregnen bien de ambas sustancias de forma que el vinagre secará las pelusas y la sal gorda raspará las toallas y quitará de raíz todas las pelusas incrustadas en el tejido. Para evitar que tus manos queden impregnadas del olor a vinagre, puedes ayudarte de un palo de escoba o de unos guantes.
Déjalas a remojo entre 2 y 3 horas; después sácalas y vuelve a meterlas en la lavadora (sin suavizante). Usa un programa corto, con centrifugado y a una temperatura de 30ºC porque las toallas ya están limpias y solo necesitas eliminar los restos de sal.
Es esencial que una vez que estén lavadas las pongas a secar al aire libre. El sol ayudará a que no se acumule la electricidad estática en las toallas y a que no se queden las pelusas pegadas, sino que se eliminarán con el efecto de la brisa.
Bicarbonato de sodio
Otro sencillo método para quitar la pelusa de las toallas es usar bicarbonato de sodio. Añade media taza en tu lavadora junto con las toallas y lávalas con tu programa habitual y sin usar suavizante. Cuando las saques, verás cómo las pelusas habrán desaparecido.
Red de nailon o rodillo
Otra forma de eliminar las pelusas de las toallas nuevas es envolverlas en una red de nailon y ponerlas en la secadora alrededor de media hora. Pasado este tiempo, hay que quitar el filtro del aparato, limpiarlo y colocarlo de nuevo para después volver a iniciar el proceso de secado.
Congelador
Otra opción es meter las toallas en el congelador antes de lavarlas y secarlas. La razón por la que esta práctica funciona es que el proceso de congelación endurece las fibras sueltas y la pelusa dentro de las toallas para evitar que se desprendan con el uso.
Rodillo quitapelusas
Antes del primer lavado de las toallas, también puedes pasar un rodillo quitapelusas para eliminar las fibras sueltas. Después, lávalas siguiendo el truco del bicarbonato o del vinagre y la sal.
No usar suavizante
Aunque el suavizante haga que las toallas queden muy suaves y con un agradable aroma, en el caso de las toallas que desprenden pelusa lo más recomendable es no utilizar suavizante. Los químicos que este contiene cubren las hebras, las toallas absorberán menos agua y desprenderán más pelusa.
La próxima vez que estrenes una toalla podrás hacerlo con la tranquilidad de que no vas a sufrir más los inconvenientes del tejido. Prueba con alguno de estos trucos para disponer de unas toallas suaves, perfumadas y lo más importante, libres de pelusas.